Letra, azucar y arsénico

Niño prieto e imprudente

Sentado al borde del puente, cuál niño prieto e imprudente, mirabas el reflejo del agua de aquel embravecido rio.

En tus sueños las aguas vestían de blanco y los vientos entonaban versos con malintencionado placer a la luz de los astros, cómplices de un oscuro amor.

 

Cúmulo de melancolías,

Detrimento del alma,

Complejo periplo,

Corrupta pasión.

 

Sentado al borde del puente, cuál niño prieto e imprudente, mirabas el reflejo del agua de aquel embravecido río cuyo cause, formado por tus incesantes lágrimas, discurría durante aquellas noches de tumultuosa soledad.

Triste es partir, pero más triste es decir adiós.

Que corran lágrimas, ¡Sí, que corran! Pero que no sean las tuyas,

Que no llore tu alma, pues la mía ya solloza,

Solloza por la de ambos.




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