Life Eternal

CAPITULO 1: See The Light

     Estamos en un edificio de departamentos, al parecer hay un psicópata dentro o eso sospechamos por como las cosas se han estado dando, yo llevo bajo mi mando al equipo Ghost, todo mi uniforme es negro, traigo el rostro cubierto por un pasamontañas y una boina, negros ambos de igual manera. Estoy esperando las órdenes del Coronel Kaspar para que entremos. Del otro lado del edificio está Leo, mi hermano, con su grupo de asalto, el nombre código de él es Diablo, supongo que de alguna forma en honor a papá.

     Me mantengo pegada a la puerta esperado la señal, siento que el tiempo avanza de manera lenta, mi corazón late rápido y puedo escuchar los látidos de todo mi equipo. El edificio es viejo, las paredes están descuidadas y algunas llenas de graffitis, las ventanas que no están rotas, están sucias, opacas, es casi imposible ver hacia dentro. Respiro calmadamente, mientras recuerdo por que estamos aquí. Llegó una denuncia, gritos en el departamento del último piso, disparos, un aroma poco usual, vive ahí una familia de cuatro, el padre es alcohólico y ya tiene denuncias en su contra por violencia intrafamiliar, uso de drogas y robo, en teoría estaba reformandose, en grupos de ayuda, pero parece que no fue suficiente, tiene a la esposa y los niños dentro, amenazados, los vecinos escucharon gritos y llenos de pánico decidieron denunciar, sospechan que el hombre tenga más cuerpos dentro del lugar, el aroma a descomposición está invadiendo todo el edificio. 

-Equipo Ghost, equipo Diablo... entren...- Escucho en mi oído la voz del Coronel, esa era la señal que esperaba. 

     Volteo hacia mi escuadra y de inmediato giro a la puerta, la pateo y me dirijo hacia las escaleras, mi hermano entra del lado contrario y con forme subimos, nuestros soldados se van quedando en cada piso con el fin de mantener un perímetro seguro, no vamos a perder por una equivocación al mal nacido. Subimos y subimos, poco a poco Leo y yo nos vamos quedando sin soldados, pero sinceramente entre él y yo podemos controlar la situación y el coronel lo sabe. Llegamos al departamento exacto, me pego a la puerta y veo a Leo que se acerca, intento agudizar mi oído, pero no escucho más que llantos ahogados y ligeros movimientos, nada violento o llamativo, el olor es insoportable. Cuando veo hacia Leo asiento con la cabeza y de inmediato se pone frente a la puerta, dispara en la chapa y la patea despegandola de las visagras, entramos y vemos que todo está iluminado por la luz de la velas, hay una en cada esquina, se siente el calor que irradian, caminamos viendo todo a nuestro paso, pero pareciera que el departamento está solo. Leo se adelanta, escucho un grito histérico, volteo y noto como una mujer de mediana edad corre con un cuchillo de cocina, mi hermano la recibe y la sujeta de ambas manos con el fin de controlar su ataque, pero logra moverlo hasta hacerlo chocar contra la pared, la fuerza de la mujer es irreal, le apunto con mi arma y noto que algo no está muy bien, la mujer tiene los ojos negros totalmente, parecen los ojos de un tiburón, fríos, profundos, sin sentimientos. 

     Gruñe y se agita intentando alcanzar a mi hermano con su boca, avienta mordidas a diestra y siniestra mientras que cae de sus labios una saliva espumosa y densa, Leo solo intenta alejar su rostro de ella, apunto directo a la cabeza, sospecho que la mujer está poseída y lo puedo asegurar por todo el tiempo que he convivido con demonios, que he hecho exorcismos, pero estoy en servicio y permitir que ataque a un compañero sería reprobatorio, pero matarla también implica ayudar a que el demonio se apodere de su alma, se alimente de ella y se vuelva más fuerte. Bajo la mira y disparo en ambas piernas haciendola caer, se retuerce de dolor en el piso y de inmediato dos de los hombres entran y le esposan las manos detrás de la espalda mientras sigue retorciendose. Veo a Leo que está recobrando el aliento aún con la espalda pegada a pared. 

-Tardaste demasiado...- Dice cerrando los ojos y respirando de forma agitada. 

-Lo siento... - Veo a la mujer que a pesar del dolor sigue retorciendose, parece que a los hombres les está costandolo controlarla hasta que uno de ello le da un cachazo en la cabeza y la deja inconsciente. 

     Del otro lado de nosotros vemos una puerta, está cerrada con cadenas y tiene pasadores a todo lo largo, alguien no quiere que se abra. Tanto Leo como yo avanzamos lentamente y vemos que en la madera de esta hay pequeños jeroglíficos tallados, son inscripciones que no reconozco, hago un movimiento con la cabeza invitando a uno de los que me acompañan a acercarse, este saca una cámara y empieza a tomar fotos de todo, cuando termina disparo en el candado que mantiene la cadena unida, esta cae de inmediato al piso haciendo un ruido metálico estrepitoso y fuerte, quito cada seguro y cuando giro el pomo no abre, está bajo llave también, apunto de nuevo mi pistola y vuelo la chapa, se abre lentamente la puerta y poco a poco me deja ver a dos niños, uno más grande que otros, están abrazados y nos ven fijamente con miedo, guardo mi arma y me hinco frente a ellos, noto que toda la pared tiene crucifijos colgados, incluso la puerta por dentro. Me quito la boina y el pasamontañas mostrando mi rostro para no asustarlos más.

-¿Están bien? Venimos a ayudarlos...- Les digo con una sonrisa en los labios y extiendo mi mano hacia ellos, noto que están embelesados conmigo. 

-Un... ángel...- Dice uno de ellos sin quitarme la vista de encima, les sonrío y deciden levantarse y caminar hacia mí lentamente. 

     Tomo sus manos y los encamino con otro de mis compañeros que los acoje, carga al más pequeño y sale con ellos por la puerta. Suspiro con pesadez. ¿Qué demonios pasó aquí?. Volteo de regreso hacia Leo que me ve fijamente, gira hacia una puerta que está hacia el final de un pasillo, hay algo ahí, los dos lo sentimos y no es humano, saco de nuevo mi arma que, aunque no es tan letal, funciona. Caminamos los dos sin quitar la vista de puerta hasta que estamos frente a ella. Lo veo fijamente y giro la perilla, él es el primero en entrar, yo lo sigo de cerca, es una habitación pequeña y en el centro está una cama, junto a una ventana, un hombre está sentado en ella, con las manos apoyadas sobre sus rodillas, parece calmado, metódico. 




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