Hola animalit@s del bosque:
Ultimamente no me he sentido bien y es a causa de la relación de la universidad y yo por lo que les pido paciencia ya que apenas estoy terminando la uni y tuve que asistir a platicas con un psicologo.
Espero y puedan continuar con la lectura de mi historia bb y pronto, pronto, pronto subiré la segunda parte aunque apenas estoy haciendo las conexiones enlazadas para esa increible historia...
Por favor no abandonen la historia de Nef y Nolshen porque ya falta poco para que acabe.
Los quiere, mich.
****************************
El sueño no estaba tan lejano como creí porque cuando desperté me hallaba en una celda.
No otra vez.
Estaba en una celda con más personas.
Chicos de mi edad y personas adultas.
Me observé de pies a cabeza y me percate que todavía llevaba el vestido identificándome como dama real.
Y estaba hecha una piltrafa.
Daba pena.
-¿Qué hacemos?-preguntó Rahema.
-Pues esperar el venedicto de la realeza.
Pasee mi vista en estas personas y, solo el miedo y terror asomaba en sus miradas.
Conté a diecisiete personas.
Dieciocho conmigo.
Nos tenían en sus malditas manos como estar encerrado en el laberinto de Dedálo contra Minos en una de las historias contadas por Fannie.
Y recordé el poder que hervía bajo mi piel.
Tuve que usar toda mi fuerza por estar en calma.
Me hice ovillo contra la pared y agudicé mis oídos mientras lloraba...sutilmente.
A lo lejos escuché una voz conocida que decía-separenla de los demás.
Acto seguido me removieron de una celda a otra.
Hakilo, con una simple sonrisa se acercó a mi celda.
-Señorita, no debe alterar a los demás con sus lágrimas.
Sonreí y me dejé llevar por su cercanía.
Le susurré casi como un ronroneo,-¿qué pasará conmigo?
Su mirada recorrió las celdas.
Soldados erguidos haciendo guardia tenían la expresión aguda.
-Yo me encargo, vayan a dar los rondines.
Cuando cesaron las pisadas, me aleje y acerqué mi cara a los barrotes.
-Oh Hakilo, odio este lugar.
-Yo también odio que estes aquí-dijo. Acercáte para limpiarte la cara porque tienes mal aspecto.
Me deje guiar por su caballerosidad y aspecto limpio para que también me lo brindara.
-¿Qué has hecho?-preguntó.
Y como Hakilo respondería mi falta con la reina, contesté-yo…fui en busca de un libro y encontré a Robis, me saludó y en cuanto se percató que le mentí usó magia en mi mano.
-¿Mentir?
Era peor que fracasar.
-Le mentí en cuanto le dije que la princesa me pidió buscar un libro y el dijo que ella no leía esos libros.
-¿Qué tipo de libro era?-me preguntó.
-Uno de los mágicos…
En cuanto dije eso, hizo una expresión dura.
-No debiste mentir en ese tema-dijo pensativo-es muy difícil que se resuelva a no ser que la princesa en verdad diga que si lo lee y te absuelva del castigo al que serás imputada.
-Oh no-dije llevándome la mano a la boca.
-Descansa y déjame ver que puedo hacer-dijo.
-¿Le dirás a Nolshen?-pregunté.
-Aunque no tuviera nada que ver, si. A ella no le gusta la crueldad con la que imputa su madre, sus medidas drásticas.
-¿Tan malo es?-pregunté.
-Malo en el sentido arriesgado y mortal, supongo que si.
Guardé silencio.
Las princesas debían ayudarme más que nunca.
-Entonces si mi prudencia está escasa en estos momentos, te suplico que le adviertas de mi problema, por favor.
-Espero y su ayuda te saque de aquí sino tomaré alternativas.
-Oh.
Editado: 27.12.2019