Libro 3: Una guerra debe prevenirse

Capítulo 72 “Dos posibles desenlaces”

Universo: Rómgednar.

Planeta: Sepnaru.

Lugar: Cercanías de la ciudad de Arvtess, Pemetoe.

 

Todo se queda en silencio en el desierto de Arvtess; tres dioses y varios otros habitantes han quedado devastados por el reciente acontecimiento sin sentido.

¿Dónde está Albert Cathal?

La deidad única lo busca, pero se percata que su poder ha disminuido bastante; ahora es menos poderoso que un dios. Es más débil que un dios primigenio.

¿Todavía piensa ayudarlos contra el forajido negro?

Lamentablemente, ahora solo quiere estar solo; no quiere que nadie se le acerque.

—¿Padre, David Ricardo volverá? —le pregunta Kijuxe con preocupación a la deidad única y suprema.

—No lo sé. Las mismas probabilidades de que nos olvide y las posibilidades de que regrese son iguales —dice el ente excelso y supremo con voz deprimida—. Lo siento, hijos. Será mejor que… regresen a sus reinos. Ahora están por completo a merced de esos demonios. Adiós —dice la deidad única y suprema antes de abrir un portal y marcharse a otro lugar.

—¿Qué va a pasar ahora, antiguo amo? —le pregunta melancólico Édznah a Kijuxe.

—La esclavitud y la dominación total; eso pasará —opina Madogis en voz alta y en tono pesimista.

Ambas deidades abren un portal y se retiran a sus respectivos reinos.

Atrás, los ayudantes y consejeros se quedan varados, sin saber qué hacer; sus vidas ahora peligran más que antes, pero no tienen la seguridad de que alguien los pueda proteger.

Antes de hacer cualquier cosa, tienen que seguirle ayudando a los ciudadanos reconstruir sus hogares. Poco después de regresar a la ciudad de Arvtess y de ayudar, Nila Oleim le propone a Francisco ser su nueva esposa; el acepta de inmediato y viajan de regreso a México. Pocos meses después se realiza la boda, donde son invitados todos los amigos que estuvieron con ellos a lo largo de la aventura reciente.

Una vez arreglado ese pendiente, Nila Oleim le pide ayuda a Fiorello y a Édznah para que la lleven al planeta Monsílut, hacia la ciudad 3-A, junto con el jovencito Desmond. Enmaru y Desmond son adoptados por el doctor Friedrich; ellos se quedarán a vivir en la casa de él por tiempo indefinido.

Una vez que llegan a la ciudad, Nila busca a un uno de sus pocos amigos que vive en ese sector; por fortuna, el hombre todavía se acuerda de ella. Gracias a un reloj-holográfico que ha construido el científico Manuel, Nila puede disfrazar su ser faípfem, aparentando ser una átbermin; por su parte, Desmond recibió un poco de ayuda por parte de Gaels, quien le prestó su anillo mágico, logrando él también aparentar ser un útbermin común y corriente.

En un acto de caridad Nila le pide a su viejo amigo, quien es el encargado del laboratorio robótico donde trabajaba antes, que le ayude a su nuevo amiguito; sintiendo compasión por el muchacho, el útbermin acepta donarle un brazo robótico. Desmond es sometido a una cirugía complicada: la prótesis robótica más avanzada del momento se implanta con la parte que ha sobrevivido de su brazo, conectando músculos, nervios, tendones y parte de los huesos que quedaron. Por fortuna, todo el proceso es realizado por otros brazos robóticos, los cuales tienen precisión milimétrica.

Al final de la operación, Eamon ya puede presumir de su nuevo brazo, el cual incluye dos largos tentáculos de ídsue (*49), escondidos en un compartimiento secreto; los tentáculos metálicos tienen una cualidad única en las puntas, las cuales puede manipular el mismo Desmond, convirtiéndolas en picos letales o cuchillas filosas. Esos largos tentáculos son igual de versátiles que las dos cadenas vivientes ocultas en su otro brazo. Nila y Desmond regresan al planeta Sepnaru, directamente a la ciudad de México, gracias a los compañeros Abihu y Fiorello.

Una vez que los amigos se reencuentran, llega el momento más esperado por Lindalë. Ella y Friedrich viajan al Iztaccíhuatl, donde el científico le entrega a la guerrera erpae la urna con las cenizas de sus padres, junto con la caja de galletas metálica donde están las diferentes alhajas que les quitaron cuando los capturaron; para más comodidad, Friedrich le da a Ered una mochila especial donde pueda cargar esos objetos.

Arreglado ese segundo pendiente, es hora de la despedida momentánea. Todos deciden seguir reuniéndose, intentando ayudar lo más posible a otras comunidades. Tratarán de seguir viviendo; aunque la palabra más adecuada sería seguir sobreviviendo el mayor tiempo posible.

Friedrich, Enmaru, Desmond, Francisco, Nila y Quetzalzin se quedan en Sepnaru; los demás se dirigen a Pérsua Ifpabe, su hogar natal. Akaud puede regresar a su universo y planeta, pero prefiere quedarse en Rómgednar.

Lindalë y Ariadna se visitan muy seguido, manteniendo en secreto su amor mutuo que va en aumento.

 

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Planeta: Pérsua Ifpabe.

Lugar: Gran castillo de bésnum negro; reino perverso de la reina Ókinam.

 

Lozkar y Ókinam están tomando un merecido descanso luego de festejar su victoria adelantada. Ambos se han quedado acostados en la cama; Élmer Homero sigue despierto, pero la reina se ha quedado dormida, acomodando su cabeza en el pecho de él.




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