Es la noche en el aeropuerto internacional de la Ciudad de México. Dos habitantes y un forastero llegan de un largo viaje desde Irlanda; tuvieron que hacer una corta escala en Cancún, pero ya han llegado a su destino. Tienen que reunirse con el resto del grupo lo más pronto posible; afortunadamente, Lindalë puede usar sus habilidades innatas para volar. Cathal puede usar el manto oscuro de la noche para pasar la mayoría del tiempo desapercibido a los ojos de los ciudadanos; en Estados Unidos e Irlanda, ha ocasionado demasiado asombro por parte de los espectadores que lograron observar sus habilidades de vuelo.
Los tres personajes llegan a una de las diferentes salidas del aeropuerto, encontrándose afuera con un conocido, esperándolos.
—Qué bueno que llegaron a estas horas, tenemos cuarenta minutos para llegar al edificio —comenta el arcángel, para luego darles dos tarjetas de plástico a cada compañero; las mismas que recibió Ricardo al llegar desde el planeta tierra: una tarjeta de membresía y una tarjeta especial. Al final, Yév-Lirn les explica a los recién llegados—. Síganme por el aire y yo los guiaré.
Al principio, Lindalë carga al gitano guardián y al viejo Nhómn al tanto que emprende el vuelo; ya en lo alto, la faípfem alada suelta al humano, dejándolo usar sus habilidades mágicas de poder elevarse y mover en el aire. Albert y Nhómn son quienes cargan con las maletas con las ropas extras. Para ellos dos es fácil seguir al jócsolfu supremo, debido a la luz que irradia el fuego de su cabello y de su armadura; esa luz es invisible al ojo mortal, pero Lindalë y Cathal tienen sus secretos: ella tiene puesto el mismo collar con joyas especiales que usó en la aventura pasada, mientras que el zíngaro tiene su habilidad natural de poder observar a los habitantes divinos y feéricos.
En pocos minutos, los dos faipfems y el segundo guardián llegan a la torre mayor justo a tiempo, a minutos de que cierren el club cincuenta y uno al público; aunque, en realidad tenían otro medio de entrada si llegaban tarde. Entran rápidamente y se dirigen con una de las pocas recepcionistas que quedan, quien les da la autorización de pasar. Al igual que pasó con Ricardo la primera vez que llegó al planeta Sepnaru, Yev-Lirn ayuda a sus amigos, indicándoles el camino y cómo usar sus tarjetas en los torniquetes de acceso electrónicos.
Nhómn les ha tratado de explicar a Cathal y a su compañera Lindalë acerca del planeta Sepnaru, puesto que nunca han viajado a este astro; aun así, ellos dos nunca dejan de asombrarse por cada nuevo lugar, artefacto u objeto que descubren, pidiéndole al sabio del trío algo de información. La mayoría del tiempo Nóhmn tiene una respuesta, aunque otras veces no las tiene; en este corto trecho recibe ayuda por parte de Yev-Lirn, quien conoce más este mundo, a pesar de que nunca lo visitó personalmente en el pasado. El búho eunuco entrado en años ha estudiado bastante, antes y después de haber llegado a este nuevo destino; de hecho, al llegar a este nuevo planeta, compró dos objetos para ayudarse mejor a entender a las diferentes civilizaciones locales: una tablet y una laptop; ambos objetos tecnológicos los ha estado cargando en una pequeña mochila desde el principio. No se le dificultó para nada aprender a usar esos dos aparatos novedosos.
Al llegar al piso cincuenta, son recibidos por el resto de conocidos y una desconocida. Francisco Enrique y Nhómn Beleg son los más felices por la reunión; en cambio, el doctor Friedrich Manuel y la guerrera Lindalë Ered solo intercambian miradas, pero no se atreven a dirigirse una sola palabra.
Yev-Lirn es quien presenta al gitano Albert Cathal con los demás.
Al principio, el patriarca romaní estudia a los nuevos compañeros: dos hombres, dos animales parlantes y otra es una mujer. Se alegra bastante al descubrir que todos hablan su mismo idioma; aunque no habla mucho, principalmente porque ya tiene sueño. Antes de acostarse, él y sus dos acompañantes animales suben al restaurante para cenar algo.
Ya listos, las cuatro suites disponibles se reparten:
El comandante y su hija dormirán en uno.
La princesa y las tres faipfems dormirán en otro.
Nhómn y Friedrich eligen ocupar la tercera recámara.
Por último, al gitano le toca la buena fortuna de quedarse con la suite restante para él solo.
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Antes de que Albert Cathal llegara a la torre mayor, todos los elementos encubiertos de la FESEDERM se han retirado del club cincuenta y uno; ellos se están alojando temporalmente en un par de hoteles cercanos, donde han pasado cada noche y cada mañana, todo pagado por el presidente de la nación.
Al saber que otros tres habitantes llegarían esta noche, Ricardo prefirió irse junto con unos cuantos de esos elementos encubiertos a uno de los hoteles cercanos. Él quería una suite para él solo, pero al enterarse que lo más seguro tendría que compartirlo con alguien más, decidió ir a un hotel para tener su propio cuarto; aunque, Francisco tuvo que realizar un par de llamadas especiales para poder conseguir un cuarto para el protector del universo. Infortunadamente, el plan de David no ha salido tan perfecto después de todo; Ricardito, nombre del pequeño lídjoib que se popularizó demasiado entre sus compañeros, se enteró que su papi se dormirá en otro lado, así que le suplica poder ir con él. Al principio Ricardo le dice que no, pero el chamaco le insiste demasiado, que el humano terrestre termina por llevárselo al hotel.