-Es ahora,tenemos la oportunidad
-¿Estás loco?
-Tal vez lo estoy, pero en este momento soy el loco más cuerdo del maldito mundo.
Mateo se sorprendió un poco por el tono de voz de Sergio quién solía ser la persona más discreta que conocía, a su vez los nervios le recorrieron el cuerpo y la confusión terminó de apoderarse de él; no estaba seguro de si realmente podía soportar ese sentimiento más tiempo, lo que sí sabía era que tampoco podía decírselo a ella, fuera del propósito principal esa era la única solución.
-¿Qué estás esperando imbécil?- le volvió a insistir Sergio quién a su vez le ponía un cuchillo en la mano a Mateo.
-¿Qué?- le respondió saliendo de su trance- No, esto no es de mucha ayuda, no será ni una astilla para ella.
-Que idiota eres, ¿desde cuando pesan más un par de senos que un par de éstos?- dijo tocándose la entrepierna.
-¡Es que tú no lo entiendes! Eso no tiene nada que ver, las cosas no son como las piensas...
-Tal vez sí lo son- le interrumpió una voz femenina, era Lía que estaba levantándose del suelo con solo la ropa interior cubriéndola. Lucía una lencería muy sexy en color negro; ese color le hacía resaltar sus curvas tan definidas, el sostén le quedaba justo a la medida levantándole aún más sus perfectos y redondos senos; su abdomen era plano, cerca de el ombligo tenía una cicatriz que Mateo reconoció de inmediato, sus glúteos hacían proporción con el resto de su cuerpo; Lía tenía el cuerpo de una Diosa, era deseada por muchos y tocada por pocos que ya se encontraban muertos por dicho atrevimiento.
-No...por favor no Lía- le dijo Mateo con una voz entrecortada y soltando el llanto- Aún no, ¡Te necesito!
Lía le respondió con una lágrima y una sonrisa que reflejaba compasión.
-¡Eres una perra!- interrumpió Sergio- ustedes harán que me explote la cabeza, ¿Cómo puedes...como no puedes sentir nada por él? Pobre mujer, no eres nada, no tienes a nadie.
-Hay muchas cosas que no entiendes pero yo no te las puedo explicar; he perdido mucho el tiempo a lo largo de mi vida, no pienso seguir haciéndolo aplazando el día de mi muerte, solo házlo... mátame.
Los tres se quedaron en silencio y con los sentimientos a flor de piel. Lía sabía todos y cada uno de sus movimientos, a pesar de que ellos fueron demasiado inteligentes, cautelosos y discretos con sus planes olvidaron un pequeño pero el más importante detalle, Lía es una bruja.