Las brujas somos personas muy ególatras. Todo mundo sabe sobre eso, de cómo hemos logrado construir una sociedad en base al poder y la completa hermandad entre nosotras, una confianza envidiable entre todos, misma que ha hecho crecer nuestro ego, misma que nos ha fortalecido y puesto en un lugar importante de esta nueva política de los siete reinos.
Aeryn, la visionaria de las brujas y líder del gran aquelarre oscurità, sabía que no podíamos ser un gremio que se ocultaba en las sombras. Quería tener el poder suficiente para que una red gigante de matriarcados pudiera levantarse entre la profundidad de lo oscuridad y salir a la luz donde seria bien recibida y adorada por los demás.
Cuando los magos y los elfos planearon crear la alianza, las brujas fueran las primeras en responder. Aeryn se presentó, emergió de las sombras y propuso que la decisión que estaban tomando era la correcta, pues traería un nuevo régimen a Gaia II, uno que pronto revelaría quienes eran las razas que merecían estar por encima de las demás.
Los soberanos de las demás razas de la alianza no lo sabían, pero pronto sus palabras se volvieron una realidad, y la construcción de los siete reinos se volvió un hecho. Las brujas se habían puesto alto en la gran pirámide invisible que es la vida.
Después de todo ese desastre, de alguna manera, las cosas no mejoraron del todo para las mujeres de nuestra «especie». Como ya lo saben, o tal vez no porque han vivido toda su vida debajo de una piedra, las brujas no somos buenas controlando la magia elemental del agua, uno de los cuatro elementos primordiales creados por el padre de la bestia sagrada en los inicios de la historia.
Todo se relaciona a que, de los cuatro elementos, el agua es el elemento de la pureza y la vida, la que representa el continuo ciclo del cambio y la alteración positiva del mundo. Eso es lo que lo hace «negativo» ante nosotras.
Las brujas obtenemos nuestros poderes por medio de pactos demoniacos. Los demonios tienen la habilidad de hacer que nuestra alma se debilite para que podamos usar magia, cosa que no tiene ningún tipo de peso hasta nuestra muerte, aunque ese no es el tema. El problema radica en que los seres oscuros que nos otorgan esta habilidad son justamente lo más impuro y blasfemo del mundo, por lo que el agua es prácticamente un opuesto de ello, y por eso, nuestra magia relacionada con el agua está destinada a fracasar.
Obviamente, existe un demonio capaz de otorgar pactos que sean fuertes con el elemento de la pureza. Desgraciadamente, invocarlo no sólo es difícil, sino a veces él mismo no acude al llamado, porque tiene un ego enorme.
Ahora, ¿por qué les cuento todo esto? Es para que entiendan un poco más del contexto de esta oscura leyenda. Misma que es muy especial para cada bruja de Extravaganzza, pues es la única que sin dudas genera terror en cada una de mis hermanas: la leyenda de la canción bajo el agua.
Al sur de Extravaganzza existe un lago. Lo llaman «Lago di respiro», por razones que van a entender más adelante.
Cuenta la leyenda que todo comenzó justo cuando las brujas estaban por terminar de construir la ciudad principal del reino, aquel que ahora lleva de nombre por Extravaganzza. En esas fechas, era normal que un grupo de jóvenes fuera enviado por Aeryn a explorar los alrededores del reino para tener conocimiento de qué cosas nos aguardarían alrededor, y justo era así como el primer mapa de nuestro glorioso hogar estaba siendo construido.
Un día, cuando el grupo del sur estaba explorando la zona más cercana al oeste, escucharon algo familiar, un sonido que solamente podría significar algo, y eso era agua. Emocionadas, las brujas corrieron hasta encontrarse con el rio que desemboca en aquel lago antes mencionado, mismo que no poseía nombre en ese entonces.
Al verlo, todas las muchachas quedaron maravilladas, pues se trata de uno de los depósitos acuíferos más hermosos de nuestro reino. Por lo tanto, decidieron acampar en ese mismo lugar y explorar los alrededor hasta la mañana siguiente, pues los grupos solían salir sólo una semana y regresar a Extravaganzza antes de que pasaran tres días más, sino se les buscaría por los demás grupos de exploración, acompañadas de una fuerza militar de la reina.
Las chicas, a medio día, colocaron sus tiendas de campañas con magia en el sitio, tranquilas y felices de explorar los alrededores, donde no encontraron absolutamente nada extraño. De todas ellas, la más joven llamada Mary Ricci, se quedó para vigilar el lugar de descanso y reunión de todas.
Aquí es donde las cosas son un tanto ambiguas, porque hay varias versiones de lo que sucedió mientras Mary estaba sola. No obstante, la que a mí me contaron de niña y la que creo es la más lógica fue la siguiente.
Las brujas no procuran comer carne de animales cuando están fuera de casa, por lo que las chicas no pescaron nada en el lago, y obviamente no tenían idea de qué tipo de vida albergaba éste dentro. Mary se encontraba solamente cortando frutas y algunas bayas que recolectaron sus hermanas en el camino, para así preparar los platos de todas, que pronto regresarían de su expedición.
Fue entonces que, de la nada, la chica escuchó un burbujeo ligero proveniente del lago. Mary volteó hacia el agua que tenía más cerca, y parecía no haber nada relevante, hasta que notó tenuemente una onda que se esparcía desde un lugar un tanto profundo del lado.
Era raro, porque era como si algo debajo del agua hubiera soltado aire y éste llegara hasta a la superficie. Por lo que Mary, curiosa, se acercó un poco para ver si podía notar algo desde la orilla. Por obvias razones, la chica ni siquiera tocó la parte húmeda del lago, pues es normal que a las brujas no se les enseñe ni a nadar por el repelús que tenemos hacia el agua. Lo único que pudo hacer desde ese lugar es observar con cuidado, hasta que, de la nada, escuchó unos pasos detrás de ella.