Letras Perdidas En Esta Ciudad

Aclarando la vida y dándole color

Lunes 30 de octubre del 2023

Una semana desde aquel suceso—que según Marco—fue causado por el estrés. El conocer nuevas personas, abrumarme de la situación y el cambio de planes había sido demasiado para alguien que nunca había vivido tantas cosas en un solo día, romper mi calma me había pasado factura. Marco habló con Paula quien había estado preocupada por esa semana. Además, tengo diez llamadas perdidas de Morya y quince de Carlos quien había conseguido mi número. Pero a ninguno de los dos le había dado respuesta.

He querido calma y tranquilidad estos días para retomar el ritmo.

Mis días se han basado en compartirlos con Marco quien me ha mantenido optimista en toda esta semana. Está enojado porque no le conté la verdad de cómo me sentía con Javier y el resto de mis pensamientos, no le agrada aquel hombre porque no me cuidó y porque se estaba abrazando con Carla.

Exageraciones que creo yo son innecesaria, nadie tiene la culpa de lo que me sucedió. Ni siquiera yo misma.

—Pero si te gusta ese tipo ¿Quién soy yo para negarme?

Esa último lo dijo suspirando, haciéndome reír, debido a que se había pasado todo el día diciendo maravillas de Morya.

Amo a Marco mucho más que a Paula y se los he dicho a los dos y sorprendentemente los dos aceptan aquel sentimiento sin atacarse en ningún momento, por lo menos no en mi presencia.
Sé que es normal que en esta vida siempre hemos de querer o preferir más a algo o alguien, yo prefiero el helado de vainilla, lo libros clásicos, y a Marco. Así como hay padres que son apegados a un hijo que, a otro, y esto no significa que no lo quieran.

Luego de esta semana extremadamente larga he estado mejor conmigo misma, de igual manera creo que es el ambiente navideño que ya se siente, la alegría, el amor, los regalos y la familia.

—¡Llegó la comida!

Salí de mi habitación al escuchar el grito de mi amigo, había salido en busca de unos medicamentos y aprovechó para traer nuestro alimento del día.

—Deberías ponerte a cocinarle a esta enferma—dije.

—Estas bien, no seas dramática.

Me trepé en su espalda mientras servía todo en la mesa, una mala costumbre que tengo con él desde hace años y nunca se me ha quitado.

—Eres mi esclavo.

—Pero me volveré rey y tú me servirás a mí, ahora la famosa eres tú.

Escuchamos el timbre sonar y me llevó con el hasta la puerta de la entrada. A Paula se le olvidan las llaves casi siempre, había quedado en venir hoy luego de que le avisara nuestra llegada.

Al abrir la puerta la sorpresa de los dos fue eminente. Morya se encontraba frente a nosotros y yo no sabía dónde esconderme por la tensión que creó la situación.

—Que alivio verte bien—comentó irónico.

—Gracias a mí, claro está—le respondió Marco.

Y es que la situación si estaba para malinterpretarla cuando él no sabía la relación que tenía con Marco, me bajé de la espalda y le di una mirada de advertencia a este para que no escuchara nada detrás de la puerta y se refugiara mi departamento.

Cerré la puerta empujando a mi amigo dentro, dejándonos en la soledad y el silencio del pasillo.

—Hola.

—De haber sabido que estabas bien acompañada no hubiera venido preocupado.

Reí ante lo que había dicho ¿Es en serio?

—No estoy par escena de celos, Morya. Él es Marco, mi vecino, mi doctor, el sí es mi mejor amigo, mi hermano. Sea lo que sea que estés pensando de él es erróneo.

El rostro se le transformó totalmente al escuchar aquello—Lo siento, es solo que he estado preocupado, y no se... yo...

—Tranquilo, no pasa nada

Pasaron unos segundos eternamente largos hasta que volvió a hablar.

—¿Cómo has estado?

—Bien, no fue nada grave. El estrés me ha pasado factura estos días.

Sonrió como si esto no fuera cierto—Pero ese "nada grave" te inhabilita toda una semana.

—Necesitaba recuperarme, tiendo a desaparecer sin avisar. No deberías preocuparte por eso, un día de estos desaparezco y no vuelvo, no deberías preocuparte.

—Pero lo hago, me preocupo por ti—el pecho se me oprimió al instante—esa noche, cuando me viste abrazando con Carol, ¿Ya te sentías mal o fue después de aquello?

No pude ocultar la sorpresa en mi rostro al saber que los había visto, y verlo sonreír ante mi incredulidad me hizo pensar en cómo si se encontraba de espalda.

—Me lo contó Carlo, más bien me reclamó—aclaró.

Necesitaba llamar a ese traidor.

—¿Por qué te reclamó?

—Pregunte primero.

Vire los ojos, quería que él respondiera primero—Sí, ya me sentía mal.

—¿Por qué no me contaste? Pude haberte ayudado.

—Solo no quería arruinarles la noche.

—Eso era lo menos importante. Odalys, tu bienestar era mi prioridad, si me decías que te querías ir, que te sentías mal, yo hubiera corrido por ti.

Admito que mi corazón quiso salirse del pecho al escucharlo decir aquello, pero ya no tenía ánimos para seguir con esta conversación.

—¿Por qué te reclamo? Te toca responder mi pregunta.

—Porque soy un idiota que no se da cuenta de las cosas.

Sonreí, necesita volver a ver a Carlos urgentemente. De seguro, me contaría de su drama.

—¿Cómo han estado? Me refiero a Carlos y a ti.

—Jodidamente preocupado por ti ¿No quieres preguntar algo más?

El ascensor al final del pasillo se abrió y Paula salió de este mirándonos sin querer sonreír.
Esta mujer estaba enterada de todo, y no solo por mí, Marco y ella son unos chismosos en mi vida.

—Buenas tardes—le tendió la mano a Morya y luego me abrazó—¿Cómo estás Oda?

—Ya me encuentro mejor—le sonreí— Marco esta adentro, no se maten mientras no estoy.

—Sabemos comportarnos—me guiñó un ojo—Te esperamos para almorzar, no tardes.

Esos dos iban a estar escuchando todo lo que se hablaba acá afuera, por eso se iban a comportar.

Ambos esperamos a que Paula entrara para continuar con la conversación.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.