Libre

Capítulo 5

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—Amo que vengas a dormir aquí—ambas estábamos en la misma cama, estábamos a punto de irnos a dormir como hacíamos hace algunos años atrás—

Amo que vengas a dormir aquíambas estábamos en la misma cama, estábamos a punto de irnos a dormir como hacíamos hace algunos años atrás—. Cuando te fuiste a vivir sola me sentí un poco decepcionada. Me acostumbré demasiado a tenerte en casa y que no estuvieras más fue un poco duro para mí.

Yo admito que no pude dormir bien la primera semana, creía que vendrían de nuevo y me llevarían a ese lugarme estremecí ante aquel recuerdo.

Nosotros somos tu familia ahoraacomodó mejor su almohada—, ¿no extrañas a tu manada?

Al principio sime lamí los labios, siempre era un tema duro para hablar—, cuando tu madre me contó que mi abuela estaba muerta, no tenía más nada por lo que luchar. La manada nunca se sintió como un hogar, solo estaba allí por mi familia y cuando ellos no estuvieron mas no había nada que me uniera a ella.

Pensé que ese chico que nos hablaste al principio era importante para ti, que era una razón para luchar.

Él tiene sus problemas ahorasuspiré. Tu madre me llevó a la manada porque yo se lo pedí, quería verlo y saber si estaba en lo correctome giré ubicándome de espaldas, el techo de la habitación de Samantha tiene flores pintadas que brillan en la oscuridad había tardado bastante en hacerlas, pero esa pintura mágica le daba un toque especial, pero no tenía razón.

No entiendome tocó el brazo para llamar mi atención, ¿fue esa vez que te sentías mal y que mamá te llevo lejos por algunos días?

Sí, cuando mis impulsos aparecieron y no podía controlarlos. Gema me llevó a la casa en donde vivo actualmente, en mis delirios por la fiebre nombraba a Emerick según me contó tu madre.

Es el chico que se convirtió en Alfa tras la muerte de su padre, es bastante famoso.

Éramos amigos. Creí que él era mi mate, esa sensación estaba allí, pero éramos muy pequeños para saberlo, creo que al final solo fue un enamoramientomurmuré lo último. La cuestión es que cuando me recuperé un poco antes de volver a esta casa, le pedí a Gema que me llevara a la manada, estuve unos metros cerca de él, pero no había ninguna conexión, ningún aroma o cosquilleo en mi estómago, no éramos nada y él tampoco me reconoció.

—Lo lamento tanto, no hay peor situación que no acertar con ese tema.  Todavía espero a mi alma gemela, el hecho de que soy una bruja dificulta mis tareas.

—Las brujas no tienen buena reputación en estos tiempos.

—Nadie querría a una bruja de compañera trae peligro consigo.  Y eso no es así y es lo que más me molesta, los humanos pusieron ese estereotipo y se esparció por todo el mundo ahora ninguna especie quiere saber de nosotros. Quisiera por lo menos tener genética de gárgola, solo un poco—hizo un pequeño movimiento con sus dedos para enfatizar sus palabras.

—Pero no lo eres y debes vivir con ello, solo mírame ahora jamás pensé que terminaría en esta situación.

—Eres la mejor de tu especie.

—Lo dudo—reímos y su madre tocó la puerta para que silenciáramos nuestras risas.

 —Son mujeres adultas—la voz detrás de la puerta resonó—, es hora de dormir. Keira mañana debe irse temprano.

—La acompañaré mañana—Samantha le contestó.

—Está bien pero no vuelvas tarde, hay reunión de los Alfas es en la manda Luna azul y andan todo tipo de criaturas por estos sectores.

—No te preocupes, se defenderme muy bien.

—No uses la magia si no es necesaria ya hemos hablado de eso.

—Mamá no me regañes tenemos invitados.

 Eso era tan común esas pequeñas e insignificantes peleas, extrañaba vivir junto a ellos. A veces me sentía sola en casa, pero sabía que por seguridad de todos debía quedarme sola hasta que el proceso esté completamente hecho y que los impulsos no volvieran más, era necesario tener ese aspecto de mi vida controlado.

—¡Keira! —su voz retumbó en todo el bosque—, hiciste trampa otra vez.

—¡Mentira! —grité mientras corría hacia el lago antes de que pudiera atraparme.

—¡Ven aquí ahora! —reí por cómo había salido su voz, no podía alcanzarme por ahora y él estaba poniendo todo el empeño en hacerlo.

Al llegar al lago subí a la gran roca, miré hacia atrás y allí estaba él, sonreía mientras llegaba hasta mí.

—Eres una tramposa te comiste todas las galletas—se acercó y dejé de reí cuando me empujó hacia el lago, mi ropa estaba toda mojada. Me vengaría.




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