De nuevo el tedio regresó a la gran mansión, Hassan se refugiaba más en su amor por Amelia y ella se dejaba querer por que sospechaba del amor que Leonora sentía hacia su marido. Entraba a la biblioteca cuando estaban trabajando y se arrojaba a sus brazos, siempre veía a Leonora, ésta no soportando ver tremendo descaro, y Amelia gozaba al verla sufrir.
Una noche entró Leonora a su habitación, se sentía impotente, por no poder decir nada del engaño de Amelia a su marido, él cegado por el amor a su mujer, quien no la merecía, y decidió que no podía quedarse más, no seguiría sufriendo por un hombre que jamás la querría, que no veía más que como una buena empleada y decidió que al día siguiente renunciaría, regresaría a Londres en donde buscaría un trabajo, y no volvería a saber nada sobre Hassan y Amelia, con estos pensamientos se fue a la cama sintiéndose más tranquila, por fin pondría un alto a sus sentimientos y estando lejos se olvidaría de Hassan Al Rashid.
Al día siguiente se esmeró en su arreglo y bajó a decirle a su jefe que renunciaba, que regresaría a Londres, entró a la biblioteca, Hassan ya estaba ahí totalmente absorto en unos papeles.
-Señorita Hayden que bueno que llaga, quería hablar con usted. – Leonora algo nerviosa por lo que pensaba decirle, se acercó al escritorio donde solían trabajar juntos.
-Yo también quiero hablar con usted señor. – Hassan dejó de ver los documentos y la miró.
-Bien dígame.
-No, usted primero. – expresó Leonora que no sabía por dónde comenzar.
-He recibido esta carta de mi arqueólogo en el Cairo, en ella me dice que han descubierto nuevas tumbas llenas de jeroglíficos y que necesita urgente los servicios de un traductor, - Leonora puso los ojos enormes, no podía creer a donde iba la plática, - yo estoy pensando en usted, claro que no sé si usted quiera viajar hasta Egipto, establecerse en mi casa en el Cairo, entrar a las tumbas para hacer las traducciones. – A Leonora se le iluminó el rostro de alegría, el trabajo le venía de maravilla, un sueño hecho realidad, viajar a Egipto, ver las pirámides poder estar ahí en persona ante aquellas magnificas construcciones, y también pondría tierra de por medio entre ella y Hassan, ya no lo vería día tras día en los brazos de Amelia.
- ¡Lo acepto! – Exclamó casi con un grito, Hassan que no estaba acostumbrado a ver a Leonora ser tan efusiva, se asombró por su decisión sin siquiera pensarlo.
-Pero ya le dije que tendrá que mudarse al Cairo y quedarse ahí una buena temporada, hay muchas tumbas descubiertas y mucho trabajo por hacer.
-Y estaría encantada de hacerlo.
-Bien, la veo muy decidida, prepárese para viajar en una semana. – Hassan vio la gran sonrisa en Leonora, estaba muy feliz.
Los siguientes días pasaron rápido, un día antes de salir Leonora preparó su equipaje, Trudy y Lidia estaban al borde de las lágrimas cuando le ayudaban a doblar su ropa y ponerla en los baúles, todos los demás sirvientes estaban tristes, Leonora siempre fue una alegría en la casa. Cuando se subió a la diligencia también ella se sintió triste al dejar sus amigos de la mansión, también pensaba en Hassan, ya no lo volvería ver en mucho tiempo y eso la tranquilizaba.
Todos los sirvientes salieron a despedirla, ella les dijo adiós desde la ventana de la diligencia, cuando se alejó se dijo a sí misma, “estarás bien, solo tienes que dejar pasar el tiempo, un día te acordarás de Hassan como un sueño”.