Lugar: Ciudad de Arvtess, Pemetoe, Jedram.
David Ricardo acaba de ordenarles a sus ayudantes y consejeros que protejan a la líder Alexandra, poco después de que Élmer Homero le ordenara a su ejército divino atacar a la misma persona. También ha llamado a su mascota águila, quien seguramente será seguida por el dragón de Édznah.
Solamente Fiorello y Ricardito contestan mentalmente que lo harán pronto, mientras que el resto del equipo responde que no pueden, debido a que están demasiado ocupados con sus respectivos problemas.
Segundos después, Francisco realiza un llamado mental con Fiorello y Abihu, pidiéndoles que lleven al joven lídjoib con él. El que atiende el llamado es Evangelos, quien llega al primer piso de un gran hotel; lugar donde el comandante y un grupo de dingos roñosos han tomado una posición estratégica. Ahí, Ricardito les provee de más municiones y cartuchos para sus armas, aparte de granadas de fragmentación y explosivos de gran poder (TNT).
Con una buena cantidad de reserva entregada, Fiorello carga nuevamente a Enmaru y se movilizan para proteger a la dingo Alexandra; aunque la verdad, no tienen que moverse demasiado. Apenas llegan a los límites de la ciudad, ambos compañeros observan al ejército de apoyo que se acerca; pero los entes divinos igualmente se están acercando.
—Me puedo hacer cargo yo mismo de miles de ellos, pero tendré que dejarte en un edificio o en otro lugar seguro, bambino —le dice Fiorello a Ricardito, al tanto que observa al ejército de éphimits y cilnlumoíts. El único objetivo de los enemigos es Alexandra, por lo que no le prestan atención a los dos guerreros.
—No me quiero quedar sin hacer nada. Bájame para que le pueda ayudar a alguien —dice Ricardito al tanto que voltea hacia abajo, encontrando a Berenice luchando contra Aris, exclamando al segundo siguiente—. ¡Ahí! ¡Ahí! ¡Déjame ayudarle a Ariadna! ¡Le ayudaré a la princesa!
Evangelos voltea, notando quien es la contrincante de la compañera.
—¡Está bien, pero no le hagas mucho daño a esa demonio alada! —le dice Fiorello seriamente.
—¿Por qué? ¿Es tu nueva amiga? —le pregunta Ricardito mientras descienden.
—Solo digamos que tengo una promesa con ella —dice Fiorello secamente.
—Entonces si te encuentras con Sophi tampoco la lastimes, también yo tengo una promesa con ella —menciona Enmaru, no teniendo tiempo de entrar en detalles.
Fiorello deja a Ricardito seguro en el suelo, cerca del enfrentamiento entre Ariadna y Aris, para luego alejarse velozmente hacia los demonios y ángeles. Usa su velocidad sin igual para acabar con muchos en solo segundos.
«¿Sophi? ¿Esa qumkso bambina problemática? Primero se enamora del capo hace años atrás y ahora con Ricardito. Esto no acabará bien», piensa molesto Fiorello, al tanto que derrota a más enemigos.
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Berenice está muy concentrada en su oponente; ha invocado su tridente y sus alas, mientras que Aris se defiende con su naginata negra, aparte de sus ocho cadenas vivientes; aunque, Ariadna puede defenderse muy bien de esas molestias. Su tridente y la energía yaerp pura que puede generar, son muy efectivos para cortar esos eslabones, los cuales se regeneran en segundos.
Ambas adversarias toman un breve descanso para recuperar fuerzas, separadas por pocos metros; tienen heridas y leves moretones en el cuerpo, debido a que han usado sus energías yaerp y rupmohe para ataques a distancia. Repentinamente unas largas boleadoras aparecen de la nada, atrapando el cuerpo y los brazos de Aris.
—¡¿Pero qué…
Intenta gritar la demonio pero velozmente llega Ricardito, ejecutando una patada voladora; Aris recibe el fuerte golpe en un costado, mandándola a estrellarse contra un muro cercano de un edificio, derrumbando una buena parte. El jovencito lídjoib se había escabullido sigilosamente a un lado segundos antes.
—¡Ricardito! ¡¿Eso lo hiciste tú?! —inquiere Ariadna muy sorprendida.
—Sip. Será mejor que ayudes a Fiorello con los entes divinos; eres más útil que yo contra ellos. Me aseguraré de que esa mujer no los moleste —dice feliz Enmaru.
—En… ¿En serio crees poder enfrentarla? —inquiere ella, asombrada de escuchar al jovenzuelo hablar de esa manera.
Sin darle tiempo de contestar Aris emerge de los escombros de la pared.
—¡Me las vas a pagar, jovenzuelo! —grita enojada la cilnlumoit, preparada para dar un golpe mortal con su naginata.
Oportunamente, Enmaru invoca un escudo redondo y se cubre del ataque; realizando otro movimiento rápido invoca una esfera de energía azul muy claro, arrojándola al cuerpo desprotegido de la mujer, el cual ahora sale volando a lo largo de la calle, para luego dar varios tumbos por el asfalto.
—Sí; creo sí puedo —le dice Enmaru a la princesa numsegohg tranquilamente.
Aún sorprendida por las habilidades del muchacho lídjoib Ariadna se retira del lugar, dispuesta en ayudarle al jócsolfu maldito, defendiendo al ejército que se acerca y sobre todo a la líder Alexandra; pocos segundos después aparecen las mascotas de Abihu Édznah y David Ricardo, ayudando en sobremanera; aun así, muchos soldados pierden la vida en manos de ángeles y demonios.