La vida en el pequeño pueblo continuaba con una calma que Emely y Darwin jamás hubieran imaginado posible. Los días se llenaban de risas infantiles y noches tranquilas, pero el pasado, aunque lejano, todavía proyectaba su sombra.
Emely: (mirando por la ventana, pensativa) Darwin, a veces siento que todo esto es un sueño del que podría despertar en cualquier momento.
Darwin: (abrazándola por detrás) Es real, Emely. Hemos trabajado duro para llegar aquí. Este es nuestro hogar, nuestro refugio.
A medida que Emely se adaptaba a su nueva vida, no podía evitar que los recuerdos dolorosos regresaran en momentos inesperados. Una noche, mientras acunaba a su hijo, un flashback de su infancia invadió su mente, y las lágrimas comenzaron a caer silenciosamente.
Darwin: (notando su tristeza) ¿Qué pasa, amor?
Emely: (con voz entrecortada) A veces, no puedo evitar recordar... todo lo que me ha llevado hasta aquí. El dolor, el miedo... Me preocupa no ser una buena madre, Darwin.
Darwin: (tomando su mano) Emely, eres increíblemente fuerte. Nuestro hijo tiene la suerte de tenerte como madre. Juntos, superaremos cualquier obstáculo, como siempre lo hemos hecho.
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Una tarde, mientras paseaban por el parque, una figura conocida apareció en la distancia. Era alguien del pasado de Emely, un antiguo aliado que había oído hablar de su retiro y quería asegurarse de que estaba bien.
Aliado: (con voz suave) Emely, Darwin. Es un alivio verlos bien. El mundo exterior sigue siendo un lugar peligroso, pero ustedes han encontrado paz aquí.
Emely: (con una sonrisa) Gracias. Hemos dejado todo eso atrás. Ahora, solo queremos concentrarnos en nuestra familia.
Aliado: (mirando al bebé) Él es la prueba de que incluso en la oscuridad, se puede encontrar la luz. Cuídense y recuerden, siempre tienen aliados ahí fuera.
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Renovando Promesas
Esa noche, mientras la luna brillaba sobre el pequeño pueblo, Emely y Darwin se sentaron en el porche, recordando todo lo que habían pasado.
Emely: (susurrando) Hemos recorrido un largo camino, Darwin. Gracias por estar siempre a mi lado.
Darwin: (tomando su mano) Siempre lo estaré, Emely. Hemos creado una vida juntos, y nada ni nadie podrá arrebatárnosla.