Leonora H

CAPITULO 22

Al día siguiente Hassan ya estaba esperándola.

-Quiero acompañarla a las excavaciones. – Ella algo extrañada de que Hassan estuviera arreglado y listo para salir le sonrió, juntos salieron de la casa, esa mañana hacía calor Leonera ataviada con su falda crema sin miriñaque, su blusa blanca de encaje sin corsé, el clima era tan caluroso que era imposible llevarlos puestos.

-Vamos por la orilla del río. – Caminaban por la arena blanca, veían el agua azul del Nilo, a través de las sombras de las datileras.

-Leí un libro, las maravillas del Nilo, como subía el cauce en épocas de lluvia y dejaba regadas las tierras, de cómo egipcios observaban donde los cocodrilos desovaban para a partir de ahí sembrar, y que sus cosechas no fueran arrasadas por las subidas del río, de ese modo el trigo era siempre abundante.

-Un pueblo privilegiado, durante años el desierto los mantuvo apartados de los demás y a salvo. – Agregó Hassan.

-Tuvieron mucho tiempo para desarrollar su cultura al verse libres de otros pueblos. – Los dos sonrieron.

-El ser mujer le da privilegios, como el de usar esa sombrilla. – Comentó Hassan al ver que la sombrilla que llevaba Leonora la protegía del sol cuando las palmeras no lo hacían, ella sonrió.

-Sí, no la he dejado desde que llegue, en Inglaterra por lo regular usaba un paraguas, pero el desierto te hace cambiar, hasta en la manera de vestir.

-Ya veo que usa ropa fresca.

-Hace tanto calor que no se puede vestir de otra manera.

-Se ve hermosa. – Ella sintió como el rubor le cubrió toda la cara, - también eso la hace ver hermosa. – Leonora tenía los ojos enormes por la vergüenza.

- ¿Qué?

-Su rubor, cuando le hago un cumplido siempre se ruboriza, ya lo había notado antes. – Hassan le sonrió mientras que ella solo quería alejarse de su lado de inmediato.

- ¿Por qué no se ha casado? Es una mujer hermosa – Leonora continuaba sonrojada, y más con esa pregunta, dio unos pasos para continuar avanzando.

-En una ocasión me lo propusieron. – Dijo con seriedad.

- ¿Era un hombre viejo? ¿No era de su agrado? – Preguntó para continuar con la plática y saber más sobre ella.

-Era un hombre joven. – Dijo Leonora recordando al bello rostro de Felipe, - era buen mozo y de buena familia, era perfecto en todos los sentidos, todo un caballero. – Hassan estaba intrigado.

- ¿Por qué le rechazó?

-Por algo muy simple, - con mucha seriedad agregó – yo no estaba enamorada de él. – Hassan había encontrado muchas cualidades en Leonora, pero ahora ella le revelaba la mejor de todas, no pasaría sobre su integridad solo por una vida mejor que le ofrecía un hombre al que no quería, prefería vivir pobre con sus propios medios.

- ¿Puedo saber el nombre del caballero? - Preguntó muy serio.

-Felipe Tankerville. – Contestó ella en seco, él no conocía a Felipe, pero si a su familia, sabía que eran muy ricos, respetables y si mal no recordaba el padre era el conde Felipe Tankerville, sabía que tenía dos hijos una hermosa jovencita y un guapo caballero, ahora estaba más impresionado.

- ¿Qué le parece si vamos por las pirámides? – Preguntó ella para cambiar de tema.

-Eh… si, vamos.

-Cuando llegué, Ibrahim me llevó a verlas y me platicó toda su historia, todo en ellas es impresionante. – Pero Hassan solo la veía a ella, “Que mujer tan admirable” pensó. – Ahí están las tres alineadas con la constelación de orión.

-Son hermosas, pero a mí la que me gusta es la esfinge. – Dijo él, caminaron hasta llegar frente a ella, - dicen que fue construida en honor a Kefrén.

-Sí, muy bonita.

-También dicen que estaba pintada de colores.

-Se ha de haber visto hermosa, algo de color entre tanto marrón, dicen que si te le acercas y posas la frente en ella te concede deseos.

- ¿En serio? Lo intentaremos – Los dos se acercaron posaron su frente y cerraron los ojos. - ¿Qué fue lo que pidió? – Ella sonriendo le contestó.

-No se lo puedo decir, después no se cumplirá. – Él le sonrió.

Ese día Ibrahim, Leonora y Hassan fueron al museo donde le enseñaron todas las figuras que habían encontrado en la excavación, Hassan las observó todas con detenimiento, algunas vasijas y jarrones aún conservaban los colores, otros tenían inscripciones, sin duda pensaba que todo el dinero invertido no era en vano.

-Creo que una de las piezas más importantes es esta estatuilla del faraón Seti - Comentó Leonora, Hassan la miró de cerca.

-Muy bien, creo que han hecho un muy buen trabajo. – Les dijo a los dos. – Será mejor retirarnos, mañana saldremos para Lúxor. – Leonora no podía creer que estuviera tan animado, parecía que el desierto y las pirámides hubieran inyectado de energía al hombre.  Al llegar a la casa Ja’far le entregó a Leonora una carta.

-Es de mi amiga Julia Hamilton, me retiro a leerla.

-La espero para cenar juntos. – Le expresó Hassan, ella asintió en forma de aprobación.



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En el texto hay: romance, desierto, piramides

Editado: 14.06.2022

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