TEORÍA leyó Edward
— ¿Puedo hacerte sólo una pregunta más? —imploré mientras aceleraba a toda velocidad por la calle desierta. No parecía prestar atención alguna a la carretera.
Suspiró.
—Una —aceptó. Frunció los labios, que se convirtieron en una línea llena de recelo.
—Bueno... Dijiste que sabías que no había entrado en la librería y que me había dirigido hacia el sur. Sólo me preguntaba cómo lo sabías.
Desvió la vista a propósito.
—Pensaba que habíamos pasado la etapa de las evasivas —refunfuñé.
"No, no del todo, pero después de esta conversación quizás," dijo Edward.
Casi sonrió.
—De acuerdo. Seguí tu olor —miraba a la carretera, lo cual me dio tiempo para recobrar la compostura. No podía admitir que ésa fuera una respuesta aceptable, pero la clasifiqué cuidadosamente para estudiarla más adelante. Intenté retomar el hilo de la conversación. Tampoco estaba dispuesta a dejarle terminar ahí, no ahora que al fin me estaba explicando cosas.
—Aún no has respondido a la primera de mis preguntas —dije para ganar tiempo.
Me miró con desaprobación.
"El final del último capítulo fue una tomadura de pelo... Yo quería ver la reacción de Eddy", resopló Emmett.
— ¿Cuál?
— ¿Cómo funciona lo de leer mentes? ¿Puedes leer la mente de cualquiera en cualquier parte? ¿Cómo lo haces? ¿Puede hacerlo el resto de tu familia...?
Me sentí estúpida al pedir una aclaración sobre una fantasía.
"No es fantasía y además eran más de una pregunta - la mayoría de ellas nunca me las he preguntado antes", se rió Edward.
—Has hecho más de una pregunta —puntualizó. Me limité a entrecruzar los dedos y esperar—. Sólo yo tengo esa facultad, y no puedo oír a cualquiera en cualquier parte. Debo estar bastante cerca. Cuanto más familiar me resulta esa «voz», más lejos soy capaz de oírla, pero aun así, no más de unos pocos kilómetros —hizo una pausa con gesto meditabundo—. Se parece un poco a un enorme hall repleto de personas que hablan todas a la vez. Sólo es un zumbido, un bisbiseo de voces al fondo, hasta que localizo una voz, y entonces está claro lo que piensan... La mayor parte del tiempo no los escucho, ya que puede llegar a distraer demasiado y así es más fácil parecer normal—frunció el ceño al pronunciar la palabra—, y no responder a los pensamientos de alguien antes de que los haya expresado con palabras
Me miró con ojos enigmáticos.
— ¿Por qué crees que no puedes «oírme»? —pregunté con curiosidad.
"Porque eres un bicho raro", dijo Emmett.
"Hey", Edward gruñó a su hermano. "No hay nada malo con ella."
"Lo digo como algo bueno", se encogió de hombros Emmett.
"No creo que se lo tome en el buen sentido", dijo Edward entrecerrando los ojos, pero Emmett se encogió de hombros otra vez.
—No lo sé —murmuró—. Mi única suposición es que tal vez tu mente funcione de forma diferente a la de los demás. Es como si tus pensamientos fluyeran en onda media y yo sólo captase los de frecuencia modulada.
Me sonrió, repentinamente divertido.
— ¿Mi mente no funciona bien? ¿Soy un bicho raro?
"Evidentemente, ella está de acuerdo conmigo", se rió Emmett.
"No es un bicho raro", susurró Edward otra vez. "No me importa si ella lo cree o no".
Esas palabras me preocuparon más de lo previsto, probablemente porque había dado en la diana. Siempre lo había sospechado, y me avergonzaba tener la confirmación.
—Yo oigo voces en la cabeza y es a ti a quien le preocupa ser un bicho raro —se rió—.
"Tienes razón hermano," rió Emmett. "Tú eres el rarito."
No te inquietes, es sólo una teoría. .. —su rostro se tensó—. Y eso nos trae de vuelta a ti.
Suspiré. ¿Cómo empezar?
—Pensaba que habíamos pasado la etapa de las evasivas —me recordó con dulzura.
Aparté la vista del rostro de Edward por primera vez en un intento de hallar las palabras y vi el indicador de velocidad.
— ¡Dios santo! —grité—. ¡Ve más despacio!
Edward se echó a reír histéricamente a lo que todos lo miraron con extrañeza, incluso Emmett, que había comenzado a reír también.
"¿Qué es tan divertido?" Esme preguntó con cara de preocupación.
"Mi habilidadd para conducir", se atragantó Edward. "Lo que teme es mi habilidad para conducir."
"Ella tiene todo al revés" Emmett fue capaz de hablar antes de unirse a Edward en la histeria.
— ¿Qué pasa? —se sobresaltó, pero el automóvil no desaceleró.
— ¡Vas a ciento sesenta! —seguí chillando.
"Y yo estaba conduciendo lento", rió Edward.
Eche una ojeada de pánico por la ventana, pero estaba demasiado oscuro para distinguir mucho. La carretera sólo era visible hasta donde alcanzaba la luz de los faros delanteros. El bosque que flanqueaba ambos lados de la carretera parecía un muro negro, tan duro como un muro de hierro si nos salíamos de la carretera a esa velocidad.
"Como si lo hiciera", se burló Edward.
—Tranquilízate, Bella.
Puso los ojos en blanco sin reducir aún la velocidad.
— ¿Pretendes que nos matemos? —quise saber.
—No vamos a chocar.
Intenté modular el volumen de mi voz al preguntar:
— ¿Por qué vamos tan deprisa?