Se congelan las horas
Atado de manos y pies sin poder moverme
El andar de los minutos se hace eterno y la impotencia me desarma
No puedo hacer nada más
Van puntiagudas, se hunden del cuello al estómago
Remueven los sentimientos pero ninguno reacciona
Ese tirano que se va con desespero
evade el tiempo, ignorando las marcas en tu cuerpo
Se detuvo, muy quieto, leyendo tus pensamientos
Y la angustia se apodera eligiendo; no actúa
Aunque grito, me desborda el silencio
de un tiempo inmóvil marcando un minuto exacto
No se mueve, aunque la mirada incesante ataque
Deja de estar quieto, necesito verte reaccionar
Aumenta el pulso detrás de una respiración acelerada
Pero el control está fuera de las manos
El que enseña vivir a la muerte es el único que puede ayudar
cubriendo nuestros pasos, buscando tu reposo
No huyas de lo obvio