Libérame

Capítulo 24

 


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☆゜・。。・🐺🌙🐺・。。・゜★

 

— ¿Quieres prestarme atención?

La solicitud envuelta en una demandante voz le hizo despegar la mirada del anotador digital, Jeanine se dirigió a los ojos suplicantes de Elliot que rogaban por un poco de atención. Estaba enfadado, pero lo ocultaba muy bien.

—Lo siento, Eleine me ha escrito algo importante, debo informarle a...

Un chasquido de lengua irritó al animal.

—Siempre es lo mismo Jeannie. 

Elliot desvió la mirada a la ventana del comedor. Ella tomó aire y contó en reversa para calmar a la loba, tres semanas pasaron desde que formalizaron la relación y todavía parecía que no lograban hallar un equilibrio, las espasmódicas muestras de celos de Elliot era la mayor fuente de frustración para Jeanine. La loba no paraba de repetirle que estaban en un mal camino. 

—Bien, dejaré esto por aquí. —Alejó el anotador digital sobre la mesa—. Ahora sí, ¿qué decías?

Una mirada profunda de ojos suaves regresó a ella, el semblante del lobo se relajó al obtener su atención. Elliot tomó un poco de café.

—Estoy pensando en pedir un préstamo al banco estatal.

Jeanine redondeó los ojos.

— ¿Préstamo? ¿Para qué?

El color marrón se hizo más brillante, resaltado por una sonrisa enérgica.

—Para iniciar mi propio clan.

Esa noticia le cayó como un balde de agua fría directo al estómago, Jeanine sonrió a medias.

—Vaya... Eso es... Inesperado.

— ¿Verdad que sí? —Elliot sonrió complacido—. Lo he pensado desde antes que comenzáramos a salir, y ahora me llena de emoción pensar que eso puede convertirse en algo real..., piénsalo Jeannie, tú, yo y otros diez o veinte lobos seguidores creando un nuevo camino, una nueva vida al sur de Spokane.

Completamente muda, su capacidad de respuesta inhibida, Jeanine se llevó una tostada con dulce de durazno a la boca, retrasando la respuesta que Elliot parecía esperar con ansias. Estaba realmente entusiasmado con la idea, tanto que el destello se volvió más intenso cuando sus ojos cambiaron al dorado oscuro del lobo.

El anotador digital vibró, Jeanine desvió la mirada hacia el objeto y el silencio se volvió incómodo, cortante. Ella lo tomó y abrió el mensaje.

— ¿No vas a responder?

Pero ella se perdió en las palabras escritas que levantaron cada una de sus alarmas, desplazando la pregunta cargada de decepción de Elliot.

Necesitamos ayuda Jeanine. Anissa y diez de los suyos nos han expulsado de Ricker Mountain, Caleb peleó con ellos y lo hirieron pero creo que estará bien. Ellos no quieren a ningún Moon Fighter en sus tierras.

Jeanine regresó a Elliot, continuaba esperando, el café enfriándose en la taza de cerámica roja mientras daba vueltas una galleta de limón entre sus dedos.

—Lo siento —repitió—. Es solo que..., la idea me pareció inesperada, es eso.

— ¿Vendrás conmigo?

Sus miradas chocaron, Elliot tenía fuerza, poder y una súplica silenciosa, como si en su interior gritara una orden que tanto ella como su loba se resistían a obedecer.

—La verdad es que..., no lo sé, debo pensarlo, aquí tenemos...

—Nada —interrumpió—. Este clan está hundido Jeannie, nosotros podemos buscar nuestro futuro. —Elliot extendió su brazo para alcanzar la mano de ella, su toque fue suave y persuasivo—. Si es el puesto lo que te preocupa eso se soluciona fácil. —Sonrió—. Serás mi lugarteniente en el nuevo clan, y todo seguirá siendo como aquí.

«Pero no tendremos a Derek» susurró el animal, exigiendo que rechazara la oferta de inmediato.

—Puede que así lo veas tú, pero yo sigo creyendo en este clan, aquí tengo todo.

— ¿Realmente lo tienes?

Esa pregunta le descolocó, Elliot entrecerró los ojos conscientes del efecto que había causado en ella. La duda surgió, y ella consideró que quizá tenía razón, si lo pensaba había pocas cosas que la aferraban a estas tierras además del alfa que no salía de su mente, un puñado de amigos leales que lo daría todo por ella, su familia dispersa que estaba tomando rumbos diferentes, y Elliot, quien parecía quererla pero tenía actitudes que a veces le sacaban de las casillas.

Un nuevo mensaje retrasó la respuesta incómoda una vez más, ella pensó que Eleine le estaba confirmando que iban a mudarse de inmediato, sin embargo, el emisor y formato eran distintos. Un correo cifrado de la ACC, en formato documento. Jeanine lo abrió intrigada y luego de leerlo una sola vez, se puso de pie.

— ¿A dónde vas? —Preguntó Elliot en tono exigente.

—Una emergencia.

El lobo ladeó la cabeza un poco.

— ¿Y no piensas decirme?

Jeanine lo observó, su rostro había cambiado a una seriedad peligrosa. Estaba tratando de usar su dominio contra ella, pero por supuesto, no le funcionaría, Jeanine fue entrenada para ser fuerte, jamás bajar la mirada, someterse era un asunto de su elección y ella solo lo hacía frente a una persona, y precisamente no era Elliot, ella todavía no le reconocía a ese nivel. Se suponía que los cambiantes lobos se vinculaban con rapidez cuando escogían una pareja, sin embargo ellos dos..., lo que tenían no estaba rindiendo frutos.

—No —dijo y descolgó su abrigo del respaldar de la silla de madera roja.

— ¿Por qué no?

Jeanine se apresuró a ir por el pasillo hacia la cocina, Elliot le siguió también hasta la sala.

—Ya te lo dije.

—No, solo me evades.

— ¿Por qué siempre haces todo tan difícil? —Exigió mirándolo sobre su hombro.

Elliot respiró fuerte, su macizo cuerpo tensándose.

—Porque mi pareja siempre insiste en ocultarme cosas.

Jeanine gruñó bajo, ¿acaso le estaba reclamando?

—Sabes muy bien lo que es la lealtad —replicó. 




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