Leonora H

CAPITULO 5

Felipe regresó a su colegio, pero algo extraño había cambiado en él, sus amigos lo empezaron a notar, en ocasiones se quedaba largo rato pensando con sus ojos perdidos en la nada, hasta que en una ocasión uno de sus mejores amigos Jonás Clayton le tuvo que dar un pellizco para que este despertara de su trance.

-Felipe ¿qué te pasa? Te pregunté si vamos a la biblioteca hacer la tarea de química.

-Eh, si vamos – Ya en la biblioteca siguió igual, al fin su amigo le dijo que estaba preocupado por él y le preguntó.

- ¿Qué te pasa? estas como ido, como si estuvieras en el limbo.

-Jonás tu eres mi mejor amigo, y te lo voy a contar, en mis vacaciones en casa de mis padres conocí a una niña, - a Jonás no le pareció muy importante, pero Felipe continuó diciendo – es la niña más hermosa que he visto.

- ¿Te ha gustado la niña?

-Sí, no lo puedo negar, es tan linda tiene unos ojos hermosos.

- ¿A qué te refieres?

-Son grandes y de un negro intenso, son como en la noche cuando miras hacia arriba y ves el firmamento oscuro, así son sus ojos, sus labios bien formados toda ella era linda.

- ¿Y quién es? ¿Conozco a su familia?

-No lo creo, solo son ella y su madre. –Jonás quien era hijo de una de las mejores familias de Inglaterra, no se pudo imaginar que la niña de la que se había enamorado su mejor amigo era de muy debajo nivel social.

-Pero me imagino que vendrá de una familia acomodada, aunque sean solo ellas dos.

-No amigo, por el contrario, son demasiado pobres, pero eso no me importa, ella es la niña más hermosa que he visto en toda mi vida.

-Hay amigo creo que estás enamorado. – Y los dos jovencitos sonrieron.

-Sí, creo que si lo estoy.

Un día Alicia que estaba sola en casa esperando a que Leonora regresara de la escuela para ir a trabajar a la tienda de modas, recibió una visita muy inesperada, un hombre de estatura mediana un poco regordete pero vestido impecablemente entró por la puerta y quitándose su sombrero de copa le dijo…

- ¿Es usted la señora Alicia viuda de Henry Hayden?

-Si soy yo. – Contestó ella un poco intrigada.

-Mi nombre es Carlos Ferguson. – De pronto Alicia sintió un poco de temor, se trataba del esposo de la señora Gloria Ferguson, seguro estaba ahí por el incidente de la peineta.

-Sé quién es, y creo saber la razón por la que viene. – Un poco extrañado el señor le dijo…

-No, creo que no lo sabe, pero se lo voy a contar, su difunto marido era mi primo, en una ocasión Henry tragándose todo su orgullo fue y me pidió ayuda,  - Alicia puso mucha atención a lo que el hombre le decía, - yo en aquella ocasión no se la pude dar, ya que no contaba con dinero propio, pero ahora lo tengo, desde hace un tiempo he estado investigando sobre mi primo, supe que murió y que dejó una viuda y una hija, también sé que no están muy bien económicamente y he venido a brindarle mi ayuda. – Alicia algo abrumada por el comentario y después de un poco de reflexión le dijo.

-Tiene razón señor Ferguson, mi hija y yo no gozamos de mucho dinero, pero yo trabajo y mi hija también tiene un trabajo no muy pesado y bueno para una niña, y eso nos da para lo esencial.

-Comprendo que no les ha de faltar la comida, pero ¿qué me dice de lo demás? Del vestuario de la educación de su hija. – Cuando mencionó la palabra educación Alicia se quedó pensando, si al menos Leonora pudiera cursar una carrera como institutriz o cualquier otro, podría tener un futuro mejor que el de ella, con los ojos en el piso Alicia se sentó en una silla junto a la mesa y Carlos hizo lo mismo.

-A mí me gustaría que Leonora fuera a la escuela de estudios superiores.

-Prima – le dijo para que Alicia se sintiera más en confianza, - yo puedo pagarle a mi sobrina los estudios, tengo el dinero, y se lo debo a mi primo. – Alicia en silencio pensaba solo en Leonora.

- ¿Dice usted que mi marido fue a buscarlo para pedirle ayuda?

-Así fue, pero en aquellos años yo no contaba con la herencia de mi padre y no pude ayudarlo, pero ahora cuento con el dinero y mis negocios van muy bien, te puedo dar a ti y a mi sobrina una pensión. – Pero Alicia se quedó pensando, y luego agregó.

-Señor Ferguson, conozco muy bien a su esposa, yo no creo que ella este de acuerdo con lo que quiere hacer, hace tan solo unos días tuvimos un incidente con una peineta, mi hija fue acusada de ladrona injustamente. – Carlos le sonrió y le dijo…

-Déjeme a mí lidiar con mi esposa, ¿entonces acepta?

-Acepto, pero solo cubrirá los gastos referentes a la escuela de mi hija. – Carlos sonriendo le extendió la mano, ella la estrechó.  Estaba ya en el umbral de la puerta cuando llegó corriendo Leonora, él se le quedó viendo, no conocía a su sobrina, ella también estaba sorprendida, no sabía quién era el hombre que estaba en casa.

-Leonora él es el señor Ferguson, - de inmediato Leonora lo relaciono con Clara y puso cara de terror, el señor estaría ahí por la peineta de rubíes, pero Alicia al ver los ojos asustados de su hija le dijo, - era primo de tu padre y tu tío. – El hombre le tendió la mano, ella le dio su manita un poco tímida, él sonriendo le dijo.



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En el texto hay: romance, desierto, piramides

Editado: 14.06.2022

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