Let's Play.

Cuarenta y ocho

INDICACIONES

Porque sí, a ambos les gusta jugar

 

Arabella

—¿Tienes una jodida idea de lo mucho que quiero arrancarte la cabeza en estos momentos? —Masculló mi mejor amiga con rabia mientras me sofocaba en un abrazo de oso—. Es increíble que una y otra vez te sigas pasando por el culo la única cosa que te pido, Arabella.

—No lo hago a propósito —me defendí correspondiéndole el abrazo.

Luego de que el espécimen idiota hiciera todo lo posible por provocarme y dejarme en ascuas encerrándose en el baño, me vestí y salí de la habitación para enfrentarme a otro de mis dragones personales. Ella estaba esperándome en la sala con Harrison, Rise y Nathaniel a sus espaldas, quizás por mi propia seguridad.

Antes de que me ahorcara en un abrazo agobiante, su mirada me gritó las doce mil groserías que quería darme pero nunca salieron de su boca al repasarme con sus ojos de pies a cabeza, encontrándome de una pieza completa.

Pequeños milagros.

—Y una mierda si no —Kendall aprovechó de ahorcarme más para luego dejarme salir de sus brazos cuando ambas sentimos la presencia inconfundible de Rush a mis espaldas—. Te dejo en paz tan solo porque sé que Rush tomó la delantera y te dio el escarmiento que necesitabas —le dio una sonrisa corta a mi espécimen y éste le respondió con pasar sus brazos por mis costados, recostándome en su pecho, posicionando su barbilla en mi coronilla—. Rush.

—Kendall —le respondió el saludo.

Harrison carraspeó, llamando la atención de todos antes de que yo tuviera tiempo de interrumpir los minutos de saludo, por lo que todos volteamos a verlo.

—Estás fuera hasta que puedas caminar una cuadra por tu cuenta —me señaló el jefe. Solté un respiro de resignación, queriendo ahorcar a Roelle con mis propias manos por bocazas, pero no podía cambiar lo que Harrison había decidido por lo que asentí con la cabeza una vez y me tragué todo lo que tenía para decir—. Con eso en claro, Kendall se encargará del operativo en Jerusalén —mi jefe miró a Rush—. A lo que me digas que tú y tu hermano se quedaran únicamente por ella…

—No es que puedas hacer mucho para impedirlo de igual forma —sentí como Rush se encogía de hombros e iba a abrir la boca para matarlo con palabras, pero él fue más rápido—. Ambos iremos, pero con una condición.

Jesús.

Harrison lo miró como si estuviera jodiendo.

—No estás en condiciones para ponerme y exigirme a mí condiciones, chico.

—Quiero que Kendall se quede con Arabella y que Rise vaya en su lugar —siguió Rush, ignorando por completo a mi jefe.

—¿Qué? —Soltó Kendall, abriendo la boca bastante indignada mientras lo asesinaba con la mirada—. ¿Por qué?

—Rush, no es necesario —rebatió Rise, cruzándose de brazos.

—Porque tu mejor amiga te necesita y yo necesito a mi hermano en la jodida reunión con Kaela —Rush le respondió a Kendall, dejando a un lado a su hermano sin importarle en absoluto. Me separé del espécimen para observarlo y él se volvió a encoger de hombros cuando lo encaré—. No es nada personal.

—¿Personal? —Hablé yo con sarcasmo—. ¿Rush es que eres estúpido? No puedes añadir a otra persona así por así con Kaela.

—Puedo y quiero —terció el espécimen de mal humor—. Necesitas a Kendall y yo a Rise.

—No puedes y me sabe a una cantidad industrial de mierda lo que quieras. Rise se quedará conmigo y Kendall irá contigo porque así se le hizo saber a Kaela te guste o no —zanjé el tema—. Tú eres quien la necesita a ella, no trates de colocar las cosas al revés, Rush.

—No me…

—¡No me importa! —Espeté—. Así se quedan las cosas. Si tu orgullo tiene algún problema con eso, grítaselo a tu almohada y deja de joder.

Las heridas empezaron a palpitar con un dolor agudo, por lo que cerré los ojos rápidamente y suspiré. Tenía que calmarme si no quería que me ataran a la camilla por lo que quedaba de mi vida. Rush se dio cuenta porque volvió a tomarme de los brazos, voltearme y estampar su pecho en mi espalda.

—Bien —aceptó a regañadientes—. Riden y yo iremos con Kendall.

—Eso espero. Estamos contando con tiempo prestado aquí —gruñó Harrison—. Con Kaela todo se basa en la precisión así que si Kendall no te lo ordena, no abras tu maldita boca. Kaela bien puede darte tres tiros sin importarle y lo menos que me apetece es empezar una guerra con la mafia israelita por tu muerte —bufé. A él puede que no le interese, pero como tanto Riden estaba prohibido tocar, también lo estaba Rush, Rise y Milanna, así que a mí en particular no me importaba incendiar toda una mafia si le llegaban a tocar un pelo a todos ellos. De inmediato los orbes oscuros de Harrison estaban en mí—. Cálmate.

Los brazos de Rush se apretaron un poco más a mí alrededor y volví a tragarme las palabras hacia mi jefe. Ya eran dos veces, la tercera lo apuñalaría.

—Las cosas están en la camioneta —Kendall cambió el tema, tratando de aligerar el ambiente—. ¿Serías tan amable de buscarlas conmigo, Nathaniel?

—Puedo ayudarte también —se ofreció Rise y tuve que morderme el interior de la mejilla para evitar sonreír.

Kendall se encogió de hombros al tiempo que empezaba a moverse a la entrada del penthouse con Nathaniel a su costado, fingiendo no prestarle atención a Rise.

Verla enamorada era nuevo e iba a aprovecharme de eso las veces que se me hiciera posible porque fastidiarla sería siempre una de mis cosas favoritas.

—Damiano nos llevará a Jerusalén en el jet —Rush le informó a Harrison quien se había sentado en el mueble de cuero negro.

Mi jefe asintió y eso fue todo lo que necesitó Rush para sacarme de ahí y encaminarme a la habitación médica. Sin cerrar la puerta me señaló la camilla. Enseguida negué con la cabeza.

—Puedo mantenerme de pie y no me duele nada —mentí en lo último—. No pienso poner mi trasero otra vez en esa mierda, Rush.




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