La elfa recordó a su familia, fueron asesinados por humanos que querían su tierra, solo ella sobrevivió, nadie de sus amigos los ayudó, todos se escondieron, por eso ahora vivía sola con los pegasos, uno de ellos la ayudó a escapar de la matanza. Saltó sobre Pinto y se alejó para que no la vieran llorar.
— ¿Qué haremos? — se preguntó angustiada la hada.
— Seguir — dijo el golem — no perdamos más tiempo, yo lo llevaré de nuevo, iré lo más rápido que pueda, si quieren se sujetan a mí — les dijo a las mujeres voladoras.
Ni siquiera descansaron en la noche, a un día y medio del plazo fatal llegaron a la base del monte Ndryshim. Allí vieron a una jovencita morena de pelo corto.
— Hola soy Alma, la guardiana de este lugar ¿Qué buscan? — cerca de ella había varios ogros muertos.
— ¿Qué les pasó? — preguntó Ruby, sorprendida.
— Quisieron subir sin mi consentimiento a la cumbre — se le veía calmada, delicada, pero luego de lo que hizo era mejor no hacerla enojar.
— Necesito pedir un deseo para salvar a mi amado — Rosa apuntó a Ujk.
Alma los miró a todos, analizándolos, leyendo sus mentes.
— Su búsqueda es por ayudar a un amor y a unos amigos, puedes subir — le dijo al hada — pero debo advertirte que demorarás dos días, y los vientos pueden botarte en cualquier momento.
— ¿No puedes ayudarnos a llegar arriba? — preguntó Ruby.
— No se me permite intervenir.
— Iré yo, soy la más rápida — dijo el espíritu del agua.
— Igual no podrás con tus alas, solo se puede escalando.
— O en un pegaso — gritó Yhi, todos la miraron asombrados — sube rápido antes que me arrepienta de ayudarles en esta estupidez — además del que montaba, traía uno más.
— Nos quedaremos acá, solo seremos un estorbo, suerte — dijo Fer.
— Iré contigo — puntualizó Ujk.
— No, enseguida volveré amor.
— No me niegues esto, por favor — pensaba que, si a pesar de todo moría, quería que lo último que viera fuera el rostro de su amada.
— Está bien, vamos — él y la hada subieron en el otro pegaso.
También para los animales fue difícil la travesía a la cima, cuando llegaron los estaba esperando la guardiana.
— Pero... — la elfa estaba confundida.
— Soy el alma del monte... — les sonrió — puedo estar donde quiera.
Todavía la luna no salía, así que se acomodaron para esperar y conversar.
— ¿Por qué hay tantos agujeros? — preguntó Ujk.
— Por cada uno obtienes un don o una maldición, los dioses me enseñaron para que es cada cual, si alguien, a pesar de todo pasa mi guardia, al llegar no sabrá distinguir el que busca. Ese es para pedir un deseo, ese de allá es para vivir para siempre, pero no te lo aconsejo — sus ojos se pusieron fríos un momento — ese es para ir al inframundo y volver al nuestro, solo tienes tres días para eso — siguió nombrando varios más — ese es para encarnar para la eternidad en un ser del cielo, solo falta uno y se cerrará para siempre.
Ya cuando la luna llegó a su cenit, era el momento para pedir el deseo.
— Es tu momento Rosa, pasa.
Antes que el hada se moviera, apareció el jefe ogro.
Ese ser, sin que nadie pudiera reaccionar a tiempo, tomó a la muchacha del cuello.
— Si se acercan la mató, tienes un gran poder guardiana, pero yo soy más astuto.
— Alma, ayúdala por favor — suplicó Ujk.
— Si atacó mataré a los dos.
— Déjala desgraciado — la elfa se tiró contra el monstruo, logró enterrarle su cuchillo en el hombro, pero él se tiró contra la pared y la aplastó dejándola semiinconsciente.
— Vamos ¿Quién más quiere luchar? Jajajaja, ten — le tiró la botellita al hombre-lobo — para que veas que cumplo mi palabra.
Pero cuando éste la abrió se dio cuenta que estaba vacío.
— Era un engaño — dijo Ujk.
— Creo que se me cayó el líquido en la lucha... o nunca hubo nada... quien sabe — rió maligno.
El hombre-lobo miró al suelo, juntó todas sus fuerzas, y con un grito se arrojó contra el ser, tomó la cuchilla de la elfa que todavía estaba en su hombro, y luego de un forcejeo, se la enterró en el pecho, el ogro soltó a la joven hada, que cayó en uno de los lugares donde la luz de la luna pasaba en ese momento, enseguida el monstruo tiró al hombre contra el piso, cuando iba a aplastarlo Alma lo destruyó con uno de sus rayos.
Pero ya la joven alada no estaba, su amado en el suelo respiraba muy cansado.
— ¿Dónde está mi Rosa? — susurró el moribundo.
La elfa miró a la Guardiana del monte.
— Ese lugar era para encarnar en un ser del cielo.
Las mujeres miraron a la luna, donde se veía el rostro pálido de la hada. El hombre-lobo, luego de la lucha casi no tenía fuerzas.
Yhi corrió al lugar correcto.
— Deseo que el veneno que está en el cuerpo de Ujk, el hombre-lobo, desaparezca.
Inmediatamente él se levantó como si nunca hubiera estado a punto de morir, también salió a ver el cielo, donde su amada sonrió al verlo restablecido, pero lloraba por no poder estar con él.
Los ojos de Alma se iluminaron.
— Señores poderosos, benévolos dioses, por favor, ayuden a esta pareja.
En eso varias voces de hombre se escucharon, hablaban al mismo tiempo.
— Ese era su destino, como el tuyo, hombre-lobo, era salvarla y hacerla llegar acá, tendrás que aprender a vivir sin su compañía hasta que mueras, ya que ella seguirá allí por la eternidad.
Ujk corrió y se puso en un lugar donde se piden los deseos.
— Quiero que Rosa baje del cielo y se quede a mi lado.
— Un encarnado en un astro no puede volver a la Tierra — respondieron los dioses.
A los minutos él levantó la vista del piso, y se paró en otro lugar. Cuando el hombre se le acercó, Alma lo miró, desconcertada.
— ¿Estás seguro de lo que has hecho Ujk? ¿No te arrepentirás luego?