Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO XXVIII: Retratos

Aunque los estados de ánimo de Remus podían cambiar de claro a oscuro tan rápido como el cabello de Tonks podía pasar de carmesí a verde azulado, era más difícil cada vez que la luna se acercaba.

—Lo siento, no quise ser entrometida— añadió Tonks sabiendo que había entrado a campo minado en ese momento.

—No quiero ser grosero contigo, pero jamás intentes averiguar de mis padres, ese tema no está a discusión ni contigo ni con nadie en absoluto y te pido que lo respetes.

—Está bien.  Cambiemos de tema.  Vinimos hasta aquí para pasar un momento de agradable distracción así que no lo arruinemos.  ¿De qué quieres hablar?

—No lo sé —se encogió de hombros. — Tal vez de ¿cómo fue ser una metamorfomaga cuando eras niña?  Me imagino que debe ser similar a la magia y que no puedes controlar al principio.

—Pues sí, en realidad no tenía ningún control —sonrió al recordar —.  A veces se me olvidaba y al salir de casa a jugar con mis amiguitos en el parque solía convertir mi cabello del color del arco iris o usar dos narices al mismo tiempo y más de una vez, mis padres tuvieron que utilizar el hechizo desmemorizador con nuestros vecinos.  Pero el mayor problema creo que lo causaba cada vez que me transformaba en otra persona en lugares públicos y mis padres no sabían cuál era realmente su hija.

Remus se rio abiertamente de eso y Tonks se sintió tranquila al ver que estaba causando un efecto positivo en él su plática y había dejado de lado la sombra de dureza e impasibilidad que habían mostrado antes y se veía mucho más joven cuando estaba alegre así que continuó hablando de su juventud y desenterró todos los recuerdos divertidos que pudo encontrar en su memoria.

Finalmente, se había hecho bastante tarde y el bar totalmente lleno en ese momento, ofrecía mucho humo y gente hablando muy alto que cada vez se hacía más difícil escucharse entre sí por lo que acordaron pagar e irse.  Pero cuando llegaron a la estrecha calle de Hogsmeade con sus escobas nuevamente entre sus manos, ninguno de los dos quería en realidad que la noche terminara.  Entonces, sin decir nada, comenzaron a deambular por Hogsmeade a pesar de que hacía bastante frio afuera.

—Me encanta venir aquí— dijo finalmente para romper ese silencio que había empezado a reinar—.  Es bueno volver a ver Hogwarts de vez en cuando.  Me la pase tan bien allí.

Tonks miró a Remus esperando a que él estuviera de acuerdo con ella.

—Por supuesto, fueron muy buenos tiempos, quizás los mejores por mucho, mucho tiempo.  Hice los mejores amigos allí…

Tonks sonrió al recibir la respuesta que esperaba.

—…Pero también los hice en la antigua Orden a la cual me uní en primera instancia por mi amistad con Lily y James y por extensión con Dumbledore y bueno ahora, a excepción de Arthur, Molly y tu… rara vez he hecho amigos fuera de Hogwarts.

—Entonces has conocido a la gente equivocada porque no podría imaginar a gente que no quisiera ser amigo tuyo. —Se lo dijo con total convencimiento.

Remus le sonrió.

—Me he acostumbrado a eso, hace mucho tiempo.

—Pues vete desacostumbrando —Tonks se detuvo y lo agarró del brazo para que entendiera lo en serio que lo estaba diciendo —.  He conocido un montón de gente increíble desde que me invitaron a unirme a la Orden, pero tú, Remus, ocupas un lugar especial en esa lista.

Se miraron el uno al otro y por un momento Tonks pensó que Remus podría responder con algo más que una sonrisa honesta en sus labios.  Pero solo por un momento, luego le soltó el brazo y siguieron caminando.

—Me imagino que nunca has tenido problemas para hacer amigos —dijo Remus caminando a paso lento sin fijarse mucho en las personas que deambulaban por la calle.

—Entonces no me conoces muy bien.

Ahora quien se vio sorprendido con esa respuesta fue él y la supo reflejar con una de sus cejas levantada.

—¿Qué? ¿cómo es posible que no le gustes a alguien?... quiero decir —se sonrojó levemente ante la efusividad de sus afirmaciones más que interrogantes —¿Qué puede haber en ti que no puede gustarle a alguien?

Una amplia sonrisa se dibujó en Tonks.

—Bueno, soy una torpe a mas no poder y a veces un poco psicó-hiperactiva.  Tengo gustos y aficiones un tanto locos y extraños.  Eso tiende a asustar a la gente la mayoría de las veces. —Explicó conteniendo una carcajada.

—En realidad eso es lo que más me gusta de ti, que no seas como lo demás.  Eres divertida e irradias mucha energía a tu alrededor. — Incluso mientras las decía, las palabras se sentían un poco inadecuadas.

—Si. Mucha energía loca —agregó Tonks—.  Y con una dosis saludable de insubordinación, creo yo.

—Hace mucho frio y parece que va a llover —exclamó Remus mirando hacia el cielo nocturno donde a lo lejos se veía unos esporádicos relámpagos —.  Supongo que deberíamos regresar a casa. 

—Si, Sirius debe estar preocupado por nosotros— Tonks intentó ocultar su desgano.

—O histérico por haberlo dejado solo por mucho tiempo— reforzó Remus sus palabras.

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