En la noche Hassan e Ibrahim estaban listos, ataviados a la usanza de los musulmanes, con pantalones bombachos, botas terminadas en punta, túnicas bordadas, llevaban una sable y un cuchillo en forma de media luna decorado con piedras, una mascada en la cintura terminada en barbas y un turbante en la cabeza. Leonora bajó las escaleras con su vestido azul, todo en ella era perfecto, su tenue maquillaje que le hacía resaltar sus enormes ojos y pestañas, su cabello suelto bien cepillado debajo de un velo azul, sus manos llenas de figuras, no tenía joyas como las mujeres musulmanas solían usar en las fiestas, pero se puso el collar de perlas que Hassan le había regalado. Hassan le sonrío al verlo.
-Veo que estima el collar que le regalé. – Dijo Hassan, ella se llevó su mano al cuello tocando las perlas.
-Es la única joya de valor que poseo. – Hassan fue a donde estaba un cofrecito de madera, y se lo dio, ella lo abrió, había un brazalete, un anillo y una gargantilla de oro.
-Me preguntó que había hecho el zoco, fui a cómprale esto. – Le dijo tomando la gargantilla y se la puso en su cuello, Leonora con una gran sonrisa, pero a la vez con vergüenza le dijo…
-Pero esto es demasiado, no lo puedo aceptar.
-Las mujeres de aquí suelen llevar muchas joyas, usted no se puede quedar atrás. – Leonora no tuvo otro remedio que agradecerle el presente con un tímido gracias.
Todas las personas importantes de Lúxor estaban reunidas en el gran palacio del jeque, los tres fueron recibidos como grades personas, Leonora se sintió igual de bien acogida como en el baile del sultán en el Cairo, fue presentada a muchas personas y decían que era la arqueóloga que descifra los jeroglíficos, todos se admiraban. En la cena la plática fue sobre las excavaciones y los descubrimientos recientes, por lo que Leonora se sentía como pez en el agua, hablando y dando su opinión. Luego comenzó el baile, los músicos empezaron a tocar, Leonora bailo con un par de personas, luego llegó Hassan le pidió uno de los bailes, para Leonora bailar con él era como un sueño, tenerlo tan cerca, poder ver sus ojos negros, sus largas pestañas, sus formados labios, no sabía que ahora los pensamientos de Hassan los ocupaba ella, él había visto las cualidades de Leonora, encontrándola inteligente, dedicada, integra y sencilla, pero ahora podía ver lo hermosa que era físicamente, alta, delgada, su cabelle negro sedoso, sus enormes ojos negros remarcados con largas pestañas, sus labios en forma de corazón, era hermosa en cuerpo y alma.
-Tengo calor, ¿Me acompañaría a dar un paseo por el jardín? – Le preguntó Hassan, ella con timidez aceptó, en realidad no quería estar a solas con él, en una situación tan romántica como los hermosos jardines del palacio del jeque, pero no tuvo más remedio y lo siguió maquinalmente. Afuera soplaba una suave brisa, era refrescante, pero hizo que se le callera el velo de su cabeza, dejando ver su brillante cabello, Hassan de inmediato se lo trató de acomodar, Leonora se quedó estática, no sabía qué hacer, él le acomodo los cabellos que le rosaban su mejilla acariciándosela, los ojos de ella estaban enormes, por la sorpresa, jamás habría esperado que Hassan le acariciara su mejilla, luego él se acercó, rozó con su nariz su cuello, ella continuó parada sin hacer nada, solo asombrada.
-Es delicioso. – Le dijo mientras su cara permanecía junto a la de ella.
- ¿Qué es delicioso? – Pudo preguntar con timidez.
-Su aroma, ¿Qué fragancia usa?
-Un perfume que compre, me dijeron que era aroma a lavanda. – Pudo contestar mientras tragaba saliva.
-Es usted una mujer hermosa. – Leonora se le quedo viendo, sus ojos estaban vidriosos a punto de llorar, tenía muchas dudas, “¿Por qué el señor Hassan le decía eso, si el aún estaba muy enamorado de Amelia?” “¿Por qué se le había acercado hasta su cuello?” sin decir nada se retiró, no podía continuar junto a él, las lágrimas comenzaban a derramársele, él la vio alejarse y se dijo…
“Que tonto he sido, como puedo pensar que una joven tan integra como la señorita Hayden esté interesada en mí”.
Dentro Leonora trató de evitarlo, estando lo más lejos posible de él, pensaba que estaba bien resguardada detrás de una torre, cuando llego Hassan y la sorprendió.
-Señorita Hayden, por fin la encuentro, llegué a pensar que se estaba escondiendo de mí. – Leonora con una sonrisa tímida le contestó.
-No, ¿Cómo llegó a pensar eso?
-La fiesta está por terminar, ¿Le gustaría bailar el último baile conmigo? – Él le tendió la mano, ella se la tomó con timidez, los dos caminaron al centro, él la tomó de la cintura, Leonora notó que la acercó más de lo debido, ella lo miró y tragó saliva, a Hassan le gustaron los enormes ojos que lo estaban viendo.
-Parece un siervo asustado, ¿La pongo nerviosa señorita Hayden? – Ella se asombró por la pregunta.
-Tengo que aceptar, que si me pone algo nerviosa.
- ¿Y cuál sería el motivo? – Leonora no podía contestar que estaba completamente enamorada de él.
-Porque es mi jefe, y siento que tengo que hacer las cosas bien. – Él se río por el comentario.
-No tiene por qué preocuparse señora Hayden, su trabajo ha sido excelente. – Ella le sonrió, le gustaba que le dijeran que hacía buen trabajo, los esfuerzos que había hecho su madre y su tío no habían sido en vano, los ojos de Leonora se entristecieron al recordar a su madre, Hassan de inmediato lo notó, le tomó su mentón, le levantó su cabeza para que lo mirara a los ojos.