Libre

Capítulo 6

—¿Qué quieres que ágamos? —murmuré

—Aquí estas—Lukyan apareció detrás de mí—, el pedido está listo ya podemos buscarlo.

Me quedé mirando la mujer, cada movimiento que hacía. No podíamos tener otra mate era casi imposible que eso sucediera.

—Creo que encontré a mi mate—balbuceé mientras lo miraba.

—Eso es imposible.

—Aquella mujer—señalé a la chica que estaba a punto de retirarse junto a su familia—, ella es mi mate.

Ambos miramos como se retiraba junto a su madre, iban conversando como si no pasara nada a su alrededor.

Debe ser humana es por eso que todavía no siente el vínculo.

Nosotros tampoco sentimos el vínculo, no era como Keira.

Jamás sentimos como era el vínculo a profundidad con Keira—suspiro—, suponemos que era ella nuestra mate, pero nunca lo confirmamos. 

Ella era nuestra alma gemela, yo sentí el vínculo con su loba de alguna manera, pero era demasiado débil.

Es que nunca entendí eso, ¿Cómo es posible que tuvieras un vínculo cuando no conocimos a su loba, además de que tu apareciste antes de tiempo y solo unos segundos antes de que se la llevaran?

Fue la Diosa Luna, nuestra madre nos permitió eso. Yo se lo pedí cuando keira fue secuestrada, necesitaba de algún vínculo, nos conectábamos a través de los sueños. Muy pocas veces sucedió tal vez unas seis veces en todos esos años, pero la conexión estaba allí con su loba.

 —Ahora entiendo todo, pediste ayuda y solo te dieron una frágil conexión con su loba. Hubieras pedido encontrarla algo que fuera un poco más útil para poder saber en dónde estaba, una dirección, alguna pista, algo que fuera útil.

Pedí encontrarla, solo me dieron ese vínculo, sueños que no servían de nada porque solo la veía dos o tres segundos a su loba la cual estaba lastimada. Lo lamento si no podía entablar una charla para sacar algo más significativo—gruñí porque me estaba juzgando sin razón.

—¡Ve por ella! —Lukyan me dio un empujón—, si es tu mate persíguela, no dejes que se vaya.

Sacudí la cabeza y seguí su concejo.

El cumulo de gente era impresiónate, todos estaba desesperados por entrar al mercado. Tardé algunos minutos en poder salir de allí e ir a un lugar menos concurrido, siguiendo el olor a manzanas que con el tiempo se hacía cada vez más débil.

—Maldito olfato humano—murmuré en un gruñido mientras me desviaba en un camino que daba al bosque, me había desviado porque el aroma estaba por estos sectores.

Transfórmate en lobo los sentidos se agudizarán.

Recorrí algunos metros el camino de tierra sacándome la ropa en el proceso hasta que mi cuerpo sufrió la transformación, en poco tiempo estaba en cuatro patas.  Olfateé el lugar hasta que reconocí el olor que poco a poco empezaba a intensificarse, empecé a trotar para no perder el olor a manzanas.

¿Hay una granja a pocos metros de aquí?, es un poco lejos ¿no crees?

Unas ovejas me llamaron la atención, ellas al ver mi trasformación escaparon yéndose hasta una pequeña cabaña que estaba un poco en mal estado.

—¡No te comas la oveja! —la mujer que había seguido corría hasta mi dirección, miré a mi alrededor y enfrente mío había una pequeña oveja.

—¿¡Que sucede!? —una chica salió de la casa y corrió hasta nosotros, al principio me aturdió la situación hasta que lo sentí. El lazo que nos unía no provenía de la mujer del mercado sino de la chica de la cabaña que frenó a unos metros cerca mío.

¿Keira? —Emerick preguntó abrumado.

No puede ser.

Es ella—un tirón se esparció por todo mi cuerpo, era como si la piel se desagarraba por dentro, dolía un montón cuando empecé a sentir los pinchazos en todo el cuerpo.

¿Qué haces?

Tomaré mi lugar, esta situación no volverá a pasar dos veces. No podemos perderla dos veces y si tengo que enfrentarme a ti para poder recuperar mi maldito cuerpo es lo que haré.

Vi como el lobo caía hacia un costado

Vi como el lobo caía hacia un costado. Me apresuré a estar junto a Samantha que con cuidado agarró a la oveja incitándola a que vaya con las demás, ella hizo caso.

Unos ruido extraños y un poco dolorosos me hicieron mirar al lobo el cual ya no estaba y que en su lugar había un hombre, un hombre que conocía bien.

—No puede ser—caminé rápido hacia Emerick.

—¿A dónde vas? —Samantha me retuvo—, no sabemos quién es.

—Es Emerick—ella me observó con la boca abierta, luego me soltó lentamente.

—No pasara nada—murmuré para mí misma mientras decidida iba junto a él.

Se encontraba desnudo desde mi posición lo podía ver, solo faltaban algunos metros para poder estar junto a él entonces lo sentí, era como una melodía extraña que a la vez desprendía un aroma agradable ¿café? Que me atraía hacia él hipnotizada era como si debía estar junto a él, como si debiera protegerlo.




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