Lienzo Maldito

Capítulo 12. El Umbral de los Espíritus del Templo

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Los 3 ya habían estado intentándolo por varios minutos sin éxito. Su frustración empezó a mostrarse.

Noah suspiró, limpiándose el sudor de la frente: “Nada. La barrera no cede. ¿Qué estamos haciendo mal?”

“Dijiste que estas armas eran la clave, pero no hay nada que indique que esto esté funcionando.” Dijo Andrew, sosteniendo su alabarda, estaba frustrado.

Amelia, con sus pistolas aún en las manos, asintió: “Siento que estamos perdiendo el tiempo. Quizá la barrera es más fuerte de lo que pensamos”

Noah observó la puerta, pensativo, y luego golpeó suavemente el suelo con la daga. “Debe haber alguna otra forma. Algo que no estamos viendo”

Andrew, impaciente, caminó hacia la puerta y le dio una patada ligera, sin demasiada fuerza, solo para desahogar su frustración. “¡Qué puerta más testaruda! ¿Por qué no se abre ya?”

De repente, un crujido resonó en el aire. La enorme puerta de madera negra tembló ligeramente bajo el pie de Andrew. Todos se quedaron quietos, observando con asombro. Amelia abrió los ojos de par en par. “¿Qué... qué fue eso?”

Andrew retiró lentamente su pie. “¿Acaso... la puerta se está abriendo?”

Noah, sin poder creerlo, se acercó para inspeccionarla. Con un movimiento casi casual, empujó la puerta con una mano y esta, de repente, comenzó a moverse lentamente hacia adentro, emitiendo un rechinido sordo. No había sido necesaria la magia ni las armas, solo un simple empujón en el momento adecuado.

Los tres se miraron sorprendidos.

Andrew rió nerviosamente. “¿Me estás diciendo que todo este tiempo la puerta estaba simplemente atascada?”

La puerta terminó de abrirse con un eco profundo, revelando el interior oscuro del templo. Una leve corriente de aire frío les recorrió la piel, mientras la niebla comenzaba a filtrarse lentamente dentro del recinto.

“Bueno, ya estamos dentro. Sigamos adelante.” Noah suspiró, con una mezcla de incredulidad y humor

Andrew, aún sonriendo por el accidente, asintió. “Vamos, antes de que se nos cierre en la cara.”

Con cautela, los tres cruzaron el umbral del templo, listos para enfrentar los misterios que aguardaban en su interior.

Justo después de que cruzaron la puerta, esta se cerró de golpe con un estruendoso eco, haciendo que los tres se sobresaltaran.

Andrew giró rápidamente sobre sus talones, con su alabarda en mano, listo para cualquier amenaza: “¡¿Qué fue eso?!”

Amelia, con el corazón latiendo rápido, dio un paso atrás. “¿La puerta... se cerró sola?”

Noah suspiró, tratando de mantener la calma. “No es la primera vez que este tipo de cosas nos pasa. Relájense. Es solo un templo antiguo lleno de energía espiritual”. Trató de sonar despreocupado, pero el cierre repentino le había puesto los pelos de punta también.

Andrew rió con nerviosismo, intentando aliviar la tensión. “Pero... ¿quién sabe si vamos a poder salir?”

“¿En serio, Andrew? No es el mejor momento para bromear sobre quedar atrapados aquí”, dijo Amelia frunciendo el ceño.

Noah, viendo que la situación podría descontrolarse si seguían así, decidió seguir adelante. “No hay razón para entrar en pánico todavía. Vamos, tenemos un objetivo. Mantengamos el foco”

Con eso, continuaron por el pasillo. En frente de ellos se extendía un largo pasillo, flanqueado por linternas de piedra, todas cubiertas de musgo y enredaderas. Las linternas, a pesar de su antigüedad, emitían una luz tenue y azulada que se movía de forma inquietante.

Andrew intentó romper el ambiente lúgubre con otro comentario sarcástico. “Bueno, si algo se despierta, espero que sea amable... aunque viendo el historial de este lugar, dudo que tengamos tanta suerte”

A medida que avanzaban, podían ver cómo el pasillo llevaba hacia una sala principal más adelante. El sonido del agua corriendo era apenas audible, y los pequeños estanques que bordeaban el camino reflejaban la luz azulada de las linternas. Algunos de los puentes de madera estaban en ruinas, añadiendo una sensación de peligro inminente a cada paso.

Amelia intentó calmarse, respirando profundo. “Deberíamos llegar rápido a la sala principal y encontrar el abanico antes de que algo más nos encuentre a nosotros”

Noah asintió. “De acuerdo. Pero manténganse unidos. Cualquier separación aquí podría ser peligrosa”

Los tres siguieron avanzando con cautela, cada paso resonando ligeramente sobre los antiguos puentes de madera, mientras el brillo espectral de las linternas seguía iluminando su camino hacia lo desconocido. Llegaron a la sala principal, el ambiente pesado del lugar no les pasa desapercibido. La habitación parecía una mezcla de belleza olvidada y peligro latente. Las paredes, ennegrecidas por el fuego, contrastan con los paneles de bambú y piedra que intentan ocultar el pasado del lugar.

Andrew miraba los paneles reparados: “Vaya, aquí pasó algo serio. No me sorprendería que este lugar haya ardido más de una vez...”

“Sí, pero alguien se esforzó en reconstruirlo. No sé si es más espeluznante que lo dejaran a medias o que intentaran salvarlo”. Dijo Amelia mientras rozaba un panel de bambú.

“Miren esos dragones... parecen tan reales, como si en cualquier momento fueran a salir de la madera y atacarnos”. Decía Noah.

“Genial, justo lo que necesitamos... más cosas que nos quieran devorar”. Amelia estaba más nerviosa.

Cuando entran al centro de la sala, la presencia del altar de piedra se hace más imponente. La estatua del Dragón Meditativo brilla con una luz tenue, reflejando las escasas luces espectrales de las linternas del pasillo. Los ojos de amatista de la criatura parecen seguir sus movimientos, casi como si los analizara.



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En el texto hay: fantasia, misterio, terror paranormal

Editado: 31.10.2024

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