Acompañando a su nuevo amiguito en un cuarto aparte, una de las cuatro suites con que cuenta este piso y club exclusivo, Quetzalzin le ayuda al pequeño Enmaru a usar la laptop y a navegar por internet; él ahora es un niño de diez años; ellos dos están bajo el cuidado del sargento Firulais. El muy joven lídjoib va aprendiendo más acerca del planeta Sepnaru, pero no puede escoger una ropa adecuada. Sin avisar, Fiorello entra a la habitación.
—Hola tío Fiorello; ¿dónde están los otros tíos? —inquiere Enmaru, volteando con el visitante sorpresa.
—Todavía están investigando este mundo —comenta Evangelos, para luego dirigirse con el faípfem, quien está sentado en una cómoda silla—. Sergente, el comandante Francesco requiere de su presencia en la sala de juntas «C». Yo me quedaré para cuidar de los bambini.
Apenas entendiéndole al jócsolfu el faípfem canino se retira, dejándole el asiento a su compañero. Los pequeños siguen buscando por varios minutos, mas a Enmaru no le atrae algo en particular; indeciso, voltea con el hombre que los acompaña.
—Tío Fiorello, ¿Cuál ropa me quedaría mejor? —le pregunta el pequeño a su nuevo familiar.
—Vediamo. Mi estilo no; eso es seguro —responde el útbermin con moda gótica, mostrando una sonrisa en el rostro. El hombre se queda pensativo, hasta que se le ocurre un estilo especial, sugiriéndole al pequeño—. Y antes de escoger una moda, ¿no preferirías escuchar algo de música?
—¿Música? —inquiere Enmaru, confundido.
Sin decir nada, Fiorello acerca su silla a la pequeña mesa donde está la laptop, acomodándose junto al niño. Busca en varios sitios un tipo de música especial: electrónica. Enmaru escucha ese ritmo, el cual combina diferentes sonidos extraños y agradables al mismo tiempo; poco a poco, Evangelos le muestra al pequeño lídjoib diferentes estilos de ese género musical, hasta llegar a un sitio especial de videos. En ese sitio llamado «YouTube», Enmaru conoce a los diferentes Dj´s más famosos y las diferentes ropas que usan. Al final, ese es el estilo que Enmaru estaba buscando.
—Esa música es… —dice Enmaru, pero Fiorello lo interrumpe.
—¿Chida? —inquiere el hombre.
—¿Chida? ¿Qué es eso? —pregunta el pequeño Enmaru.
—Es una palabra que usan aquí, en este país, para decir que algo es muy bueno o muy agradable —explica el tío Fiorello.
Al final de observar varios videos y ver otras imágenes de DJ, Enmaru decide probar ese estilo. Antes de que se cambie de ropa, Fiorello le sugiere que cambie de edad hasta los quince años; él así lo hace. Concentrándose en su energía yaerp, las ropas de Enmaru cambian por ropa moderna: tenis converse blancos, pantalones jeans color azul oscuro, una camiseta negra de manga corta estampada con una imagen especial (la cabeza de un gato doméstico {animal} con lentes de sol y audífonos colgando en su cuello), chamarra delgada de poliéster color blanco y una gorra (cachucha); aunque no lo hizo a la vista de sus compañeros, también hizo aparecer ropa interior debajo de sus pantalones.
—No, mejor no —dice Fiorello al contemplar la nueva imagen del muchacho.
—¿No qué? —inquiere Enmaru.
—Te ves mejor sin esto —asegura el jócsolfu maldito, quitándole la gorra de la cabeza al jovencito, diciendo al final—. Es mejor que dejes al descubierto tu cabello. Solo hace falta el último accesorio y más importante.
Usando su energía rupmohe, Evangelos transmuta la gorra en unos grandes audífonos inalámbricos, los cuales acomoda en el cuello del pequeño útbermin.
—Listo calisto; así estás mejor —comenta el consejero siniestro.
Emocionado por revisar su nueva ropa, Enmaru hace aparecer un espejo; uno de varios que ha visto en internet. Fiorello es quien lo sostiene en frente del muchacho. Enmaru muestra una gran sonrisa todo el tiempo por lo emocionado que está. Al tanto que lo observa, Evangelos nota un detalle evidente que todos omitieron desde el principio.
—Sabes Enmaru, te pareces muchísimo al capo. Eres casi igual a él cuando lo conocí, pero no tienes metales en los dientes. Tu pelo es de diferente tipo, pero es del mismo color; aparte de esos dos detalles, eres idéntico a Ricardo —comenta el consejero, asegurando al final—. Es mejor que tengas dos nombres, Enmaru y Ricardito.
—¿Ricardito? —repite Enmaru, quedándose pensativo por otros breves momentos—. Me gusta ese otro nombre —comenta él, alegre mientras hace desaparecer el espejo.
—Bueno, bambino Ricardito y bambina Quetzalzin, yo me despido por el momento; tengo que visitar a mi ragazza —es lo que dice Fiorello antes de salir del cuarto.
Ahora que se han quedado solos, Ricardito vuelve a cambiar de edad hasta los nueve años, manteniendo sus ropas, las cuales se ajustan al nuevo cuerpo, y audífonos en el cuello; él quiere seguir descubriendo este nuevo mundo, pero Quetzalzin ya se aburrió. Ella le pide ser su compañerito de juegos por unos momentos; también aburrido, el niño decide jugar con su nueva amiguita. Se han quedado sin vigilancia, por lo que tres pisos se convierten en su patio de juegos, corriendo por los diferentes pasillos, cuartos y salones. Debido a que la FESEDERM ha alquilado temporalmente todo el club cincuenta y uno (los pisos cuarenta y nueve, cincuenta y cincuenta y uno), los niños tienen suficiente espacio para explorar. Terminan siendo regañados por uno de los soldados en cubierto, ordenándoles regresar a su cuarto; los pequeños obedecen regresando a la suite, que es donde Quetzalzin ha estado viviendo recientemente, divirtiéndose bastante ella y Enmaru al saltar sobre las camas por un rato.