Lugar: Ciudad de Alepo, Gobernación de Alepo, Siria.
Los soldados defensores de la ciudad han mantenido a raya a los guerrilleros invasores; aunque algunos mortales han perdido la vida en esta batalla. Los diferentes guerreros especiales no tienen descanso en sus batallas por separado.
Akuris y Yev-Lirn han acabado con más que un ejército de entes divinos de luz y oscuridad; la afluencia de los mismos seres por los diferentes portales en el cielo, ha ido disminuyendo durante el combate. Una buena noticia para el dueto perfecto.
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Akaud y Ókinam siguen combatiendo en las cercanías del aeropuerto internacional de Alepo. Ha sido un combate parejo entre ambos por un tiempo, usando sus armas y otros conjuros ofensivos. Atisbando una oportunidad, Akaud realiza un ataque rápido.
—¡Blessed cloht! —exclama el campeón Belka, usando su larga bufanda-capa viviente, la cual envuelve el cuerpo de la enemiga. La reina Ókinam cae al suelo, tratando de romper esa tela especial.
—¡Maldición! —exclama ella muy enojada.
—Jeje. Gané otra vez; agradece que en esta ocasión no te…
Repentinamente, una leontina de un metal dorado, gruesa y muy larga, envuelve parte del cuerpo de Akaud; al final de la misma cadena especial está una rueda de fuego y viento; una de las armas afiladas de Ókinam. La cuchilla circular se entierra en un brazo del hombre, quien suelta un grito de dolor. Él voltea molesto hacia atrás, sorprendiéndose por lo que descubre.
—Interesante habilidad, ¿verdad? Son ilusiones que funcionan muy bien; un truco que milord Lozkar me enseñó —dice la reina Ókinam, sosteniendo con una mano su otra rueda de fuego y viento, la cual tiene enganchada el final de la larga leontina reforzada.
Akaud voltea con la mujer atrapada en su tela especial, la cual se esfuma en un parpadeo.
Sin decir nada más, Ókinam usa su nueva arma mejorada, jalando y alzando por los aires al campeón Belka, para luego azotarlo en el suelo varias veces; una vez que ha zarandeado a su adversario por unos momentos, la reina libera al hombre de la cadena y su cuchilla circular, lanzándolo hacia la pista de aterrizaje cercana.
Akaud se estrella contra un avión comercial, atravesándolo de lado a lado; nadie sale herido, porque todos los ciudadanos y turistas se han refugiado en el interior del edificio. El campeón Belka cae al suelo, tardándose un poco en recuperarse y pararse; extiende su mano hacia su tela que se ha quedado atrás, tratando de recuperarla. La bufanda-capa se eleva por sí sola y se dirige con su amo, mas antes de poder llegar con él, es atrapada por las mismas energías morado oscuro de su contrincante; esa energía se transforma en una esfera, aprisionando por completo el arma principal de Akaud.
—Veamos que puedes hacer sin tu arma —le dice Ókinam a su contrincante, apareciendo en frente de él de un segundo al otro.
—Bien. Si quieres sufrir un duro castigo, que así sea —expresa Akaud muy molesto.
Se prepara, adoptando una posición ofensiva; sus brazos son envueltos con unas leves flamas de fuego azul oscuro.
Inicia la pelea desigual. El campeón Belka demuestra sus conocimientos de combate a puño limpio, aparte de su velocidad increíble; por desgracia, no es competencia para Ókinam, quien aparte tiene sus armas mejoradas con esa cadena larga.
Akaud soporta golpes y varias heridas cortantes por parte de su enemiga; no podrá aguantar por mucho tiempo.
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La pelea entre Nila y Nhómn contra la itqa-lirt Rebeca sigue adentro del edificio departamental; los dos compañeros han logrado herir a la androide, pero no ha servido de mucho por culpa de los nanorobots que no dejan de reparar los daños.
—Hay que llevarla afuera. Aquí adentro no podremos hacerle un daño considerable —le dice Oleim a Beleg, durante un breve tiempo que han obtenido para recuperar el aliento; se han escondido en uno de los pasillos del edificio.
—Tengo una idea para distraerla —dice el sabio eunuco, empezando a concentrar su energía nema, invocando un gran étquf salvaje polar violeta claro.
La bestia se abalanza contra la androide, llevándola hacia las escaleras y hacia los pisos de abajo. Aunque trate de herirlo de mil maneras con sus diferentes armas incluidas, Rebeca no puede ni siquiera producirle un rasguño al animal salvaje; sus balas y rayos laser solo rebotan en su piel. En cambio, la bestia si puede dañar a la androide. Nila y Nhómn se acercan a los mismos escalones, observando como el étquf polar persigue a su presa.
—Interesante; no sabía que tenías esa clase de poderes —dice Nila, un tanto sorprendida.
—De hecho, es la primera vez que lo intento… y que logro hacerlo. Friedrich me explicó el cómo invocar animales salvajes con mi energía nema —aclara Nhómn, volteando con su compañera ótsilper.
Antes de bajar, Nila regresa al cuarto de antes, recogiendo el fusil Barret m95 que está en el suelo. Ya lista, los dos compañeros bajan hasta las calles de Alepo, donde Rebeca usa sus propulsores para escapar del gran animal salvaje.
Habiendo encontrado la debilidad de la itqa-lirt, Nila le dice a Nhómn que invoque un animal volador para que mantenga ocupada a Rebeca. El eunuco lo piensa por poco tiempo, invocando a un halcón de gran tamaño (dos metros), ordenándole que se encargue de la enemiga voladora. Una vez que la molesta Rebeca es controlada, Nila y Nhómn se dirigen a otro punto de la batalla, acordándose de una integrante del equipo.