—Un lugarteniente debe servir y proteger al clan, pero por sobre todo, al alfa.
Código del Alfa. Segunda Ley.
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Inocentemente creyó que volvería, ella esperó quieta, muy quieta, confiando en que Derek volvería con toda la furia para restablecer el orden, que lo vería irrumpir desde las sombras para caer con una tormenta de garras y dientes.
Pero no lo hizo. Se fue, realmente se fue. Y dejó un vacío tan grande que incluso el bosque no volvió a emitir sonidos, la brisa había cesado. Su nariz picó junto a las lágrimas que retenía con gran esfuerzo, la marejada olfativa todavía no cesaba y la cantidad de sangre que podía oler... Era demasiada, Jeanine estaba siendo bombardeada de todas direcciones y el caos parecía querer engullirla para jamás dejarle ir.
La esencia del último Miller se desvaneció, y Elliot dio por concluido ese maldito juicio, con gran satisfacción los viejos del Consejo murmuraron cosas de orden y progreso, una sarta de frases antiguas que aseguraban que habría problemas adelante. Sin embargo, poco le importaba, Jeanine solo quería seguirlo.
En su lugar, tomó aire, en el arroyo pocos quedaban, a unos cuantos pasos la debilitada figura desnuda de Emerald Wilkins temblaba de pura rabia. Jeanine se acercó a ella, Logan todavía no despertaba y por su respiración supo que algo estaba mal. La brillante mirada verde de Emmy estaba tan perdida que dudaba si sabía que ella estaba a su lado.
—Le perforó el pulmón derecho con una garra —murmuró, los labios le temblaron—. Lo atacó por detrás, como un cobarde.
Jeanine se arrodilló, observando al lobo pardo, Logan se había transformado para sobrevivir.
—Quería matarlo.
Inquieta, volteó para ver a Seth. Todavía quedaba algo que se negaba a creer que Elliot de verdad quisiera ver muertos a dos líderes con los que creció lado a lado, pero la loba continuaba susurrándole que por el poder se podían hacer cosas inimaginables.
—Los sometió.
—No me importa cómo lo llames —ella dijo, su voz dura—. Yo voy a matarlo.
Jeanine volteó hacia Emmy, feroces ojos verdes le miraron con una inmensa furia asesina.
—No puedes.
—Sí, puedo, nadie lastima a Logan, él es mío y aquel que se atreva a herirle tiene los días contados, Elliot se ha convertido en mi enemigo.
Jeanine comprendió que la mujer se movía a través del instinto y no de la razón, ella debía hacerle volver.
—Entonces morirán los tres —replicó—. ¿Quieres eso?
La mujer no respondió, se abrazó a sí misma bajando la mirada a su lobo.
—Logan va a sobrevivir y tú seguirás cuidando de él.
Emmy siseó.
—No obedezco órdenes de ningún lobo. —Emmy acarició la mejilla del lobo inconsciente—. Si no me dejas vengarme, entonces nos iremos de aquí.
—No.
—Lo haremos.
—No, no él, Logan nació aquí.
— ¡Y aquí por poco lo matan! —Exclamó en un grito roto—. ¿No ves lo que pasó aquí? Las cosas han cambiado, Derek ya no es el alfa del clan y ese tipo parece tener tendencias al puritanismo. Cualquier persona con esas características nos verá como el enemigo, este lugar ya no es seguro.
—Elliot no es así.
Un gruñido quebrado se alzó en el aire, el mortal felino se veía a través del brillo esmeralda.
—Comandado por esos ancianos lo será pronto. Llevaré a Logan a un lugar seguro, a mi hogar y no puedes hacer nada para impedirlo.
Jeanine quiso discutir, pero la loba susurró que no era necesario, pues entre ellos, no tenía voto ni decisión, Emmy era la pareja de Logan y haría todo lo posible por protegerlo. Suspiró, y mirando a los desgarros que la mujer tenía en las costillas, Jeanine retomó el orden dentro del caos que era su mente.
—Antes de eso deben ser atendidos por Dashiell.
Emmy asintió, gotas de sudor le cayeron por la mejilla, mojando el cabello castaño alrededor. Pronto, alguien se le acercó despacio, giró y encontró la mirada azul de Seth.
—Tú también.
El rastreador no opuso resistencia, se movía casi arrastrando la pierna y conteniendo con una mano apoyada en las costillas quebradas en su interior.
—Ahora debes decidir —Seth dijo, su voz sonó debilitada y triste—. Reconocer a Elliot, o permanecer leal a Derek y huir del clan. —Seth le detuvo cuando Jeanine quiso arrojar su respuesta, no tenía que pensarlo más de un segundo—. Pero antes necesitamos una última junta de líderes.
— ¿Para qué?
Los ojos de Seth cambiaron al dorado, el lobo herido.
—Para evitar que Elliot nos lleve a la ruina.
El miedo que quedó impregnado en el ambiente anticipaba los días densos que vendrían, los tiempos de calma que Derek había cuidado tan recelosamente llegaron a su fin, y ahora, Jeanine debía prepararse. Estaba en un delgado hilo tras la derrota, y si Elliot no la reconocía como su lugarteniente sería degradada a la última loba en la línea de las Beta.
Borrando las lágrimas que cayeron sin prisa, Jeanine buscó su celular y marcó el número de Dashiell, no se tomó la molestia de explicarle lo sucedido, tan solo le dijo los nombres y el estado de los heridos. Quince minutos después, el médico apareció con seis de sus ayudantes cargando el equipamiento junto a tres camillas.
—Oh no, dime que es una broma.
Los ojos verdes de Dash eran suplicantes, pero Jeanine no endulzó nada.
—Es cierto, Derek fue vencido por Elliot.
—Mierda.
Dash acomodó los mechones rubios por detrás de la oreja, se acercó hasta el cuerpo dormido de Logan y comenzó a buscar sus latidos con un estetoscopio, con las manos protegidas por guantes revisó la dilatación de sus pupilas, y luego le colocó un termómetro intercutáneo para controlar la temperatura.
—Oigo un ruido anormal en su respiración, puede tener algo de sangre en el pulmón dañado, tendré que removerla.
— ¿Se pondrá bien? —Emmy preguntó en voz baja.
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Editado: 18.08.2019