Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO XXV: Un regalo para Tonks

Llovía a cantaros, se había desatado una tormenta imprevista, su ropa destilaba agua y sus zapatos estaban cargados de barro, pero nada de eso borraba de su rostro la gran satisfacción que sentía en ese momento.  Eran raros los días que lograba esa sensación en su pecho de sentirse normal, útil y capaz y se olvidaba de todo lo que lo atañía a su cruz pesada y dolorosa de llevar, pero esa noche no, esa noche quería celebrar y lo haría con las únicas personas que en ese momento eran como su familia… lo único que tenía.

«Número 12 de Grimmauld Place» Pensó sonriente con las gotas de lluvia rodando por su capa de viaje.

La enorme vivienda de ladrillos negros y la aldaba de bronce en forma de serpiente en la puerta, aparecieron frente a sus ojos.  Tocó con la punta de su varita aquella serpiente y susurro el hechizo de acceso que le permitió entrar.  Remus podía sentir el cosquilleo de la emoción por contárselo, siguió por el pasillo y entonces conforme se acercaba al vestíbulo el ruido ensordecedor del retrato de la señora Black lo recibió:

—¡MANCILLAR ASÍ LA PUREZA DE ESTA NOBLE CASA DE SANGRE NOBLE CON TRAIDORES Y SANGRE MESTIZA! ¡MALDITO SEAS POR SER DE MI ESTIRPE!

Gritaba tan fuerte que hasta Kreacher estaba arrodillado debajo de la escalera tapándose los oídos y retorciéndose de la angustia que le provocaba aquel ruido estridente.   Remus aturdido se apresuró hacia las cortinas, ensuciando el piso y la alfombra con su ropa mojada y zapatos lodosos que no tuvo tiempo de sacarse.

—¡SUCIEDAD! ¡MITAD HOMBRE! ¡PARIA, DEBERIAS SER EXTERMINADO TU Y TODA TU RAZA! ¡LARGATE DE LA CASA DE MIS ANTEPASADOS!...

Remus luchaba con la cortina que se había enredado con algo que no encontraba aun pero que estaba reteniéndola.

—¡TU, ENGENDRO SUBPRODUCTO DE LA ABERRACIÓN Y LA TRAICIÓN!  

Walburga Black estaba arremetiendo contra alguien más por lo que Remus se giró, pero antes de llegar a hacerlo completamente, Tonks estaba a su lado, varita en mano y empapada también.

—¡LAR…

—¡¿QUÉ SUCEDIO!

—¡NO LO SÉ!

Gritaban para hacerse entender en medio de aquel ruido.

—… ¡MALDITOS!, ¡BASURA!, ¡CERDOS!

—¡¿Y SIRIUS? — gritó Tonks aún más fuerte para hacerse oír.

—¡NO LO SÉ, RECIEN LLEGO! ¡¿QUÉ DIABLOS ES LO QUE LA RETIENE?! —A Remus estaba a punto de estallarle los oídos con sus gritos mientras que con sus manos trataba de encontrar el dobladillo de las cortinas.

—¡BOMBARDA! —gritó Tonks apuntando con su varita hacia el suelo y de inmediato esta se soltó y Remus pudo hacerla correr.

—¡CANALLAS, SUBPRODUC…!

El retrato quedó en completo silencio y Remus y Tonks pudieron dejar de sentir que les estallaba la cabeza.

—Bien hecho —le susurró Remus con una sonrisa.

—Cuando gustes, estoy a su servicio —contestó Tonks con la respiración acelerada y notando que ella también había entrado con toda el agua encima y de pronto empezó a reír, pero se tapó la boca para no volver a despertar el cuadro. —Linda forma de concluir este día, ¡con broche de oro!  Parezco un gato chupado.  —empezó a sacarse su capa de viaje.

—Yo lo soluciono en un segundo —exclamó Remus de muy buen ánimo mientras apuntaba con su varita a la ropa húmeda de Tonks y de inmediato un vapor caliente empezó a salir y lentamente fue secándola por completo, luego hizo lo mismo con la suya. 

—Gracias. —le susurró Tonks sacándose completamente la capa de viaje. —¿Por qué el cuadro habrá estado así de violento?

—No lo sé.  Yo llegué y estaba así y… Kreacher. —Remus se acercó al desván de la escalera donde el elfo yacía hecho un ovillo.  —Kreacher —le susurró con suavidad inclinándose hacia el elfo— ¿estás bien? ¿Te hiciste algún daño? — el elfo como pudo se arrastró más hacia la pared y con sus ojos inyectados de sangre y furia miró con odio a Remus.

—¡La bestia sin alma le habla a Kreacher! ¡Qué asco!

Tonks dio unos pasos hacía el elfo.

—¡Y la mestiza impura!

—Veo que estas bien —exclamó Remus con tranquilidad, ignorando los insultos. —¿Has visto a Sirius?

—¡Ese traidor! —Kreacher arrastró los dientes conteniendo la furia— hace sufrir a mi ama imponiéndole su presencia, porque no se larga ¡por qué no se largan todos!

—¡¿Qui…quién se aatrrrevio a callar a mi dul-ce -hip- adooraada madre?! —tambaleándose sobre sí mismo, apareció Sirius delante de ellos cargando una botella de whisky de fuego de la que bebía directamente. —Eella y yo esttábamos comuni-cándonos. —Sonrió con amargura.

—Sirius… —Tonks apesadumbrada fue hacia él para ayudarlo a sostenerse.

—¡Oh! No.  Estoy bien pre-preciosa.  ¡Fe-Feliz Cumpleaños! —se inclinó para darle un beso en la frente—.  Sabes, tu-eres muy bella.  Lo más seeeexy de la fam-milia —se tambaleó y a punto estuvo de caerse sobre ella, pero Remus lo agarró a tiempo haciendo que este soltara una sonora carcajada —.  Tú… no…—miró a Remus con sonrisa socarrona— ¡no! Te la mmereces.  Eres un ¡ididiota! —volvió a elevarse la botella y a beber con desesperación.




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