Libro 1: El inicio de mi viaje

Capítulo 6: Historias del bisabuelo II.

Capturados.

9-21 / Eftek (Fuego) / 674 - 3-15 días, 1 mes, 2 años.

“Un día, me encontraba con mis compañeros acampando en un puesto militar de la sagrada confederación, habíamos sido contratados como mercenarios en una isla que se estaba disputando entre los dioses luminosos y los oscuros. El líder por parte de la confederación era Loek ju Etflyxuhhy, uno de esos emplumados goyusyule. Tenía un clan grande cuando encontró una nefakape que le permitió abrir un portal hacia una nueva isla, lamentablemente para él, dicho portal lo llevo a una isla que ya se encontraba habitada por otra raza subordinada de los dioses oscuros. Aun con un grupo de exploradores numeroso, conquistar la isla no sería tarea fácil y se decidió por contratar mercenarios que aumentaran los números de sus filas y las probabilidades de éxito.

Se nos había dado el encargo de adentrarnos en territorio enemigo y formar un nuevo puesto militar para incrementar el terreno de dominio de la confederación. Se había dado la noche y, como mercenarios independientes, dormíamos en un campamento cerca del puesto. Sabíamos que era arriesgado no montar guardia durante la noche, sin embargo, los goyusyule nos prometieron que permanecerían vigilantes ante cualquier problema y tocarían la alarma.

Fue un terrible error por nuestra parte.

Cuando amaneció, el filo de una flecha me pincho la nariz ya que un batallón de lotylebuhwk, una raza parecida a humanos de pieles oscuras y con orejas puntiagudas, rodeo nuestro campamento sin que nos diéramos cuenta. No habíamos recibido la alarma debido a que el puesto militar fue desmantelado durante la noche y movido hacia otra área.

  • ¡Esos malditos seres emplumados! – Gritó Luecy molesta al comprender lo que habia pasado. – Nos utilizaron como carnada para desviar la atención de los enemigos mientras se escabullían hacia quien sabe dónde.
  • ¡Guarden silencio, los prisioneros no tienen derecho a hablar! – Ordenó una de los Lotybuhwk que parecía ser la líder del batallón. Para mi sorpresa, hablaba naturalmente el idioma común que se hablaba en la confederación y en las naciones libres. – Entonces, ¿qué tenemos aquí? Se trata de un grupo muy pintoresco por lo que veo. Tenemos a una veleekelqyu, un jitammuua y a un ronytejk acompañados de un krylqyhet, una jhyswtejwk y, a ti te falta barba para ser un jitammuua, ¿se supone que eres una especie de niño ronytejk muy musculoso?
  • ¡Soy un gpwn, no un ronytejk ni un jitammuua! – Grité después de escupir al suelo.
  • ¿Un gpwn, dices? No te pareces mucho a esas criaturas diminutas que usamos como esclavos. ¿Estás seguro de que no eres una especie de jitammuua lampiño?
  • Oh, no. Puedo asegurar de que mi amigo es un gpwn, aunque es muy normal confundirlo. De hecho, yo tampoco soy un ronytejk. – Comentó Puhkicca, nuestro sacerdote, tratando de aclarar un malentendido. – Soy más bien un kyhysutwhon, ya que somos algo así como primos cercanos es natural que nos confundan, sin embargo, se pueden ver las diferencias en nuestro tono de piel y cabe…
  • ¡Dije que guardaran silencio! – Volvió a ordenar nuestra captora mientras apuntaba al cuello de Puhkicca con una lanza larga que llevaba por arma. – Solo tienen permitido hablar cuando se les pregunte algo, ¿entendido?
  • Si, madame. – Contestó nuestro sacerdote con miedo.
  • Entonces, díganme, ¿qué hace un grupo formado por seres de la confederación y de la alianza de las naciones libres dentro de nuestro territorio? Y tal vez más importante aún, ¿Por qué no debería de matarlos?
  • Antes de responderte. – Fue nuestra líder, Buln, quien contestó. – Mi nombre es Buln-Kru, soy la líder de este grupo de desadaptados. ¿Puedo saber el nombre de la líder del grupo que nos capturo? De esa forma será más fácil llevar las conversaciones.
  • Me llamo Swtat. – Contestó la lotylebuhwk con dudas.
  • Mucho gusto, Swtat. Ahora que nos hemos presentado, lamento tener que decirte que te equivocas sobre nuestro origen. Todos nacimos y pertenecemos a los gremios de mercenarios de las naciones. En cuanto a por que deberías de dejarnos con vida, se contesta con lo que acabo de decir. No pertenecemos a la confederación, por lo tanto, no tenemos ninguna lealtad por ningún bando en esta guerra. Sin embargo, tenemos información que podría serles beneficiosa a los de tu lado.
  • Con que mercenarios, ¿eh? – Habló Swtat despectivamente. – ¿Así de fácil rompen sus contratos los tan famosos guerreros multiusos de las naciones libres?
  • En este caso, no fuimos nosotros quienes han roto el contrato. – Dijo nuestra líder de forma retadora al escuchar que se estaba poniendo en duda su honor como mercenaria y exploradora. – Nuestros contratistas nos utilizaron como sebo para atraer a tu grupo hasta esta locación y retenerlos lo más posible, sabían que no nos matarían inmediatamente al tener miembros de las naciones libres entre nuestras filas. Por esta traición, nuestro contrato con los hombres pájaro queda anulado, por lo tanto, no pueden quejarse si comerciamos con la información que tenemos de ellos a cambio de nuestras vidas.
  • Ciertamente no pueden quejarse. – Comentó la líder del pelotón enemigo mientras retiraba su lanza del cuello de Puhkicca. – Lamentablemente para ustedes, esta no es una decisión que yo pueda tomar. Serán nuestros prisioneros hasta que nuestro general supremo tome una decisión. ¡jockad phic nat sa loa ka kad phic nat pot tacmhes!




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