Letra, azucar y arsénico

Hundido

 

La primera vez que vi sus ojos no imaginaba que serían los que quería ver el resto de mi vida, son negros, brillantes y profundos como un pozo sin fondo, un pozo donde puedes saltar y quedar flotando envuelto en la espesura de su oscuridad como la de aquellas noches, noches en las que miro al cielo, ese cielo negro satinado igual al tono de su mirada, esperando que mi mente pueda perderse entre la maraña de estrellas, reviviendo cosas y sepultando algunas otras.




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