Let's Play.

Treinta y cuatro

REFLEJOS DE DOLOR E IMPRESIÓN

Aquel movimiento le había gustado: el enemigo concentra todo su esfuerzo en amenazar al jugador y éste de pronto desaparece ante sus ojos, alcanzando la delantera

 

Arabella

Tener a Harrison en la misma habitación en la que yo estaba luego de meses sin verlo se me hacía extraño pero al mismo tiempo satisfactorio. Él era lo más cercano a una figura paterna que tenía y el que se diera el tiempo para venir a ayudarnos con todo esto y conocer a Rush en persona era gratificante... Aunque lo último él no quisiera admitirlo ni en sus pesadillas.

Rush, en lo que iba de reunión, por otro lado, no despegaba su vista de mí y estaba volviéndome loca aunque lo ignoré lo mejor que pude. Me concentré en la reunión pero de un momento a otro entrecerré los ojos a las diapositivas que Rise estaba pasando por la pantalla grande de la oficina, explicando cada punto del siguiente operativo que se iba a conformar por él mismo, Riden, Nathaniel para pilotear el avión y mi persona cuando el pequeño sueño que tuve luego del impactante sexo de anoche con el espécimen llegó a mi cabeza.

¿Era posible de que aquello no hubiese sido únicamente una pesadilla y fuese eso lo que él y Justine me estaban ocultando? Sacudí la cabeza ligeramente, negándolo. No. No pudo haber sido eso sino Harrison me lo hubiese dicho en cuanto crucé la puerta de la oficina hace quince minutos.

—¿Hay algo en lo que no estés de acuerdo, preciosa? —Inquirió Rise, sacándome de mis pensamientos.

Mierda. Lo miré e intenté repasar todos los retazos de información que había soltado los últimos minutos.

—Ahí —apunté lo primero que se me ocurrió, haciendo que todos rodaran su mirada al lugar que estaba señalando en la pantalla—. Esa es la bandera de Los Cani Da Caccia, y eso quiere decir que...

—Hay una escasa posibilidad que estén presentes en este operativo, sí —habló Rise y rápidamente miró al espécimen a mi lado quien exhaló ruidosamente—, ¡pero eso no significa que vayan a estar! Únicamente lo señalé para tomar medidas preventivas.

—Estén o no estén Arabella irá al maldito operativo —gruñó mi jefe, sin permitir segundas opiniones—. La necesitan ahí y no es algo con lo que vaya a ponerme a discutir con ninguno.

Eché una mirada de reojo a Rush. Él estaba apretando su mandíbula notoriamente molesto, no obstante, no iba a discutir el punto de Harrison. Si los Cani Da Caccia iban a estar implicados en el operativo ninguno de ellos iba a sobrevivir lo suficiente ahí por más minutos que le agregaran a la baja del sistema de seguridad.

—¿Qué son los Cani Da Caccia? —Preguntó un avergonzado Nathaniel casi que en un susurro.

—Son un grupo de mercenarios más sanguinarios de la mafia italiana —me encargué de responderle antes que cualquiera. Tenía el presentimiento que ellos lo harían quedar como idiota por no saber y él no lo merecía—. Están bajo el mando de Alexey desde hace años y normalmente se los envía a misiones que necesiten de artillería pesada.

—Se los envía a matar —replicó el espécimen—. Alexey siempre los envía directo a matar cuando no consigue lo que quiere. Si ellos estarán en el edificio significa que él no es tan imbécil para preparar su suicidio y no estarse cubriendo el culo —gruñó lo último—. Por eso no creo que sea indicado que vayas al operativo, princesa.

Suspiré fuertemente, dejando caer la cabeza entre mis manos. Aquí vamos de nuevo.

—Va a ir —zanjó Harrison mortificado—. Te guste o no va a ir.

—Los Cani Da Caccia no estarán ahí, Rush —increpó Rise. Le eché un vistazo justo cuando colocaba los ojos en blanco—. El nombre de ellos está ahí meramente para cubrir el tema, pero no estarán ahí.

—¿Quién es el líder de los Cani? —Preguntó Riden, ajeno al drama de su hermano mayor.

—¡Gracias! —Soltó Rise, alegre de continuar con el tema principal—. Piero Renzo era la cabeza de los Cani —una diapositiva con la foto de Piero apareció en la pantalla—, pero se pasó de listo con La Kaya y murió de la única forma en la que la mafia turca sabe matar —pasó otra diapositiva enseñando el cuerpo mutilado en pedazos pequeños de Renzo, logrando que Nathaniel hiciera unas sonoras arcadas—. ¿Asqueroso, cierto? —Rió él—. Ahora —pasó otra diapositiva revelando la siguiente cara que me hizo mirar a Harrison rápidamente—, el sucesor de Piero no es nada más y nada menos que...

—Skënder Dardan —prácticamente gruñí el nombre.

—Suena a que alguien tiene un problema pendiente con Dardan —dijo Rise de forma para nada inocente.

—¿Cuándo es el operativo? —Inquirí, pasando de largo su pregunta, levantándome de mi asiento—. Iré.

—Dos días —respondió Riden curioso.

—Arabella... —Advirtió Harrison lentamente.

Crucé mi mirada con los ojos azulados de mi jefe.

—Me la debe y lo sabes —increpé de mala gana.

—Dardan no es de pagar deudas justamente, Arabella —me reprendió.

Resoplé.

—Y yo no soy de dar dos oportunidades —repliqué, cruzándome de brazos, volviéndome a sentar—. Voy a ir y la maldita jugarreta que tenemos la terminaré quemando.

—Vas a pegar a los albaneses a tu culo, Ekaterina —fruncí mis labios cuando soltó aquel nombre pero se sintió extrañamente reconfortante saber que aun podía continuar sacándole canas a mi jefe—. Dardan bien puede estar liderando el grupo de los Cani, pero también sigue teniendo conexiones con la mafia albanesa. Deja de ser idiota, y recuerda que no te conviene tener de enemiga a la mafia albanesa. Es una de las mafias que necesitas tener a kilómetros de distancia al igual que otras más. Estamos evitando un genocidio por parte del Boss y de Alexey. No seas estúpida pegando una diana a tu cabeza. 

Mi espalda pegó en el respaldar de la silla a regañadientes, pero me tragué mis objeciones. Sabía que él tenía un punto, pero yo quería realmente mucho terminar de quitarle la cabeza a Dardan. Mientras que Rise, luego de soltar unas de sus risitas estúpidas, continuó con la información del operativo, me centré en recordar el pasado con Skënder Dardan.




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