Let's Play.

Veinticinco

TODO A LA LUZ

Lo difícil es leer los rostros de los demás jugadores.

 

Rush

Observé como Rise le quitaba la cinta adhesiva de la boca a Zacharias en un brusco movimiento y el gesto de odio que el imbécil le dio a mi hermano. Larissa se acercó un poco a él para ayudar a Rise a sacarle la cinta de las manos y los pies. Una vez hecho eso, ella me miró en busca de preguntas, pero lo que nadie esperó es ver como un Zacharias frenético se le iba encima.

Sin pensarlo, salté de mi silla en dirección a ella, pero ella se movió más rápido. En un solo movimiento dejó a Zacharias en el piso e inconsciente nuevamente. Rise soltó un silbido.

—Hijo de puta —murmuró Larissa a la figura inconsciente de Anderson—. ¿Alguien, maldita sea, puede explicarme todo? —Se giró para ver a mis visitas.

Todos voltearon a verme a mí.

—Seguimos tus instrucciones —le respondí—. ¿Querías la invitación enviada a Nóvikov? Hecho —señalé a Riden—, ¿querías a Zacharias drogado y sepultado en mi casa? Listo —señalé a Rise—, ¿querías que todos estuviéramos en un lugar para armar la siguiente parte del plan? Pues aquí estamos —le dediqué mi mejor mirada despreocupada—. ¿Qué más necesitas, princesa?

Larissa pasó sus manos por su cara, frustrada.

—No era así como lo tenía planeado.

—Pero así lo tienes, cariño —rió Rise—, y déjame decirte que ha sido lo mejor que me ha pasado desde que te conocí —dijo, dejando caerse en mi sofá—. Tenía días queriendo sacar la mierda del maldito —señaló a Zacharias.

—O sea que sí sabías donde estaba Zach después de todo —me miró Drake con cara de pocos amigos.

Riden chasqueó la lengua, importándole una mierda.

—Iba a cometer suicidio, si querías que lo dejara hacerlo, me lo hubieses dicho antes de ponerlo inconsciente —respondió Rise por mí.

Drake le sacó el dedo del medio, haciendo que mi hermano le diera un guiño y una sonrisa socarrona.

—¿Y ahora qué? —Cuestionó Justine—. ¿Cuándo llega Nóvikov?

Percibí una rápida mirada entre Kendall y mi novia de preocupación haciendo que yo me preocupara más, pero Larissa miró a todos y cambió su semblante rápidamente.

—A él hay que mantenerlo en un sótano si es necesario, lo bastante drogado para que no haga una maldita estupidez —empezó a hablar, señalando a Zacharias—. Con respecto a ustedes —nos señaló a mis hermanos y a mí—, todo depende de cuan bien puedan venderle el club a Nóvikov. Tienen que hacerlo…

—¿Cómo demonios sabes tanto de esto? —Interrumpió Justine, embobada con mi novia.

Mi novia se tensó e inmediatamente le dedicó una mirada a Drake. Yo, en cambio, la miré impasible, esperando una respuesta. A raíz de que yo sabía quién era ella, sabía su identidad y conocía su pasado, no dudaba en nada de lo que ella pudiera decir u ordenar, pero Justine, al contrario, no sabía nada de ella. Era entendible y más que obvio que hiciera ese tipo de preguntas.

Esto valdrá la pena.

—Ella tiene un muy buen…—Saltó Drake en su defensa rápidamente.

—Porque soy su hija —interrumpió ella a Drake, haciendo que todos en la sala se tensaran de forma casi que inmediata. Ella no miraba a nadie en particular cuando siguió hablando—. Mi nombre… —inhaló, exhaló y me dedicó toda su atención—, es Ekaterina Nóvikov y soy la primogénita y única hija de Nikolay Nóvikov.

Aunque yo tampoco me esperaba tal confesión por su parte, la tensión aumentó en la sala haciéndose casi insoportable. Mis hermanos estaban mirándome y mirando a Ekaterina una y otra vez, Kendall estaba boquiabierta, Drake estaba más que tenso y Justine quemó a Ekaterina con su mirada, por lo que mi mente saltó en recuerdos. Tenía presente que Justine disponía de una venganza jurada a la Bratva Rusa por diezmar a parte de su familia.

Las cosas a partir de ahí se movieron rápidamente: Rise me lanzó su arma que tenía escondida en su parte baja de la espalda, Riden tomó a Kendall por el cuello teniéndola bien sujetada, y yo puse la punta de la pistola en el entrecejo de Ekaterina, quien no me demostró ni un gramo de miedo. Justine copió mis movimientos y en un abrir y cerrar de ojos, todos estábamos en contra de ella.

Pero eso no duró mucho. Kendall fue más rápida y fuerte que Riden por unos segundos, lográndole quitar el arma a Justine, apuntándome en la sien, sorprendiéndome momentáneamente. Mis hermanos también quedaron aturdidos por la ferocidad de la chica, pero reaccionaron rápidamente. Mientras que Rise le apuntaba a Kendall, Riden tomó una de las armas que tenía guardada en mi escritorio, respaldando a Rise.

Kendall ni se inmutó. La punta de la pistola aun la tenía en mi sien, presionándola más. Su mano desbloqueó el arma y su dedo bajó al gatillo instantáneamente.

—Bájala —su postura era natural, debía admitirlo, y sus ojos no demostraban que estaba jugando. Ella realmente iba a matarme.

—Kendall está bien —masculló Ekaterina sin dejar de mirarme.

—Y una mierda —espetó ella. Presionó aún más en el mismo lugar—. Bájala, Rush.

—Tienes a dos más apuntándote, preciosa —reí secamente.

—Y antes de que me maten, a ti te clavo un tiro en el cráneo —replicó mordaz—. No pierdo nada. Tú, en cambio…—jugó con el gatillo. Ella no me asustaba, pero demostraba que no estaba malditamente jugando—. Bájala. Ultima vez que te lo repito.

—Puedo explicártelo, Rush —habló Ekaterina sin dejar de mirarme.

—No tienes que explicar nada —escupió su mejor amiga con fiereza.

—Haz que se vaya —le señalé a Kendall—. Una vez fuera ella, se van todos —ordené.

—¿Estás imbécil? —Replicó mi hermano menor.

—No te hagas el grande, hijo de perra —gruñó Rise, apoyando a Riden.

—Una vez fuera ella, todos afuera —les repetí, imperturbable.




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