—Ella es la luz de mis ojos, pero prefiero verla tomada por otro que sufriendo por alguien roto y condenado como yo.
De los escritos de Derek Miller (16)
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Jessie y Lyra tomaron las bolsas de tela llenas después de haber pagado, una a cada lado de Jeanine, compartieron una alegre sonrisa y le hicieron un gesto, era hora de moverse. La tarde había pasado rápido y ya tenían todo lo necesario para ofrecer la fiesta a Caleb y Eleine.
—Así que... ¿Los rumores son ciertos? ¿Derek tiene una hermana?
La curiosa mirada de Jessie se fijó en ella, suplicante, Jeanine tomó las bolsas que ella cargaba y las dejó en el baúl del todo terreno negro. No iba a responder, aunque conociendo a su amiga, Jessie no desistiría en el tema, era persistente y tenaz, pero molesta cuando algo se le metía en la mente.
—Jeanine...
—Los asuntos del alfa son privados —sentenció cerrando de golpe la puerta.
—Sí, pero ustedes dos son como uña y carne, y esto ha dado vueltas por todos en el clan, algo debes saber.
— ¿De qué hablas? Yo solo soy el lugarteniente, apenas hablamos.
Jeanine capturó el interés en la mirada de Lyra, bien, se estaba enterrando sola en este asunto, era mejor cuidar sus palabras.
—Oh vamos, Jeanine.
Ni en un millón de años pensaría en ventilar los asuntos de Derek, ni siquiera frente a alguien como Jessie, que era lo más cercano a una hermana que podía tener, le quería, pero la confidencialidad era oro para su alfa y ella no le traicionaría jamás.
—No.
Ingresó al interior y cerró la puerta de golpe, el sonido tomó de imprevisto a Lyra, la mujer pegó un salto hacia atrás.
—Lo siento, suban.
Lyra bajó la mirada y sonrió, le agradaba, como cada compañero de clan, pero cada vez que la veía recordaba el castigo de Derek y su loba reaccionaba a eso, Lyra no tenía la culpa por ser elegida, precisamente por tener el pelaje y los ojos grises, tampoco por la condena del alfa. Ella era una dulce mujer sumisa, épsilon, posición que estaba cercana a la base y el corazón de la jerarquía del clan.
— ¿No nos olvidamos de nada?
—No, tenemos todo.
—Bien.
Dos horas y media de viaje desde la ciudad a las tierras forestales del clan, les llevó otra hora más acondicionar y decorar su cabaña para la fiesta de bienvenida. Por ser la más grande, Jeanine la había ofrecido como lugar donde realizar todo. Así que al anochecer, terminó con su nido rebosante de vívidos colores, adornos y carteles.
Las tradiciones del clan no eran todas malas, algunas servían para fortalecer los lazos, las amistades y la unión entre pares, las celebraciones después de las ceremonias de vínculos eran eventos muy esperados cada vez que una pareja se vinculaba.
Y ella había asistido a muchas durante estos largos años siendo lugarteniente. Ya se sabía de memoria el procedimiento, la última fue la de Logan y Emmy, el sentimiento en su pecho era agridulce en cada una de ellas, pues podía sentir lo mucho que le dolía a Derek ofrecerlas sabiendo que nunca obtendría una para él. Ver ese deseo en su mirada era devastador para Jeanine, su puesto le obligaba a estar junto al alfa en la ceremonia, pero de no serlo, estaba segura de que dejaría de asistir para no verlo desmoronarse y seguir de pie, mirando a las parejas jurarse fidelidad y amor.
El llamado de la puerta le distrajo, Jeanine acomodó las cintas de seda azul y fue a abrir la puerta.
Elliot se giró al instante en que ella le recibió, llevaba una bolsa de tela que olía a dulces, le sonrió de forma lenta y suave, Jeanine señaló la bolsa y él le frunció el ceño, aparentemente molesto.
— ¿Noche de películas? ¿Te suena? Es viernes.
Jeanine abrió los ojos, lo había olvidado completamente, con este asunto de Madeleine ella no tuvo tiempo ni para revisar su agenda de pendientes.
—Oh, Elliot...
Una silueta se movió a lo lejos, Jeanine retrocedió en el momento en que Jessie le saltaba encima.
— ¡Santo cielo Jessie! —Se quejó en medio de un alarido—. ¡Deja de hacer eso!
La risa de la mujer llenó el ambiente, antes silencioso.
—Eres tan fácil de atrapar cuando estás con Jeanine, ¿por qué será?
—No de nuevo Jessie, o juro que...
—Las amenazas no funcionan conmigo, a menos que seas Derek.
Elliot se giró, de forma pesada pues Jessie todavía estaba subida a su espalda. El lobo le sonrió con malicia.
—O Arif.
Las mejillas se colorearon y la fuerza de Jessie se desarmó, un efímero instante.
—Puedo comerme a ese cachorro de desayuno en cualquier momento.
—Oh sí, todos sabemos que te lo quieres comer.
Jessie gruñó, Jeanine ya no pudo contener la risa.
— ¿Van a pasar o se quedarán peleando toda la noche?
Ambos la miraron con falso enojo, Elliot hizo fuerza hacia arriba dejando caer a Jessie quien se mantuvo de pie con escaso equilibrio.
—Vaya... Esto es... ¿Qué rayos es esto? Parece que un unicornio vomitó un arcoíris en tu sala.
—Eres un bruto Elliot.
Jessie cerró tras de sí la puerta, y con su gran agilidad le arrebató la bolsa con dulces.
—En todo caso, ¿por qué adelantarse tanto? Faltan dos días.
Jessie bufó.
—Es malo hacer todo a último momento —respondió alargando su mano para arrebatarle el control.
—No otra vez...
—Ya conoces las reglas —cantó.
Mientras ambos preparaban los batidos en la cocina, le dejaron la opción de elegir la película a Jessie.
— ¿Vendrás a la ceremonia?
Elliot le miró, en el estrecho lugar parecía incómodo por su porte, desde la confrontación con las facciones Blue Storm, él había ganado un poco de masa y altura, Jeanine no podía explicarlo era como si estuviera pasando por otra fase de desarrollo, o una segunda adolescencia, el punto importante era que Elliot estaba más cambiado, con mayor fuerza.
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Editado: 18.08.2019