Libertad

Capítulo 2: *Comenzando de cero

Anastasia**

Subo a mi coche sin mirar atrás, los recuerdo son contantes, el día de nuestra boda, el día que nos enteramos que íbamos a ser padres, el día que Lían nació. Todo fue increíble, pero como nada es perfecto y duradero, siempre habrá avalanchas de desastres que por más que quieras ya no puedes detener.

Llego a mi destino, estaciono el coche a un costado de la acera y bajo de él. Toco el timbre para que abran la puerta, escucho los pasos acercarse y el pomo de la puerta moverse, se abre y el hombre se queda parado con cara de: "¿Qué diablos haces aquí?"  lo ignoro entrando sin un debido permiso, me acerco al mini bar que tiene y tomo una botella de tequila abriéndola dando un buen sorbo. Mi amigo se sorprende al ver mi acción y solo se limita dar unos cuantos pasos para ir por unas copas, obviamente no me dejara tomar sola.

--- Seria muy descortés de mi parte--- se acerca quitándome la botella---, dejar que mi amiga beba sola--- vierte una buena cantidad de licor a las copas---. Así que hoy seremos como dos malditos alcoholicos--- me toma de la mano llevándome a uno de los sofá---, y nos olvidamos del mundo--- me entrega la copa con licor y no dudo en beberla, aunque eso no pasa ya que mi querido amigo me detiene en el proceso.

--- Antes de hacerlo. Solo dime, ¿Por qué brindamos?--- le sonrió dejando expulsar un largo suspiro.

--- Brindamos por mi libertad, por mi decisión, por un nuevo comienzo.

--- ¿Ajá?

--- Y por un nuevo empleo.

--- ¡Wow! tienes mucho porque brindar--- expresa con esa chispa de entusiasmo que lo caracteriza.

--- ¿Y tú, por què brindaras?--- pregunto.

--- Brindo por la primera vez después de mucho tiempo que estoy tomando un delicioso tequila con mi amiga--- levanta la copa con una sonrisa de labios cerrados. Juntamos nuestras copas y brindamos por todo lo dicho.

--- Ahora dime ¿Qué decisión?--- pregunta al intrigarse con mis palabras.

--- Me iré, Ale--- mi amigo casi se atraganta con su bebida.

--- ¿Estas bromeando, verdad?--- pregunta y niego.

--- ¿Cómo que te iras? ¿A dónde?

--- He decidido alejarme de todo lo que me hace daño, de mis hijos y de mi marido, suena cruel, pero sé que a ellos el hecho de que me valla no les perjudica, viven mejor sin mí y aprovechare eso para aceptar el nuevo cargo en el mejor bufete de abogados en España.

--- ¿En España?, ¿estás loca?--- le levanta al borde del colapso.

--- No, solo decidida a comenzar de cero. Acaso no fuiste tú el que me aconsejo que me alejara de lo que me hace daño, que hullera y que fuera feliz--- niega caminado de un lado a otro.

--- Sì, pero no de esta manera, no a España--- sus bellos ojos se ponen brillosos, acción que me rompe el corazón.

--- Entonces, ¿de qué manera?, ¿huir sin decir nada?, por lo menos tengo un motivo para irme y un lugar donde me espera el trabajo que amo. Tratare de ser feliz, ya no viviré en la soledad de siempre, con las indiferencias de siempre, estaré tranquila sin sentirme hundida, necesito estar bien y tu más que nadie lo sabe. En este lugar a nadie le importo, Alex--- digo sintiéndome indefensa, rota y sin fuerzas. Mi amigo se acerca y me lleva a sus brazos.

--- No estás sola, tal vez ellos no te quieren, pero yo sí y lo sabes. No me agrada la idea de que te vayas a España, pero te apoyare si eso hará que te sientas mejor y que puedas encontrar la felicidad que mereces--- me arropo entre sus brazos sintiéndome querida.

--- Gracias--- digo limpiándome las lágrimas.

--- No mi abogada, el que debería agradecer soy yo, me has ayudado en mucho, eres la mejor persona que he conocido en mi vida, a veces no entiendo porque a las personas como tu tienen que lastimar tanto, pero recuerda, ya no habrán golpes tan poderoso que pueda derribarte, porque este corazón esta tan sobrevalorado que ya nada podrá romperlo.

--- Querrás decir tan lastimado--- digo en son de broma.

--- Puede ser, pero suena mejor sobrevalorado--- sonreímos luego le damos un buen trago a nuestra bebida.

--- ¿Tus hijos lo saben?--- se sienta preguntando con la curiosidad de suponer la reacciòn de mis hijos---. ¿Cómo crees que reaccionen?

--- No lo sé, solo que no les diré nada hasta que me valla.

--- ¿Y cuándo piensas irte?

--- Dentro de dos días--- escupe el trago que tiene en la boca.

--- ¡¿Qué?!--- grita---. ¿Por qué?

--- La oferta me la ofrecieron hace días, lo estaba pensando desde entonces, no estaba segura de aceptarlo hasta esta tarde.

--- ¿Y qué te hizo cambiar de opinión?

--- ¿Tu qué crees?

--- Los monstros que tienes como familia--- eso me hace reír, siempre los trata así, "los monstros".

--- ¿Y cuándo piensas regresar?--- esa pregunta hace que me quede pensando, no porque no lo sepa, sino porque no sé si soportare mi decisión.

--- No lo harás, ¿cierto?--- él se auto responde---. Entonces este es prácticamente el último día que estaremos juntos--- dice en un hilo de voz mientras sus lagrimas empiezan a descender. 

Me acerco a él y lo abrazo con todas mis fuerzas, un abrazo que expresa todo lo que estoy sintiendo, lo quiero tanto y me duele dejarlo, pero él entiende mi decisión y porque lo hace no me detiene.

--- Iré a visitarte--- dice limpiando sus lágrimas.

--- Y yo te esperare con los brazos abiertos--- lo extrañare sin duda alguna. Es un gran amigo, me a ayudado en mucho, siempre me a acompañado en este desastre de vida que llevo, a estado en mis mejores momentos, cuando me ascendieron en mi puesto fue el único que lo festejo, en mis cumpleaños era el único que se dignaba en mandarme un stiker de felicitaciones para después comprarme un pastel, reclamando a mis hijos por no acordarse de mi cumpleaños. Esta es la amistad que todos quisieran tener y la que yo tengo, pero que hoy soltare para buscar mi bienestar.   




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