Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO VI: Prejuicios

—Si el objetivo es Harry, Dumbledore debería permitir que este en casa de Sirius donde todos podríamos cuidar de él.

Anunciaba pensativo, Remus, que caminaba sin prestar demasiada atención a los muggles que transitaban por la calle.

—Pero ya oíste lo que dijo Dumbledore, mandará a vigilarlo.  No es conveniente aún que deje la casa de sus tíos muggles.

—Estaría mejor con Sirius que con ellos, creo que estaría más feliz. 

—Lo quieres mucho ¿verdad?

—Demasiado, para mí es como un hijo, tal vez porque de un modo sé que nunca tendré… ese afecto —murmuró pensativo y ausente.

—¿Por qué dices eso? ¿no piensas enamorarte alguna vez, casarte y tener tu propia familia?

Remus sonrió con cierta amargura y negó con la cabeza.

—El matrimonio, el amor es algo tan efímero dentro de mis posibilidades, que prefiero no considerarlo.

Tonks lo miró por breves segundos como si quisiera descifrar el trasfondo de sus palabras.

—No deberías cerrarte a las posibilidades, nunca.  La vida puede darnos muchas sorpresas sin que las esperemos y el amor es una de ellas.

—Bueno, pues yo paso y se los dejó a los más jóvenes y crédulos.

—¿Alguna decepción amorosa hizo que dejará Usted de creer en el amor, Profesor Lupin? —sonrió.

—No precisamente las decepciones te orillan a no creer en ese sentimiento.  Además, yo no he dicho que no crea en el amor, simplemente no aspiro a él.

—Algún día te enamoraras de verdad y entonces tus pensamientos serán otros y te acordaras de mis palabras.  El amor es lo único que mueve al mundo y lo único que necesitamos en nuestras vidas, todo se compone y gira entorno al amor hasta el más mínimo detalle y nunca podrás escapar de él.  Yo sí creo en el amor, no en los príncipes azules ni en los cuentos de hadas, pero en algún lugar hay un corazón que late al mismo compás que el mío, una sonrisa radiante y sincera que llevará mi nombre y sé que me está esperando para poder ser eternidad juntos y algún día voy a encontrarlo y lo amaré, lo amaré y nunca lo dejaré ir —sonrió mirándolo a los ojos —.  Aceptamos el amor que creemos merecer y en ello se mide nuestra capacidad de amar.

—Hermosas ilusiones para alguien joven como tú, está bien, pero para alguien como yo… Créeme que el enamorarse de mi seria toda una odisea, una vida llena de peligros y de pobreza.

—¿Y acaso el amor no es eso? ¿peligro, aventura… odiseas, en las buenas y en las malas? Crees que el amor verdadero no existe… Pero el hecho que lo digas o lo pienses no significa que sea verdad, búscalo en ti, en tus amigos que son como tu familia, en tu entorno y en todas esas cosas maravillosas que puedes disfrutar a diario. Piérdele el miedo a enamorarte, Remus, porque el amor siempre va a valer la pena.

—Pero existe una sutil diferencia entre eso y encadenar un alma por siempre bajo una… «maldición» —aquella palabra no pudo expresarla en voz alta— pero eso no importa ya y estoy de acuerdo contigo en eso de que cada uno acepta el amor que cree merecer y lo vive como prefiere.  Para mí, a diferencia de ti, el amor no es una opción en mi vida y estoy conforme con eso —zanjeó aquellas palabras de tal manera que dio por finalizado el tema—.  Harry, es lo único que nos queda a Sirius y a mí de nuestros mejores amigos.  James y Lily, querrían que cuidáramos de él a costa de todo.

—Lo sé y no te preocupes que está en buenas manos.  Confiemos en la sabiduría y en las decisiones de Dumbledore —se agarró del brazo de Remus, el oírlo expresarse así del amor, le había dado a ella una necesidad de demostrarle que él merecía todo el amor que quisiera recibir en igualdad de condiciones que cualquier otro ser humano de la calidad de él.

Remus no la rechazó a pesar de que aún le costaba acostumbrarse a ese tipo de cercanía de parte de ella y se sentía extraño tener ese nivel de confianza con ella.

—¿Y cómo es él?, Harry —preguntó desviando la antigua conversación que se notaba había incomodado mucho a Remus—.  Ser tan famoso y todo eso.  Me gustaría poder conocerlo de forma real y no solo a través de fotografías —los pasos que daba Remus eran mucho más largos que los de ella que intentaba darlos con precaución, no quería ofrecer una escena allí en plena vía pública y Remus pareció entenderlo porque empezó a bajar el ritmo de su caminar e ir un poco más lento, un ritmo que ella podía igualar y se dedicó a disfrutar de su compañía como si fueran una pareja normal como cualquiera de los muggles que pasaban junto a ellos.

—Es un joven increíble, muy parecido a su padre, lo cual no te dice mucho por su puesto— agregó cuando recordó que Tonks no había conocido a los Potter. —  Es un buen chico, te va a caer muy bien cuando lo conozcas.

—Ya lo creo —sonrió discretamente aferrándose más a su brazo. —No sabes lo mucho que me habría gustado tener la edad suficiente cuando todos ustedes estaban en la Orden por primera vez.  Todos se conocen y yo siento que a veces me quedo fuera de ciertos sucesos.

—Me alegra que estés ahora, no antes. 

—¿De verdad?

—Si.  Ahora estamos más preparados que antes…

Tonks de pronto se sintió bastante emocionada y confusa al mismo tiempo mientras el silencio gobernaba por esos segundos.




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