Esa mañana llegaba a casa mucho más cansado que de costumbre ya que tuvo que soportar a su madre discutir con su marido por haberle permitido a él quedarse esa noche en su casa.
Su padrastro Nestor lo odiaba intensamente y siempre buscaba la oportunidad de denigrarlo con los más bajos insultos.
Aún no entendía por qué debía ir a casa de esa mujer que le dió la vida ya que a los seis años lo abandonó, porque su nuevo marido así se lo pidió. Pero lo cierto era que su padre quería que tuviese una relación con ella aludiendo que era su mamá.
Se dirigió a la cocina ya que moría de hambre. Se sirvió algo y desayunó mientras su padre entraba a la cocina.
— ¿Cómo te fue?
— Sin comentarios Sasha.
— Boris sabes perfectamente que..
— No me sermonees y para tu información no pienso volver a esa casa ni a hablarle.
—¿Tan mal te fue?
— Odio a su marido y ella no me cae bien.
Concluido el desayuno ambos salieron a sus respectivas obligaciones. Boris se presentó en la oficina del alcalde para recibir su castigo por haber sido acusado de hacer vandalismo al pintar las paredes de la academia primaria.
Por supuesto que nunca le dijo a su padre Sasha sobre este problema, no quería preocuparlo. Suficientes problemas le traía ya.
La habitación del alcalde era lúgubre, con colores grises y muebles oscuros. El alcalde era un hombre de pelo negro, piel palida, ojos oscuros. Vestía un traje negro y camisa blanca.
Cuando Boris entró el alcalde le clavó la vista mientras le pedía que se sentara.
Boris llevaba puesto un pantalón negro, remera roja y campera roja y negra. Sus rubios cabellos le llegaban a los hombros, su mirada color del cielo mostraba tristeza y resignación. Llevaba zapatillas negras y medias rojas.
Tenía 16 años de edad y no se llevaba bien con casi nadie de los de su edad. Pero no era por él mismo, sino más bien porque los padres de sus compañeros y todos los demás chicos se ocuparon de sembrarle aquel rencor hacia él en sus hijos ya que ellos mismos lo despreciaban.
Lo peor era que ni él mismo sabía por qué lo trataban así.
— Bien Boris — el alcalde Dan tenía una carpeta en sus manos en cuyo interior estaba toda la información de él — Deberás comportarte acorde a tu edad.
— Yo no hice nada.
— Y asumir tu responsabilidad ante tus echos delictivos.
Boris suspiró resignado mirando para otro lado ya que sabía que jamás le creerían nada de lo que diga. Pero en esta ocasión Dan le dió una muy mala noticia.
Debería ser encerrado en un reformatorio por dos años. Era más que evidente que lo odiaba y solo quería sacárselo de encima pero aquello era demasiado.
— El reformatorio de máxima seguridad de la ciudad es donde irás.
—¡No puede hacerme esto!
—Eres una pesadilla y alguien tiene que acabar contigo.
—¿Por qué me odian tanto como para culparme de cosas que nunca hice? ¡Y encerrarme!
Dan lo miró con repulsión, ya que era el causante de que todos los habitantes de la ciudad lo desprecien. Lo miraba con placer al ver el dolor en el rostro del jóven.
Boris estaba más que nervioso ya que se sentía asfixiado y presionado.
— Preguntas por qué y tienes derecho a saber la verdad.
—¿De qué habla?
— De tu verdadero padre.
—¿Qué?
— Sasha no es tu padre biológico, él se condenó dandote su apellido a tí, al hijo de un monstruo.
Boris no entendía nada, y Dan disfrutaba de cada segundo de ese ataque psicológico al que el joven era sometido. El rubio quedó en silencio inmovilizado mientras escuchaba las crueles palabras del alcalde.
— Tu padre fue un monstruo que quiso destruir toda la ciudad pero no lo hizo y luego mintió inventandose una fantástica historia que nadie creyó. Por suerte los habitantes tenemos principios y nos deshicimos del monstruo ese, pero nos dejó a su hijo. Tu madre pudo librarse de ti gracias a Nestor, el tan respetado empresario. La locura se hereda y tu monstruoso padre fue tratado como se merece, ahora tú serás tratado como tal.
— ¿Me encerrará en un reformatorio solo porque odia a mi padre biológico? - Dan miró a Boris con una cruel sonrisa en su rostro — ¿Quién es mi padre biologico?
—Ya te lo dije, era un monstruo
—¿Era?
— Así es, te dije que nos ocupamos de él.
— Maldito ¡Maldito!
Entraron tres guardias y lo sujetaron con fuerza para llevarlo directamente a su nueva prisión.
— Al fin liberaré a tu madre, a su marido Nestor y sobre todo a Sasha del hijo de un monstruo y una molestia como tú. Llevenselo.
—¡No!
Boris forcejeaba, pero nada pudo hacer y fue arrastrado fuera, para ser conducido al interior de un negro auto. Sin embargo él sabía cómo defenderse y zafar de ese tipo de agarre.
Por lo tanto dejó que su ojo derecho se vuelva blanco y brille con intensidad provocando que los guardias sean arrojados al suelo lejos de su persona por una invisible fuerza. Sus energías mermaban a medida que usaba ese misterioso poder.
Boris miró a su alrededor agitado, estaba asustado y shokeado. Se acababa de enterar sobre la verdadera razón por la que todos lo odiaban, salvo Sasha quien había descubierto que no era su padre. Pero él siempre se había portado como tal.
Ahora tenía que huir de la ciudad cuanto antes si quería conservar su libertad. Miró más allá de los edificios, hacia el bosque que rodeaba la ciudad. Estaba cerca por lo que decidió correr mientras escuchaba gritos, insultos y órdenes hacia su persona.
No acudiría a Sasha ya que no podía seguir complicándole la vida. En ésta ocasión escaparía por sí mismo. Boris corrió alejándose de las casas y los edificios rumbo al bosque.
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Editado: 05.03.2021