Licántropo y Metamorfomaga

CAPÍTULO XXXIII: Un viejo tocadiscos

Penny, llevaba bastante tiempo eligiendo y probándose las nuevas túnicas que iba a usar en su nuevo trabajo en San Mungo, para Tonks no fue una sorpresa que su amiga hubiera logrado una plaza en el Hospital de Sanación Mágica.  Penny siempre había sido una excelente estudiante en Hogwarts con los T.I.M.O.S más altos en Pociones, Herbología y Defensa Contra las Artes Oscuras.  Estaba segura que para ella no sería ningún problema preparar la poción Matalobos y se moría de ganas por consultárselo y pedirle que la ayudara, pero debido a su aversión a esa condición y a las preguntas incómodas que surgirían si se lo decía, prefería seguir manteniéndolo en secreto con ella. 

—Te ves increíble —exclamó Tonks para darle confianza y ocultar sus propias preocupaciones.

—¿De verdad lo crees?

Penny sonrió ligeramente sonrojada.

—Causaras muy buena impresión en tu primer día de trabajo, te lo puedo asegurar.

—Eso espero, realmente.  Estoy muy nerviosa.

—Tu confía, todo va a salir muy bien.

—Estas festividades van a ser increíbles ¿no lo crees así? —Tonks, asintió no tan convencida de eso —.  Me encantaría realmente que vinieras a casa en nochebuena —Penny, le indicó con la mano a Madame Malkin las túnicas que se llevaría. — Y podrías llevar a tu amor secreto.

—No es mi amor secreto—murmuró Tonks.

—Lo será hasta que no se lo digas abiertamente.  Él te gusta.  Te conozco mejor que a mí y sé que cuando esos ojitos brillan de esa manera es porque hay algo en ese corazón.

Tonks sonrió y desvió la mirada hacia una túnica elegante para hombre que estaba sobre el escaparate de la vitrina y Tonks se imaginó lo guapo que se vería Remus vistiéndola.  ¿Cómo reaccionaría Remus si ella decidiera regalarle una prenda de vestir para Navidad? Lo tomaría bien o pensaría que era una clara aseveración a sus precarias prendas de vestir.  No lo sabía… con Remus, a veces era toda una confusión de dudas e incertidumbres.

—Se verá maravilloso vistiendo esa túnica— le susurró Penny al oído con dos sendas bolsas de compras en ambas manos. —Cómprasela.

Tonks se ruborizó.

—Ya tengo en mente otro tipo de regalo para él— dijo Tonks ayudándola con una de sus bolsas mientras salían de la tienda a la calle abarrotada de personas.  —Tengo que ir a Gringotts.  Necesito sacar dinero para comprar algunas cosas.  Te parece si te veo dentro de un rato en Florean Fortescue, así no te fatigas demasiado con el peso de llevar las bolsas a todas partes conmigo.

—Pero por su puesto que no me fatigaré, a no ser que… ¿Será algo prohibido lo que has elegido y por eso no quieres que te acompañe? —murmuró con pícara insinuación.

Tonks sonrió y negó con la cabeza.

—No es lo que tu loca cabeza esta imaginando es solo que voy a demorar… y no creo que el lugar a donde voy sea mucho de tu agrado.

—¡Bah! Tonterías.  Te acompañaré de la misma forma paciente con la que tu lo has hecho esta tarde.

—Okey —murmuró con cierta tristeza en su voz, aun cargaba con la tensión de aquella horrible noche del ataque de Arthur a pesar de que ya estaba fuera de peligro y había ido incluso a visitarlo llevando a Molly y los chicos a San Mungo junto con Moody.

—Si no fueras mi amiga, diría que intentas deshacerte de mí.

Penny no se equivocaba del todo, Tonks si quería un momento a solas pues estaba intentando establecer contacto con el antiguo contrabandista que le había ayudado con algunos de los ingredientes para la poción matalobos.  Estaba pensando en acudir a Snape para que la ayudara, aunque eso le significara humillar su orgullo, pero no veía otra opción a no ser que…

—¿Estas bien, Tonks? Te noto apesadumbrada ¿pasa algo que yo no sé?

Tonks la miró por unos segundos como si luchara por dentro con una decisión, pero finalmente negó y fingió una sonrisa.

—Cosas de trabajo.  A veces me absorben demasiado.  Es todo.

Penny sonrió y entrelazo su brazo al de ella.

—Por eso, hoy vamos a olvidarnos de todo y vamos a disfrutar de una tarde completa solas tu y yo.

Tonks aceptando su derrota se dejó llevar por el deseo de su amiga de acompañarla.

No tardaron mucho en salir de Gringotts y comenzar a recorrer ciertas tiendas comprando más regalos y chucherías para ambas.  Penny compró dulces para su pequeña Eli y en cuanto pasaron frente a la Librería de “Whizz Hard”, Tonks sintió un enorme vuelco en el corazón… Remus debía estar allí en la parte de atrás del almacén, trabajando turnos extras; recuperando las horas de ausencia… pensó en luna llena y en sus fracasos y eso la hizo sentirse inmensamente desdichada… quería ayudarlo, pero temía equivocarse otra vez.

—¡Oh! ¡que hermosas! —escuchó exclamar a su amiga señalando las plumas mágicas que se exhibían en la estantería de la repisa de cristal—.  Le compraré una Henry, le encantarán.

Tonks sonrió al verla entrar, una de esas plumas había sido su regalo de cumpleaños de parte de Remus -había de pavo real, colibrí, flamenco, avelira, tucán, avestruz, pero ninguna de faisán- un detalle muy valioso para ella, un perfecto recordatorio que llevaría consigo… Al cabo de unos minutos, Penny salió con dos plumas en la mano, una de tucán y otra de avelira muy lindas.




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