Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO XXI: Ted y Andrómeda

—A mi parecer, no creo que sea aconsejable para ambos —agregó Kingsley con voz lo suficientemente clara, mirando hacia Sirius y Remus respectivamente.  Los tres, estaban sentados en la pequeña sala del recibidor—.  Dumbledore ha sido claro con lo que respecta a los dos.  Sirius, es muy peligroso que intentes comunicarte con Harry de cualquier modo y Remus, tus razones son convincentes, pero si Dumbledore cree que no es aconsejable que te expongas pues es porque no es aconsejable y punto.

—Pero mi ahijado — Sirius ganó a Remus en su intervención para protestar las palabras del Auror— necesita saber lo que el Ministerio pretende, entiendo que explicarle las teorías de las posibles razones del dolor de su cicatriz es algo complejo en este momento, pero al menos podemos decirle que ha pasado con su amigo, Hagrid.  Si todo es silencio y secretismo, el volverá a insistir. En cambio, si le decimos algo, por lo menos no será presa de la ansiedad.  Tiene derecho a saber, nadie más que él lo tiene.

—Hagrid, está bien.  Ya Madame Maxime lo dijo y Dumbledore se lo hará saber en cualquier momento.

—Como si Dumbledore se viera muy interesado en estos momentos en dar explicaciones —refunfuño Sirius.

—¿Y gigantes, son menos peligrosos y más importantes que hombres lobo? — añadió, Remus con un poco de resentimiento.

—Nadie de la comunidad de gigantes tiene una conexión de odio y venganza en el pasado —Kingsley miró a Remus, entendiendo su resentimiento—.  Dumbledore solo…

—Solo quiere protegerme —añadió, Remus, cansinamente— ya lo sé, pero Greyback no podrá lastimarme más de lo que ya lo hizo y sería mejor si me ganara su confianza y me infiltrara entre los suyos, beneficiaria mucho a la Orden ser un…

Sirius codeó a Remus de manera imprevista interrumpiéndolo e iba a refutar por ello, pero en cuanto vio la razón decidió guardar silencio.

Ella bajaba por las escaleras, lucía un vestido sencillo de algodón con estampado floral y corto hasta las rodillas que, hacia juego con su chaqueta de cuero y botas negras, cabello corto en color rubio cobrizo… el silbido de Sirius interrumpió el recorrido mental que Remus estaba haciendo en silencio con sus ojos fijos en ella lo que lo hizo sonrojarse levemente.

—Si tuvieras que pagar impuestos por tu belleza…  estarías arruinada, preciosa —la piropeó Sirius acercándose a ella y tomándola de la mano la beso caballerosamente.

—Que jodidamente caballerosos amanecimos hoy —respondió Tonks con una amplia sonrisa permitiendo que Sirius le diera una pequeña vueltecita.

—Tu ropa me da miedo. ¿Puedes quitártela? —agregó Sirius con exageración mientras le daba un beso en la mejilla.

—No quiero ser responsable de que pierdas un ojo —le pellizcó cerca de las costillas y apartándose de él—. Kingsley, que sorpresa tenerte por aquí—lo saludó afectuosamente con un abrazo.

—Hola, Tonks. —Kingsley respondió su afecto de la misma manera.

—Remus— lo saludo también a él, pero sin gesto efusivo de abrazo sino con una cálida sonrisa.

—Buenos días Nymphadora— susurró Remus sin atreverse a mirarla más de un segundo.

Sirius y Kingsley se miraron casi automáticamente como si ambos estuvieran pensando exactamente lo mismo, Tonks no se había enfadado, ni el color de su cabello había cambiado al oír su nombre completo en boca de Remus.

—¿Dormiste bien? —le preguntó está en tono suave y amistoso a Remus.

—Si, gracias.  Espero que tú también hayas descansado lo suficiente.

—No mientas Lunático has estado despierto desde temprano así que dudo que hayas dormido bien— reveló Sirius mientras Remus lo fulminaba con la mirada.

—Es cierto eso, Remus ¿no has dormido, nada? —Tonks lo miró con el ceño fruncido.

—Estoy bien, — agregó restándole importante—.  Es normal, que después de luna llena, mis horas de sueño varíen un poco, pero se normalizaran.

Tonks se quedó pensativa pero no por mucho tiempo.

—¿Has venido a averiguar cómo nos fue anoche? — preguntó en dirección a Kingsley—.  Porque todo resultó bien, no hice nada torpe que pusiera en riesgo la misión, salvo lo que sucedió con Munch.

—Ya lo sé, Lupin me lo ha descrito detalladamente.  Voy a intentar conseguir una capa de invisibilidad para evitar que riesgos así vuelvan a ocurrir.

—¿A dónde vas tan arreglada, Nymphadora? —preguntó Sirius recalcando mucho la pronunciación de su nombre.

—Sirius —le advirtió está mirándolo con el ceño fruncido.

—¿Qué?  Llamarte por tu nombre ¿es un privilegio solo para él? —señaló con la mirada a Remus.

Tonks rodó los ojos cansinamente.

—¿Saldrás con tu novio? —agregó Sirius como si le encantara poner a prueba la paciencia de Tonks.

—Según tú, yo tengo muchos novios y amantes, ¿acaso tengo la cara de promiscuidad que tienes tú?

Sirius rio con insinuación, pero Tonks decidió ignorarlo.

—Voy a visitar a mis padres.  Y no me mires así que no voy tan arreglada, solo me he vestido normal.




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