Libérame

Capítulo 43

 

Los humanos han comprendido la magnitud de sus errores y nos han liberado..., es algo tan increíble como estúpido, porque somos niños echados al mundo sin padres que los guíen ni reglas que los controlen, somos libres, pero esa libertad tiene un precio, el miedo a lo que somos capaces de hacer y de sentir, ese miedo de la consciencia humana que hemos heredado.

 

De los escritos de Abraham Miller. 2211.

 

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Cuando abrió los ojos, se halló a sí mismo rodeado de blanco, al principio creyó que estaba en algún tipo de trance místico, tal vez en el cielo..., pero luego escuchó sonidos ahogados y reconoció olores fuertes, antiséptico, cloro, desinfectante, diferentes perfumes artificiales y el potente olor a limón característico de... La enfermería.

Derek estaba en la enfermería... ¿Acaso todo había sido un sueño loco?

Las sábanas blancas que le cubrían el cuerpo se sintieron tensas, algo le estaba jalando hacia abajo, y algo estaba ansioso por subir a la camilla. Pronto Derek se sorprendió al ver a un esponjoso cachorro de leopardo de las nieves trepar por su pierna, pequeños pinchazos de diminutas garras le alcanzaron la piel y con gran torpeza el pequeño logró sentarse, rodear su cuerpo con la larga cola y bajar la nariz para olfatearlo. Derek no quería ni respirar para no asustarlo, y su corazón se llenó de ternura, sonrió, esto no era un sueño, aunque fuera completamente descabellado ver a tan frágil criatura en un clan de lobos..., aunque para ser precisos, su gente jamás tocaría a un cachorro para hacerle daño.

—Hola pequeño —su voz sonó rasposa, el cachorro dio un respingo—. ¿Dónde está tu mamá?

¿Y quién es ella?

— ¡Vincent! —Llamó una mujer—. ¡Vincent!

El cachorro movió sus orejas y luego dio un salto, aterrizó bien pero al esconderse bajo la camilla resbaló en el suelo. La cortina se movió de golpe.

—Oh —Riley se sorprendió—. ¡Despertaste! —Chilló alegre.

Derek sonrió.

— ¿De casualidad no has visto a un cachorro por aquí? —Preguntó mientras se acercaba para revisar sus signos vitales.

Hizo su mayor esfuerzo por no reírse, sentía un ronroneo debajo, adorable.

—No, yo no he visto nada.

—Ahh..., ¿cómo te sientes? ¿Tienes mareos, náuseas, dolor de cabeza, tus extremidades funcionan adecuadamente, tu lobo se encuentra activo?

—No tengo ninguna de esas cosas y..., el lobo está bien. —Derek le guiñó un ojo, realmente se sentía bien, casi reparado—. ¿Dónde está Jeanine? ¿Cuánto llevo en la enfermería? ¿Has visto a Seth? ¿Qué edad tiene el cachorro que ronronea debajo de la camilla?

La mujer sonrió.

—Jeanine está en una reunión, creo, te mantuve dormido durante dos días para que pudieras dejar que tu sistema eliminara la droga que consumiste, Seth se fue a buscar a unos amigos que se escondían en Highside, y... —Ella se agachó, y cuando volvió a enderezar su postura tenía al cachorro entre sus brazos que daba tiernos gruñidos que aparentaban ser feroces—. Este pequeño tiene cinco años. —Extendió al cachorro frente a ella—. Tú y tu padre están en grandes problemas, Aiden por distraído y tú por desobediente.

El inicio de una sonrisa le quitó peso al regaño y luego, el pequeño pasó una diminuta lengua por la nariz de su madre.

—Tan pequeño y manipulador... —Riley regresó su atención a Derek—. Dashiell acaba de llegar, le he pasado los registros de quienes han usado la enfermería y sus recursos, mis leopardos ya están bien y listos para regresar a casa.

—De acuerdo, gracias..., oye Riley, ¿puedo irme de aquí?

La mujer dudó.

—Yo preferiría que te quedes un día más, pero veo que estás ansioso por saber de los demás así que..., si te sientes capaz, hazlo, pero con cuidado.

—Genial, sí, gracias.

Sus huesos crujieron cuando se sentó en la camilla, arrastrándose hasta el borde respiró. Una silla de color azul tenía una muda completa de ropa, su ropa. Bajando los pies al suelo, Derek los extendió para sentir el frío y luego se aventuró a comprobar si podía sostenerse. Le costó mantener el equilibrio, pero lo logró. Después de vestirse se acercó a las cortinas blancas, tomó aire y salió, el amplio salón principal de la enfermería estaba casi vacío, solo un par de camillas al fondo estaban ocupadas, todo se veía limpio, cálido, con vida.

Un poco tambaleante, Derek se encaminó hacia la puerta que derivaba en el anexo que conectaba la enfermería con la casa de Dash, al atravesar la segunda puerta fue recibida por mucha luz proveniente de los focos incandescentes del techo.




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