Leyendo crepúsculo

Libro abierto

LIBRO ABIERTO

El día siguiente fue mejor... y peor.


"¿Quién quiere apostar a que Edward tiene algo que ver con eso?" Emmett sonrió.
"No, eso es demasiado fácil," dijo Jasper, sonriendo a Edward también. "Hay que apostar a si él es la razón por qué es mejor, o por qué es peor."
"Tienes razón", dijo Emmett, pensativo-. "Apuesto a que es..."
"Paren", Edward gruño ferozmente y sus hermanos escucharon su advertencia - esta vez.

Fue mejor porque no llovió, aunque persistió la nubosidad densa y oscura; y más fácil, porque sabía qué podía esperar del día. Mike se acercó para sentarse a mi lado durante la clase de Lengua y me acompañó hasta la clase siguiente mientras Eric, el que parecía miembro de un club de ajedrez, lo fulminaba con la mirada. Me sentí halagada. 


"Ella no parece que les guste la atención de los  chicos", señaló Alice 
"Extraño", murmuró Rosalie sin creerlo.

Nadie me observaba tanto como el día anterior. Durante el almuerzo me senté con un gran grupo que incluía a Mike, Eric, Jessica y otros cuantos cuyos nombres y caras ya recordaba. Empecé a sentirme como si flotara en el agua en vez de ahogarme.

Fue peor porque estaba agotada. El ulular del viento alrededor de la casa no me había dejado dormir. También fue peor porque el Sr. Varner me llamó en la clase de Trigonometría, aun cuando no había levantado la mano, y di una respuesta equivocada. Rayó en lo espantoso porque tuve que jugar al voleibol y la única vez que no me aparté de la trayectoria de la pelota y la golpeé, ésta impactó en la cabeza de un compañero de equipo.

Emmett se echó a reír y añadió: "Yo realmente deseo tener educación física con esta chica

Y fue peor porque Edward Cullen no apareció por la escuela, ni por la mañana ni por la tarde.

 

"Ves Eddy, es tú culpa", sonrió Emmett en él.
"Te fuiste," Esme dijo con tristeza.
"Tal vez no estoy yendo a la escuela", dijo Edward convincente.
"Tu sabes que sentirías la necesidad de irte realmente", pensó Alice, la expresión de Edward no podía engañarla

 

Que llegara la hora del almuerzo —y con ella las coléricas miradas de Cullen— me estuvo aterrorizando durante toda la mañana. Por un lado, deseaba plantarle cara y exigirle una explicación. Mientras permanecía insomne en la cama llegué a imaginar incluso lo que le diría, pero me conocía demasiado bien para creer que de verdad tendría el coraje de hacerlo. En comparación conmigo, el león cobardica deEl mago de Oz era Terminator.

 

"Sin embargo, el León Cobarde no es un cobarde", señaló Alice.
"Y no creo que esta chica lo sea", dijo Carlisle.

 

Sin embargo, cuando entré en la cafetería junto a Jessica—intenté contenerme y no recorrer la sala con la mirada para buscarle, aunque fracasé estrepitosamente— vi a sus cuatro hermanos, por llamarlos de alguna manera, sentados en la misma mesa, pero él no los acompañaba.

 

“Hermanos, realmente es una buena manera de describirnos", reflexionó Edward.

 

Mike nos interceptó en el camino y nos desvió hacia su mesa. Jessica parecía eufórica por la atención, 

 

"Sí que lo sería", dijo Edward. "Él es su nueva obsesión. Yo estaba muy agradecido porque su atención se dio la vuelta."

y sus amigas pronto se reunieron con nosotros. Pero estaba incomodísima mientras escuchaba su despreocupada conversación, a la espera de que él acudiese. Deseaba que se limitara a ignorarme cuando llegara, y demostrar de ese modo que mis suposiciones eran infundadas. Pero no llegó, y me fui poniendo más y más tensa conforme pasaba el tiempo.

Ella está definitivamente pensando mucho en ti", continuó Emmett bromeando
"Le di una mirada de muerte, por supuesto que estoy en su mente", espetó Edward.
"No estoy seguro de que por eso esté pensando en ti", sonrió Emmett.

Cuando al final del almuerzo no se presentó, me dirigí hacia la clase de Biología con más confianza. Mike, que empezaba a asumir todas las características de los perros golden retriever, me siguió fielmente de camino a clase. 
"Esa es una buena comparación," rió Emmett

 

Contuve el aliento en la puerta, pero Edward Cullen tampoco estaba en el aula. Suspiré y me dirigí a mi asiento. Mike me siguió sin dejar de hablarme de un próximo viaje a la playa y se quedó junto a mi mesa hasta que sonó el timbre. Entonces me sonrió apesadumbrado y se fue a sentar al lado de una chica con un aparato ortopédico en los dientes y una horrenda permanente. Al parecer, iba a tener que hacer algo con Mike, y no iba a ser fácil. La diplomacia resultaba vital en un pueblecito como éste, donde todos vivían pegados los unos a los otros. Tener tacto no era lo mío, y carecía de experiencia a la hora de tratar con chicos que fueran más amables de la cuenta.

 

"Así que no le gusta Mike", dijo Alice.
"Sí, Eddy, usted no tiene que preocuparse por él", agregó Emmett.
Edward no dijo nada a sus hermanos, aunque hizo rodar sus ojos

 

El tener la mesa para mí sola y la ausencia de Edward supuso un gran alivio. Me lo repetí hasta la saciedad, pero no lograba quitarme de la cabeza la sospecha de que yo era el motivo de su ausencia. Resultaba ridículo y egotista creer que yo fuera capaz de afectar tanto a alguien. Era imposible. Y aun así la posibilidad de que fuera cierto no dejaba de inquietarme.

 

“Oh, es cierto", dijo Alice con voz cantarina

 

Cuando al fin concluyeron las clases y hubo desaparecido mi sonrojo por el incidente del partido de voleibol, me enfundé los vaqueros y un jersey azul marino y me apresuré a salir del vestuario, feliz de esquivar por el momento a mi amigo, el golden retriever. Me dirigí a toda prisa al aparcamiento, ahora atestado de estudiantes que salían a la carrera. Me subí al coche y busqué en mi bolsa para cerciorarme de que tenía todo lo necesario.



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En el texto hay: amor, miserio

Editado: 28.08.2023

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