Anastasia
Cómo aconsejarle a un corazón roto. Cómo encontrar palabras para un alma herida. Cómo poder describir lo que ha sido de mi vida durante estos años. Cómo decir lo que siento ahora y lo bien que me siento al ya no sufrir. Ya he dejado de llorar, de preguntarme que hice mal para merecer lo que antes me pasaba.
No abandone a nadie. Simplemente me alejé de lo que me estaba dañando de una manera brutal. Ahora estoy aquí, bebiendo de un buen vino y disfrutando de la tranquilidad del día. Sintiéndome en paz.
Hasta que el aviso de que ellos están aquí me hace sentir un nerviosismo que no tengo manera de controlar.
Esos mismos nervios que sentí cuando escuche la voz de su padre.
Me levanto de mi asiento y corro para verlos después de esos dos largos años. Al llegar un sentimiento de tristeza volvió a regresar, esos recuerdos volvieron atacarme. Esa nostalgia volvió a descender y ese amor floreció más que nunca.
Cuando me informaron que dos chicos preguntaban por mí me pareció muy sospechoso. No le di la mayor importancia porque en este oficio es muy peligroso acudir a llamados que no tenías un sobre aviso con anterioridad. Pero Clara me asegura que se trata de ellos, que se trata de mis hijos. Los veo alejarse tomados de la mano. Han crecido mucho durante este tiempo, se ven mucho más maduros, más serios en su andar, más decididos. De repente mi pequeña luz se voltea y me ve fijamente, claramente veo cuando pestañea varias veces aclarando que lo que ve, sea una realidad o una simulación. Se detiene y con ella lo hace Lían. Él me ve de la misma forma que su hermana, es ahí donde la escucho gritar ≪Mamá≫
Al instante abro los brazos regresándome al recuerdo más lindo de mi vida, aquel recuerdo cuando ella solo tenía cinco años y me esperaba todas las noches en la sala. No importaba los días de frustración que sentía, porque ella era la que lo remplazaba con su ternura, porque era ella la que me recibía en casa siempre con los brazos abiertos y una enorme sonrisa.
Siento el impacto de su cuerpo chocar con el mío, me abraza tan fuerte que siento que me romperá los husos, pero lo que más siento es su miedo, el miedo a soltarme. Acaricio su espalda, luego lo veo a él, a mi pequeño niño. Sus vellos ojos quieres derramar lágrimas, el movimiento de sus pies quieren correr hacia mí, pero su pensar no lo permite. Le sonrió con nostalgia a ver que mi hijo aun teme a ser lastimado. Le susurro un te amo, es ahí donde sonríe y corre hacia mí.
Escucharla decirme mamá me consumió por completo pero sentirlos de nuevo entre mis brazos me vuelve a los tiempos en los que ellos eran todo para mí.
Los abrazo sin soltarlos, los acaricio sin creer que esto sea una realidad. Ellos se reparan de mí, mi hija me contempla con la mirada risueña, mi hijo volvió al semblante de siempre, es curioso verlo con poca barba, a sus 19 años nunca lo vi con el. Él nota mi mirada, luego la cubre con su mano, sonrió con su acto apenado.
---- Te ves guapo---- digo alagándolo.
---- No me lo he cortado---- escuchar su voz es como si me quitaran cinco años de encima.
---- Y tú---- le digo a mi hija----, estas un centímetro más alta---- le indico los centímetros con mi dedo en son de broma. Ella sonríe, algo que noto de malo en ambos, es lo delgados que están, las ojeras que se esconde en los ojos de mi hija, cosa que me lleva a preguntarme, ¿no ha dormido bien?
---- Vamos---- les digo a los dos, los tomos de los hombros uno de cada costado del mío, Liss me abraza de la cintura y recuesta su cabeza en mi cuerpo.
Aún sigo sin creer que esto está pasando, y ahora las preguntas me inundan la mente haciéndome preguntas como el del por qué ellos están aquí.
Entramos al edificio y todos del personal me ven como si estuviera loca, trayendo a dos chicos abrazados. Considerando que en esta empresa la vida privada es así, privada, nadie sabe de ti y de tu familia, solo la labor que desempeñas aquí dentro y tus pasos a conseguirlo. No obstante, la persona que sepa de tu vida familiar es porque tú misma le has tenido la plena confianza de contarle, por ellos todos me ven extrañados, a excepción de Clara y David que saben todo por lo que yo he pasado. Al llegar a mi oficina los chicos se sientan en el sofá. Los contemplo por unos segundos hasta que la puerta es abierta de impacto.
---- ¿Ya los…..----- Clara se caya al verlos ahí sentados----. Oh… perdón, no quería entrar así---- me da una mirada con una media sonrisa y se va. Lo chicos no reaccionan luego y solo dejan que una desconocida se valla.
---- Ella es mi amiga C…
---- Clara---- termina Liss por mí. Arrugo la frente al comprender que si la conocen----. Fue por ella que te encontramos mamá---- aclara. Sigo sin entender del todo, pero no me importa, ellos ya están aquí.
---- Te ves muy linda---- dice mi hija con una sonrisa.
---- ¿Están bien?, ¿quieren tomar algo?, no sé, ¿comer, tal vez?---- él niega, pero la mirada de Liss pide todo lo contrario. Así que ordeno a mi secretaria que valla por comida para los tres.
---- Mamá, queremos decirte algo---- habla Lían. Con la cabeza le pido que hable.
---- Se trata de papá---- dice y mi tranquilidad se baja al primer piso.
---- Cariño, me pasas….---- David entra interrumpiendo. Él observa a mis hijos con vergüenza----, lo siento, no creí que estabas ocupada---- se disculpa----. Vengo más tarde, adiós---- se despide apenado y si va.
---- ¿Qué pasa con él?---- luego de un leve silencio, pregunto regresando al tema
---- Se va a casar mamá---- dice Liss con desespero----, se va a casar con esa mujer.
La inquietud de mi hija hace que mi alegría de verlos se muera, ahora puedo entender del porque ellos están aquí. Siento una desilusión tan inmensa que oprime mi pecho.
---- Lo sé---- digo con la tranquilidad más falsa de la historia----, pero ya no es mi problema. Si él quiere rehacer su vida con ella, es su decisión.