Siento mucho haberlos dejado solos estos días es que he salido de viaje y no tengo mucha conexión por aquí.
Los quiere Mich <3
Mónica todavía seguía molesta porque no me dirigía la palabra desde la mañana.
Trate de ignorarla y fui en busca del intercambio.
En mi bolsa llevé unos trapos para conseguir alguna planta en el camino y llevarlos al boticario para su estudio.
-Cuidense y regresen antes del atardecer-. Las iré a buscar por si tardan mucho.
-Si madre-dijo Moni haciendo un mohín.
Le di un abrazo y un beso.
-Prometo que llegaremos a tiempo, no pasará nada-dije. De eso estoy segura.
-Bien- me dijo y nos alejamos.
Caminamos en silencio.
Presentía algo pero no sabía que era.
Solo algo más importante hacia eco en mi mente y en mi piel: mi escarabajo escondido entre los pliegues de mi túnica.
-¿Sigues molesta?-pregunté olvidando esa sensación.
-Y tu que crees-dijo viéndome con los ojos en blanco.
Tomó la canasta donde estaban los pescados y se adelantó.
Decidí ir a paso lento y conseguir algo para el boticario.
-No te alejes, Mónica-dije luego de que se empezara a alejar de mi vista.
Comencé a hacer una inspección del terreno a un lado del camino mientras comenzaba a nevar.
Abajo de unos arbustos, florecían unas bayas que estaban muy duras y verdes. Las envolví y las metí en mi bolso.
Tenía que encontrar las hipponae.
-¿Qué llevas ahí?-preguntó una voz.
Mónica me sorprendió con su silencio.
Por fin.
-Tengo que llevar unas ya que me las ha pedido el boticario y puedo ganar medio as-dije cortésmente-. Y creo que es lo que he estado buscando desde hace mucho tiempo.
-¿A que te refieres?-preguntó.
-Me refiero a que si es el fruto de la planta que yo creo-y casi estaba segura-podré hacer negocio con esto-y señalé los frutos ahora envueltos en el trapo-y dejaran de trabajar como ahora lo hacen. Esta planta es severamente tóxica para los humanos y posiblemente para todos los animales y creo que vendiéndolo a los reinos nos haremos ricas. Se llama manzanilla de la muerte y es muy mortífera en pequeñas cantidades.
-Eso es impresionante, alguien que quiera matar a su propia familia o enviar espias para que lo beban y se queden con reinos muy poderosos.
-Es cierto, pero por nosotras no nos debemos preocupar, eso es entre ellos-dije.
Nos alejamos del lugar y tardamos cerca de media hora para llegar al carnaval.
Para ese entonces, Mónica ya no estaba molesta y solo asentía en mi dirección con una sonrisa.
Al entrar, había un centenar de personas, sin duda, gente plebeya y esclavos deambulaban de un lado al otro intercambiando las cosas que tenían y que necesitaban.
Los esclavos formaban parte de esta oscura sociedad.
De acuerdo a la vestimenta, podían llevarte como esclavo sin importar si eras una persona adinerada por lo que tenías que demostrarlo y eso implicaba tu dýnami.
Pero ningún soldado real estaba por estos rumbos así que continuamos caminando.
Mayormente los reyes enviaban a sus cazadores para hacer el trabajo sucio.
Mónica llevaba un vestido y una túnica cubriéndole todo el torso, unas botas y el cabello en una trenza a un costado de su hombro derecho.
A pesar de ser invierno, sus mejillas siempre estaban sonrosadas y le daban un realce en su cara regordeta.
Tuve que escoger una túnica muy rápido y unas horquillas para sujetarlas a mi cabello.
Casi nunca usaba vestidos. Era muy raro llevarlos puestos.
Si algo era cierto era que los vestidos no eran para mí, aunque algo me susurrara a mi oído diciendo que si.
Solo el arco y el carcaj definían lo que en realidad era.
En el carnaval vendían de todo y era llamativo de diversos colores, especialmente las artesanías, las ropas, también los animales como gatos y pajarillos de vistosos colores.
Las frutas y verduras hacían eco en mi cabeza.
Una vez que intercambiaramos las cosas con el boticario y los salmones con dinero, compraría verduras y cosas para la semana y así tener un poco de comida en casa.
Traia los salmones cazados medio congelados en la canasta y solo la sonrisa de Fannie me daba fortaleza.
-Primero vamos con el boticario-dije mostrando el camino al puesto.
Desde lejos observé el umbral donde acaparaban muchas personas por comprar herbolaria y hacer medicamentos naturales con ellos.
Entramos y lo primero que vimos eran los frascos con diferentes plantas que estaban en una estantería.
Enfrente de ellos, había una mesa donde estaba trabajando el boticario con unos bocetos y carbón desparramado en un taburete muy desgastado.
Montones de pegaminos con dibujos adornaban la frente de su entrada principal.
-Buen día-dije a modo de saludo.
-Hola, Neftalí-dijo alegre el boticario-.Hola Mónica, pasen y tomen asiento en un momento las atiendo-dijo observándonos entrar con la canasta en mano.
Comencé a revisar todo lo que habíamos traido, desde las hojas hasta las ramas de plantas caídas aun conservadas por el frío.
Editado: 27.12.2019