Let's Play.

Treinta y seis

ATENCIÓN INDESEADA 

Pero, para el buen orden del juego y de las cuentas, gana.

 

Rush

—¿Nunca han visto a alguien resurgir de entre los muertos? —Comentó mi novia haciendo su entrada triunfal para sentarse al lado de mi silla.

Me senté a su lado cuando Rise se echó a reír.

—¿Cómo lo convenciste para que siquiera te dejara colocar un pie fuera del área médica? —Inquirió mi hermano haciendo reír al resto.

—Tengo un lacayo por lo que resta de día —respondió plasmando deliberadamente una sus clásicas sonrisas que me volvían loco.

Maldita sea. No me importaba ser su sombra todos los condenados días si eso conllevaba tenerla sonriendo justo así. Atrapé su mano entrelazándola con la mía de nuevo cuando Harrison llegó a la oficina seguido de Levine. Dejé que una sonrisa se deslizara despacio por mis labios cuando me percaté del moretón que tenía el pedazo de mierda en su sien.

Harrison se sentó en el otro extremo de la mesa con Levine al lado luego de observar a Arabella con una fruncida de ceño. Sonreí aún más cuando Levine ni siquiera levantó su vista para enfocarme. Se merece más por ser un pedazo de mierda.

—Riden y yo ya probamos el prototipo de la bomba —empezó a hablar Rise cuando estuvimos completos—. Funciona espectacular y Drake supervisó la prueba de vuelo de Nathaniel. La pasó sin inconveniente alguno.

—¿Incluso las maniobras de escape? —Inquirí.

—Todo —aceptó Rise. Asentí. Sabía que Nathaniel era excelente piloteando cualquier cosa en cielo y tierra, pero tenía que asegurarme—. De aquí al viernes tenemos tiempo para que te recuperes lo suficiente, preciosa —le guiñó un ojo a mi novia. Me tensé pero acallé cualquier protesta que iba a soltar. Le había prometido tratarla como mi igual y yo también hubiese querido ir al operativo aunque me encontrara ahogado en la mismísima mierda—, pero sí necesito que mañana me acompañes para probarte el equipo con el que vas a trabajar el viernes.

—Estaré en tu oficina a primera hora de la mañana —prometió ella.

—¿Qué de lo que se va a transportar desde el edificio? —Cuestionó Harrison cambiando el tema.

—Aún no sabemos —le respondió Rise.

—Presumimos que es un gran movimiento de su droga pero estamos tratando de averiguar para quién es —secundó Riden monótonamente—. Si logramos reducir el edificio hasta sus escombros quizás, en el proceso, podamos descubrir quien recibiría el encargo.

—Son demasiados kilos —dijo mi novia mordiéndose su labio inferior mientras repasaba la información de la carpeta que Rise le había dejado en la mesa—. Quien sea que la quiera debe de ser del primer eslabón de la pirámide.

—La mafia holandesa está demasiada ocupada en mantener su culo fuera de los límites del Boss —habló Levine mirando únicamente a mi novia—. Puede que se haya querido enlazar con Alexey.

—De Vries nunca entablaría relaciones con Alexey si no tuviera algo que de verdad quisiera proteger —accedió Arabella, pensativa—. ¿Qué más que pactar la sobrevivencia de sus tierras con abrirle camino a Alexey mientras él le cubre el culo?

—Disponemos hasta el momento con el apoyo de los Nostravik, Las Tríadas, The Gzt, el Cartel del Golfo y la mafia palestina —enumere, soltando la mano de mi novia para colocar los codos en la mesa—. Tengo reunión...

—¿Cómo conseguiste que La 394 aceptara estar de nuestro lado? —Interrumpió Arabella sorprendida—. Son jodidas de convencer.

Le regalé una sonrisa.

—No cuando lo que más quieren pasar por sus clubes es la droga de la 'Ndrangheta —contesté—. La mafia palestina fue una de las primeras que se cambió de bando sin dudarlo y es la que nos facilita el armamento que necesitamos para cargar algunas de las artillerías del depósito de armas. Convencerlas no me costó ni veinte minutos de reunión.

Y era cierto. Dejé en la mesa qué era lo que yo podía ofrecerles y ellos aceptaron de inmediato. No costó, no fue un dolor de culo y sobre todo ambos ganábamos por igual.

—Necesitamos más gente —apremió Harrison—. Nóvikov no va a quedarse entretenido por siempre con matar y marcar puntos importantes para él. Sabiendo que no tiene en su poder a los contactos que nosotros tenemos no va a pasar mucho para que lo tengamos respirando en el cuello.

—Tengo una reunión con el comité alemán dentro de un par de horas y La Kaya aún tiene una respuesta pendiente conmigo —suspiré sacando mi frustración a la mesa—. No es suficiente, lo sé, pero tener contactos del primer eslabón es algo.

—¿Arabella? —Precisó Harrison la atención de mi novia. Ella aun miraba perdidamente el documento del operativo—. ¿A quién tienes en mente?

—Puedo hacer que la mafia israelita nos preste su apoyo completo —sentenció ella, alzando su vista.

Me sorprendí. Rise, Riden y yo estuvimos los últimos dos días intentando que cambiaran de opinión ya que ellos eran lo bastante independientes. Qué era lo que tenía Arabella cómo para que los Mizrahi aceptaran su oferta sin vacilar era mi duda. Duda que hizo más grande cuando mi novia le dio una mirada extrañamente cargada de palabras a Levine y él entrecerró sus ojos hacia ella.

—No.

—Sólo tienes que hablar con ella —terció Arabella sonando decepcionada.

—He dicho que no —replicó él.

—Levine...

—Dije que no —la fulminó con la mirada—. Es una maldita perra y no tengo ganas de volver a desgastarme por un maldito dolor de cabeza.

—Es tu prima —reprochó mi novia.

—Es una maldita perra —repitió él despacio y enfatizando cada palabra.

Harrison soltó una maldición entre dientes cuando, pensé yo, que había entendido por donde iba mi novia. Miré a mis hermanos asegurándome que yo no era el único perdido en la conversación. Y en efecto. No era el único




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