Los días transcurrieron, y la preocupación por la amenaza inminente crecía en el pueblo. Emely, Darwin y Javier trabajaban juntos, organizando reuniones con los líderes de la comunidad para discutir estrategias de defensa. A pesar del temor latente, había una renovada determinación en el aire. Emely sabía que debía mantenerse fuerte, no solo por su familia, sino también por el pueblo que había comenzado a considerar como su hogar.
Emely: "La clave es mantener la comunicación abierta. Necesitamos que todos estén al tanto de cualquier rumor o actividad sospechosa", explicó Emely durante una reunión.
Darwin: "Sí, y también debemos establecer puntos de vigilancia en las entradas del pueblo. No podemos permitir que nos sorprendan", añadió Darwin, con una mirada seria.
Javier: "He tenido algunos contactos en la ciudad que podrían ayudarnos a obtener más información sobre lo que están planeando. Cuanto más sepamos, mejor preparados estaremos", comentó Javier, su tono decidido.
La reunión se disolvió, y los tres se quedaron hablando un poco más.
Emely: "Javier, ¿realmente crees que estarán aquí pronto?" preguntó Emely, sintiendo un nudo en el estómago.
Javier: "No estoy seguro de cuándo, pero sí creo que están planeando algo. Hay un grupo que no se detendrá hasta conseguir lo que quieren", respondió Javier, sus ojos reflejando la gravedad de la situación.
Al caer la noche, la atmósfera del pueblo cambió. El silencio era inquietante, y la luna brillaba intensamente en el cielo. Emely se encontró sentada en el porche de su casa, observando cómo Darwin dormía con Amara en brazos, la calma de su familia contrastaba con el caos que sentía en su interior.
Emely: (susurrando para sí misma) "Solo quiero que estén a salvo".
De repente, un ruido rompió la tranquilidad. Emely se puso en alerta, sus instintos de supervivencia activándose. Se levantó rápidamente y entró en la casa para despertar a Darwin.
Emely: "Darwin, despierta. Creo que hay alguien afuera", dijo, su voz tensa.
Darwin se despertó al instante, mirando a Emely con preocupación.
Darwin: "¿Qué sucede?" preguntó, tratando de despejarse.
Emely: "Escuché un ruido. Debemos asegurarnos de que todo esté bien", insistió, su voz firme pero temblorosa.
Salieron juntos, y mientras avanzaban hacia el sonido, la oscuridad del jardín se sentía pesada, como si algo estuviera al acecho. El corazón de Emely latía con fuerza mientras mantenía su mirada fija en el camino.
Darwin: "Quédate cerca de mí", le dijo Darwin, rodeando su cintura con su brazo.
A medida que se acercaban, descubrieron que no era un extraño, sino un grupo de aldeanos que se habían reunido para realizar una vigilancia nocturna, siguiendo el consejo de Emely.
Aldea: "Vimos algo sospechoso cerca de la entrada del bosque. Pensamos que sería mejor mantenernos juntos", explicó uno de ellos.
Emely: "Gracias por venir. Estamos en alerta. Si alguien ve algo, debe reportarlo de inmediato", respondió Emely, aliviada de que no hubiera un peligro inmediato.
Sin embargo, a medida que la noche avanzaba, la tensión en el aire seguía palpable. Emely sentía que, aunque estaba rodeada de amigos y aliados, la sombra del pasado la seguía persiguiendo, y cada crujido en la oscuridad le recordaba que la paz era solo temporal.