Libro 1. La princesa perdida

Capítulo 8

Siento mucho haberlos dejado solos estos días es que he salido de viaje y no tengo mucha conexión por aquí.

Los quiere Mich <3

Mónica todavía seguía molesta porque no me dirigía la palabra desde la mañana.

Trate de ignorarla y fui en busca del intercambio.

En mi bolsa llevé unos trapos para conseguir alguna planta en el camino y llevarlos al boticario para su estudio.

-Cuidense y regresen antes del atardecer-. Las iré a buscar por si tardan mucho.

-Si madre-dijo Moni haciendo un mohín.

Le di un abrazo y un beso.

-Prometo que llegaremos a tiempo, no pasará nada-dije. De eso estoy segura.

-Bien- me dijo y nos alejamos.

Caminamos en silencio.

Presentía algo pero no sabía que era.

Solo algo más importante hacia eco en mi mente y en mi piel: mi escarabajo escondido entre los pliegues de mi túnica.

-¿Sigues molesta?-pregunté olvidando esa sensación.

-Y tu que crees-dijo viéndome con los ojos en blanco.

Tomó la canasta donde estaban los pescados y se adelantó.

Decidí ir a paso lento y conseguir algo para el boticario.

-No te alejes, Mónica-dije luego de que se empezara a alejar de mi vista.

Comencé a hacer una inspección del terreno a un lado del camino mientras comenzaba a nevar.

Abajo de unos arbustos, florecían unas bayas que estaban muy duras y verdes. Las envolví y las metí en mi bolso.

Tenía que encontrar las hipponae.

-¿Qué llevas ahí?-preguntó una voz.

Mónica me sorprendió con su silencio.

Por fin.

-Tengo que llevar unas ya que me las ha pedido el boticario y puedo ganar medio as-dije cortésmente-. Y creo que es lo que he estado buscando desde hace mucho tiempo.

-¿A que te refieres?-preguntó.

-Me refiero a que si es el fruto de la planta que yo creo-y casi estaba segura-podré hacer negocio con esto-y señalé los frutos ahora envueltos en el trapo-y dejaran de trabajar como ahora lo hacen. Esta planta es severamente tóxica para los humanos y posiblemente para todos los animales y creo que vendiéndolo a los reinos nos haremos ricas. Se llama manzanilla de la muerte y es muy mortífera en pequeñas cantidades.

-Eso es impresionante, alguien que quiera matar a su propia familia o enviar espias para que lo beban y se queden con reinos muy poderosos.

-Es cierto, pero por nosotras no nos debemos preocupar, eso es entre ellos-dije.

Nos alejamos del lugar y tardamos cerca de media hora para llegar al carnaval.

Para ese entonces, Mónica ya no estaba molesta y solo asentía en mi dirección con una sonrisa.

 

Al entrar, había un centenar de personas, sin duda, gente plebeya y esclavos deambulaban de un lado al otro intercambiando las cosas que tenían y que necesitaban.

Los esclavos formaban parte de esta oscura sociedad.

De acuerdo a la vestimenta, podían llevarte como esclavo sin importar si eras una persona adinerada por lo que tenías que demostrarlo y eso implicaba tu dýnami.

Pero ningún soldado real estaba por estos rumbos así que continuamos caminando.

Mayormente los reyes enviaban a sus cazadores para hacer el trabajo sucio.

 

Mónica llevaba un vestido y una túnica cubriéndole todo el torso, unas botas y el cabello en una trenza a un costado de su hombro derecho.

A pesar de ser invierno, sus mejillas siempre estaban sonrosadas y le daban un realce en su cara regordeta.

Tuve que escoger una túnica muy rápido y unas horquillas para sujetarlas a mi cabello.

Casi nunca usaba vestidos. Era muy raro llevarlos puestos.

Si algo era cierto era que los vestidos no eran para mí, aunque algo me susurrara a mi oído diciendo que si.

Solo el arco y el carcaj definían lo que en realidad era.

En el carnaval vendían de todo y era llamativo de diversos colores, especialmente las artesanías, las ropas, también los animales como gatos y pajarillos de vistosos colores.

Las frutas y verduras hacían eco en mi cabeza.

Una vez que intercambiaramos las cosas con el boticario y los salmones con dinero, compraría verduras y cosas para la semana y así tener un poco de comida en casa.

Traia los salmones cazados medio congelados en la canasta y solo la sonrisa de Fannie me daba fortaleza.

-Primero vamos con el boticario-dije mostrando el camino al puesto.

 

Desde lejos observé el umbral donde acaparaban muchas personas por comprar herbolaria y hacer medicamentos naturales con ellos.

Entramos y lo primero que vimos eran los frascos con diferentes plantas que estaban en una estantería.

Enfrente de ellos, había una mesa donde estaba trabajando el boticario con unos bocetos y carbón desparramado en un taburete muy desgastado.

Montones de pegaminos con dibujos adornaban la frente de su entrada principal.

-Buen día-dije a modo de saludo.

-Hola, Neftalí-dijo alegre el boticario-.Hola Mónica, pasen y tomen asiento en un momento las atiendo-dijo observándonos entrar con la canasta en mano.

Comencé a revisar todo lo que habíamos traido, desde las hojas hasta las ramas de plantas caídas  aun conservadas por el frío.



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En el texto hay: sirenas, brujas, faes

Editado: 27.12.2019

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