Los días pasaron en Lúxor y por fin regresaron a el Cairo. Leonora después de tan largo viaje se sentía muy cansada, solo quería ir a descansar a su recamara, pero Ja’far los recibió con cartas de Inglaterra, le tendió una a Hassan y otra a Leonora, era de Maggie, ella entró a su habitación y comenzó a leerla.
“Mi muy querida amiga; te escribo ahora para contarte las buenas nuevas, después de meses de angustia, ahora todo parece estar lleno de felicidad, como ya sabrás según Julia me contó,
que te había escrito una carta dándote la noticia de su compromiso con mi hermano, mis padres al final vieron con buenos ojos su compromiso, encontraron en Julia a una buena mujer, inteligente y admirable, también tomaron mucho en cuenta el que le salvara la vida, y todo eso contribuyó para que felizmente la aceptaran como prometida de Felipe, pero claro que la sociedad burguesa de Londres no la ve igual, en primer lugar está el hecho que Julia es huérfana, sabemos que su madre murió cuando Julia tenía apenas tres años, pero el padre nunca se ha sabido quien es o fue, y hasta la han llegado a criticar por que trabaja, las jóvenes de buena familia no trabajan, también porque su oficio está reservado solo para los hombres, no se dan cuanta que son los mismos doctores cirujanos los que dicen que Julia es la mejor, yo solo espero que ninguna de esas personas que tanto la critican algún día lleguen a necesitar de sus servicios, bueno mi hermano no puede vivir sin ella, dice que es una mujer admirable que es imposible aburrirse a su lado, y pues Julia ni se diga, ambas sabemos que ha sido su amor desde que estudiábamos en George Heriot. Bueno, pero ahora te hablaré de mí, Jonás Clayton me esperó todo el tiempo que estuve de gira y luego me apoyó con lo de mi hermano, todos los días venía a preguntar si había nuevas de él, y hacerme compañía, él es buen amigo de Felipe realmente estaba preocupado, estaba aquí cuando recibimos el telegrama de papá donde nos comunicaba que había encontrado a Felipe y que lo traía de regreso a casa, se puso muy contento. Los días pasaron y Jonás y yo seguimos saliendo en citas y después de un concierto me pidió matrimonio y me entregó el anillo, yo encantada acepté, ahora soy muy feliz, estoy segura de su amor por mí, y no te imaginas cómo andamos Julia, mamá y yo, atareadas preparando todo para las bodas, con decirte que el otro día fuimos a encargar nuestros ajuares, Julia quería una cosa muy sencilla pero con mi buen gusto y el de mamá la convencimos de que escogiera otro mucho más lindo, ¿para qué escatimar en gastos? en esas fechas tan importantes, bueno amiga te dejo por hoy, espero que algún día encuentres el amor al igual que Julia y yo, que seas tan feliz como nosotras, te lo deseo de corazón, espero recibir pronto noticias tuyas, no nos abandones tanto, te quiero mucho Maggie Tankerville.
“Estoy muy feliz por las dos y yo también espero encontrar pronto el amor” pensó Leonora, pero teniendo tan cerca de Hassan le sería muy difícil enamorarse de otro hombre, luego pensó en como él se había comportado con ella de camino a Lúxor, en el templo de Carnac, en la fiesta del jeque, cerraba sus ojos y recordaba cada momento que habían pasado juntos, pero luego hizo a un lado sus pensamientos, se enojó con ella misma por dejarse llevar por esas ilusiones tontas, se acostó en su cama y se quedó dormida.
Ya había oscurecido cuando Leonora bajó a cenar, se encontró con Hassan en la sala.
-Acompáñeme un rato Leonora, en lo que nos preparan la cena. – Ella se sentó en uno de los sillones.
-Una de las cartas que he recibido venia de parte de Amelia Ronstfor, - Leonora se asombró, ahora que sentía un poco de ilusión por el comportamiento de Hassan hacia ella, llegaba una carta de Amelia, puso mucha atención en cada cosa y gesto que Hassan hacia – en ella me pide que olvide lo que pasó, que fue una necia, que no sabía del verdadero amor que me tiene, y me pide fervientemente que la perdone – hubo un silencio en la sala, Leonora pensó que Hassan la perdonaría, que iría corriendo a Londres a reunirse con ella, sabía muy bien que Hassan verdaderamente amaba a Amelia, pero él continuó diciendo – solo que hay un problema, - Leonora lo miró extrañada – mis sentimientos han cambiado, ahora veo todos los defectos de Amelia, y no encuentro en ella ninguna cualidad, por el contrario me he fijado en otra persona, la encuentro hermosa, no es solo su inteligencia y moral lo que me atraen, es toda ella – Leonora tragó saliva, pensaba que tal vez se refería a ella, pero no quería hacerse ilusiones, tal vez Hassan antes había tenido otro amor y ahora que estaba libre estaba dispuesto a reconquistarla, siguió escuchando poniendo atención sin decir nada, con los ojos enormes y su respiración un poco agitada, Hassan que estaba tocando una pieza de mármol que estaba sobre una mesita continuo – me he enamorado de ella, de su sonrisa, sus ojos negros, de su largo cabello negro, - Hassan dio unos pasos hasta llegar muy junto a ella, la tomó por los brazos, notó que ella temblaba y la sujeto fuerte – señorita Leonora Hyaden, si es que me tiene un poco de afecto, me encuentra como un buen amigo y cree que puede llegar a enamorarse de mi acepte mi mano. – A Leonora le faltó poco para desmayarse, después de unos segundos repasando lo que Hassan recién le había dicho se recuperó, tomo valor y decidió abrir su corazón, sonriéndole con lágrimas en los ojos le dijo que si, moviendo la cabeza por que las palabras no le salían.
-Sí, por supuesto que sí lo acepto. – Las palabras de Leonora lo sorprendieron.
Ja’far los interrumpió diciéndoles que la cena estaba servida, Hassan la tomo de la mano y entraron juntos al comedor, le acomodo la silla para que se sentara, los dos sonreían con tímida sonrisa al haberse confesado su amor ahora se sentían un poco avergonzados, Leonora no pudo decir mucho, aún no podía creer lo que acababa de pasar, estaba comprometida con el amor de su vida, pero cuando se retiraron cada uno a su habitación Hassan pensó que tal vez había sido un error que Leonora había aceptado solo por gratitud o compromiso, la conocía bien y sabía que tal vez la había condenado a toda una vida de infelicidad, esperaría unos días y luego le preguntaría si era realmente eso lo que quería, vivir toda una vida a su lado.