Entre los abrazos falsamente cálidos me perdí,
entre las palabras falsamente dulces me hundí,
entre los susurros y caricias llenas de veneno
me dejé llevar como la lluvia con el viento.
Eras mi todo y yo solo uno más.
Aquellos actos de amor no eran más que un espejismo
para mantenerme alejado de la cruel realidad.
Entre promesas que jamás tuviste intención de cumplir,
me aferré a un futuro tejido con hilos rotos.
Cada "te amo" fue un eco vacío,
cada beso, una daga disfrazada de ternura.
Eras mi refugio y mi tormenta,
la luz que me cegaba, la sombra que me consumía.
Me entregué a tus manos con la fe de un náufrago,
sin notar que las tuyas jamás dejaron de empujarme al abismo.
Ahora miro atrás y solo veo cenizas,
las cenizas de un amor que nunca ardió,
de un sueño que solo yo creí real.
Y mientras el viento se lleva lo que queda de nosotros,
me pregunto si alguna vez, en algún rincón de tu alma,
hubo un espacio que realmente me perteneció.