Tantas miradas,
tantos silencios,
tanto amor que no fue suficiente
para seguir viviendo en nuestro universo,
cuyo amor fue la destrucción del mismo.
Éramos estrellas ardiendo en la inmensidad,
pero nos apagamos antes del amanecer.
Fuimos un eclipse sin retorno,
una colisión destinada a desvanecerse.
Nos quedamos con las sombras de lo que fuimos,
con promesas enterradas en el olvido.
Ahora solo quedan cenizas flotando en el vacío,
y un eco de tu nombre
perdido en mi universo corrompido.