Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO III: La Orden del Fénix

Al terminar de cenar, la mayoría ayudó a la señora Weasley a recoger la mesa y ordenarla ya que dentro de poco llegarían los demás miembros de la Orden para dar inicio a la reunión de esa noche.

Remus no había visto reír a Sirius de esa manera en la que lo estaba haciendo en ese momento desde hace mucho tiempo, hasta parecía verse más joven con aquel brillo en su mirada. 

No había duda que la compañía de ella le hacía muy bien y él se alegraba sinceramente por eso.

Era joven, alegre y… atractiva.  Desvió su mirada de inmediato al ver que sus ojos chocaban involuntariamente con los de ella.  Apartó sus pensamientos y se obligó a dejar de espiar secretamente… era lógico que pasara eso con Sirius, él siempre lograba captar la atención de todas las mujeres, desde joven; él siempre era alegre, educado y galante, sus conversaciones eran elocuentes y muy interesantes, nadie se aburría con él a diferencia suya que por lo general por su timidez y falta de fluidez conversativa terminaba siempre ensimismado en la soledad de sus propios pensamientos por esa razón ya se había acostumbrado a no tener que relacionarse con los demás más de lo estrictamente necesario, sentía que no le hacía falta y buscaba mejor siempre la compañía de un buen libro en esos espacios de soledad y ratos libres… en medio de las páginas de un libro era realmente feliz porque no se sentía fuera de lugar.

Molly, envió a los más jóvenes retirarse de la cocina para seguir con sus labores de limpieza en las habitaciones que se les había asignado, antes de que se acostaran a dormir.  No todos estuvieron de acuerdo con aquella labor, pero obedecieron y fueron saliendo poco a poco, algo que Remus también aprovechó para poder escabullirse y buscar un lugar donde pudiera estar solo sin sentirse incómodo y nervioso. 

Cuando Lupin salió de la cocina, Tonks no pudo evitar seguirlo discretamente con la mirada.

—Creo que no le caigo bien a tu amigo— musitó Tonks cuando Remus desapareció por el pasillo.

—¿Quién? ¿Remus?  —preguntó Sirius desconcertado ante aquella afirmación que había surgido de boca de ella así de improvisto como si no le hubiera estado prestando toda la atención a él.

Tonks asintió.

—No lo culpo, a su edad le debo parecer muy aburrida o demasiado infantil.

Sirius frunció el entrecejo mientras se turnaba en mirarla a ella y buscar a su amigo por la habitación, pero ya no estaba.

—Tú, ¿aburrida? —rió— aburrido él.  No tienes por qué preocuparte él es así, un poco serio y distante, no le gusta interactuar mucho con las personas, pero es un buen tipo cuando logras acceder a él…— la miró con curiosidad—.  ¿Pero por qué tan preocupada por eso?

La sonrisa que Sirius dibujó en su rostro al finalizar la pregunta, estuvieron a punto de hacerla sonrojar.

—Bueno, —se encogió de hombros tratando de restarle importancia al asunto— si voy a ser miembro de la Orden y vamos a estar en constante contacto entre nosotros, pues me gustaría llevarme bien con todos ¿no te parece? Es incomodo tener que trabajar en una misión con alguien a quien no le agradas.

Sirius se quedó pensativo por unos segundos, entendía a lo que se refería, pero también comprendía de cierto modo la actitud de Remus de buscar el silencio y la soledad.  Tonks aún no conocía del todo a su amigo y desconocía el principal motivo de su autoaislamiento social que lo caracterizaba siempre.

—No le caes mal, te lo aseguro.  Es solo que personas como él, tienen ciertas reservas y temores a ser rechazados y por eso se muestran un tanto reservados.

—¿Personas como él? —preguntó totalmente confundida— ¿y que podría tener él que hiciera que lo rechazara?

Sirius sonrió levemente pero su sonrisa escondía cierta melancolía, él no era quien debía revelarle el pequeño secreto “peludo” de su amigo.  Al menos aun no.

—Cuando llegue el momento y si lo cree conveniente, él mismo te lo dirá.  Ahora solo confórmate con saber de qué él es un buen tipo, leal, sencillo y de buen corazón, cuando tengas la oportunidad de conocerlo me darás la razón. —colocó su mano sobre la de ella con sincero afecto—.  Dale tiempo, de que te conozca y se sienta en confianza contigo.

A Remus no le había durado mucho su deseo de estar solo pues en cuanto llegó al vestíbulo se encontró con miembros de la Orden que llegaban en ese momento así que regresó a la cocina seguido de Albus Dumbledore, Minerva McGonagall, Kingsley Shacklebolt, Severus Snape y otros miembros, pero solo él notó aquel contacto entre las manos de Sirius y Tonks, que está al darse cuenta de su mirada, sintió el impulso y la necesidad de apartarla inmediatamente; Remus solo se limitó a observarla con aquellos melancólicos ojos por unos segundos hasta que desvió su mirada y buscó sentarse al otro extremo de la mesa en completo silencio.

Poco a poco el lugar empezó a llenarse de magos y brujas que conformaban la Orden del Fénix, Tonks conocía algunos, antiguos profesores y Aurores del Ministerio que le sonrieron y saludaron con la mano, pero sin embargo ella se mantuvo en silencio esperando que la reunión diera inicio, no quería echar a perder su primera reunión haciendo el ridículo con una de sus tantas torpezas que solía cometer cuando se sentía nerviosa.

Remus no volvió a hacer contacto visual con ella y no es que ella lo hubiese estado esperando, pero al menos quería poder tener la oportunidad de poder cruzar con él alguna tímida sonrisa, aunque fuera “accidental”, no entendía porque sentía que él no quería ser su amigo a ella le gustaba mucho hacer nuevos amigos, solía ser divertida y espontánea y por lo general las personas no se aburrían a su lado, entonces ¿por qué el parecía evitarla?




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