Libro 1 "Amor en la oscuridad".

Capítulo 4: Desvelando las Sombras

El campus de Oakwood se estaba preparando para un evento anual, y el ambiente estaba lleno de energía y emoción. Emely, acostumbrada al ritmo frenético de la vida universitaria, se sentía un poco fuera de lugar en medio de toda la actividad. Decidió pasar el día en la biblioteca para evitar el bullicio, pero Darwin, como siempre, tenía otros planes.

Cuando entró en la biblioteca, encontró a Emely sentada en una mesa en la esquina, sumergida en un libro. Se acercó con una sonrisa en el rostro, sosteniendo un par de entradas para el evento.

—¡Hola, Emely! —dijo Darwin, tratando de sonar casual. —¿Qué tal si te tomas un descanso de esos libros y te unes a mí en el evento? Creo que podría ser divertido.

Emely levantó la vista, sorprendida por la invitación. Miró las entradas en la mano de Darwin y frunció el ceño.

—No soy muy buena con las multitudes. —dijo ella, devolviendo la mirada al libro. —Prefiero quedarme aquí.

Darwin se sentó frente a ella, su expresión no decayó.

—Lo entiendo, pero a veces salir un poco puede ser refrescante. Y, honestamente, me vendría bien un poco de compañía.

Emely suspiró, luchando con sus propios deseos de aislamiento y el deseo de no rechazar la oferta de Darwin.

—No estoy segura. No me siento de humor para eventos sociales.

Darwin la miró con una mezcla de entendimiento y determinación.

—Solo será un rato. Si te cansas, podemos irnos. Pero me gustaría que al menos lo intentaras.

Emely lo miró a los ojos y vio una sinceridad que no había encontrado en mucho tiempo. Finalmente, asintió, cerrando el libro con un gesto decidido.

—Está bien. Vamos.

El evento en el campus estaba en pleno apogeo. Había música, luces y un montón de estudiantes disfrutando del ambiente festivo. Darwin y Emely se movieron entre las distintas actividades, y aunque Emely intentaba mantener una fachada de indiferencia, no pudo evitar sentirse un poco más relajada a medida que pasaba el tiempo.

—¿Cómo te va? —preguntó Darwin mientras se acercaban a una mesa de comida.

Emely se encogió de hombros, tomando un bocadillo de la mesa.

—Es más soportable de lo que esperaba. Aunque prefiero estar en un lugar más tranquilo.

Darwin rió suavemente, reconociendo la verdad en sus palabras.

—Lo aprecio. A veces es bueno salir de la rutina.

Después de un rato, mientras estaban sentados en una esquina más tranquila del evento, Darwin se inclinó hacia Emely, con una expresión más seria.

—Emely, quiero que sepas que realmente me importa lo que estás pasando. No tienes que compartirlo conmigo si no quieres, pero estoy aquí para ti.

Emely sintió un nudo en el estómago. La sinceridad de Darwin era abrumadora, y a pesar de sus esfuerzos por mantener la distancia, su preocupación la tocaba profundamente.

—Gracias, Darwin. No es fácil para mí... confiar en la gente. Pero aprecio tu paciencia.

Darwin la miró con una mezcla de comprensión y afecto.

—No tienes que confiar de inmediato. Estoy dispuesto a esperar el tiempo que necesites.

Emely sonrió levemente, reconociendo la bondad en sus palabras. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de abrirse un poco más, la llamada de un mensaje en el teléfono de Darwin interrumpió el momento.

Darwin sacó su teléfono y miró la pantalla, su expresión cambiando a una de preocupación.

—Lo siento, tengo que atender esto. —dijo mientras leía el mensaje.

Emely observó, sintiendo una ligera inquietud. Se preguntaba qué podía ser tan importante para interrumpir su conversación. Darwin se alejó para hacer una llamada, dejándola sola con sus pensamientos.

Más tarde, cuando se dirigían de regreso a sus respectivos hogares, Darwin y Emely caminaron en silencio. El ambiente del evento había sido reemplazado por la calma nocturna del campus.

—¿Todo está bien? —preguntó Emely, rompiendo el silencio.

Darwin se giró hacia ella, intentando sonar calmado.

—Sí, solo un problema menor con un amigo. Nada de qué preocuparse.

Emely asintió, aunque aún estaba inquieta. La intranquilidad en la voz de Darwin la hizo preguntarse si había más detrás de lo que él estaba dispuesto a revelar.

—Me alegra que hayas venido al evento. —dijo Darwin con una sonrisa.

Emely lo miró, sintiendo una mezcla de gratitud y incertidumbre.

—Sí, me alegra haber venido. Gracias por invitarme.

Cuando llegaron a la puerta de la residencia de Emely, Darwin se detuvo y la miró con una expresión pensativa.

—Emely, antes de que te vayas... ¿puedo preguntarte algo?

Ella lo miró con curiosidad.

—Claro, ¿qué pasa?

—¿Hay algo que estés ocultando? No quiero presionarte, pero siento que hay más en ti de lo que estás dispuesta a compartir. —preguntó Darwin con preocupación genuina.

Emely se quedó en silencio, sintiendo el peso de la pregunta. Sabía que Darwin estaba tratando de ayudar, pero su propia necesidad de proteger sus secretos seguía siendo fuerte.

—No es fácil hablar de mi pasado. —dijo finalmente, su voz baja. —Pero agradezco que te preocupes.

Darwin asintió, comprendiendo la dificultad de la situación.

—Lo entiendo. Solo quiero que sepas que estoy aquí para lo que necesites, sin importar lo que sea.

Emely sonrió débilmente, agradecida por su comprensión.

—Gracias, Darwin. Realmente aprecio tu apoyo.

Mientras se despedían, Emely se sintió abrumada por una mezcla de emociones. La cercanía de Darwin estaba rompiendo lentamente las paredes que había construido a su alrededor, y aunque aún tenía miedo de dejarlo entrar completamente, la conexión que estaban formando era innegable.




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