Life Eternal

CAPITULO 21: I Just Want You

     Estoy recostada sobre su pecho, escucho su corazón y siento el movimiento que provoca su respiración, sus dedos describen círculos en mi espalda mientras los míos trazan y delinean cada cicatriz. Me levanto para poder ver su rostro y su sonrisa se hace amplia, su mano se acerca a mi cara, acaricia mi mejilla y acomoda mi cabello detrás de mi oreja. 

-Creo que no fue el mejor lugar para hacer esto...- Le digo mientras me hinco y busco con la mirada mi ropa.

-Podemos ir a mi habitación... te será más cómoda...- Volteo a verlo y noto como sonríe pícaramente, no puedo evitar poner los ojos en blanco, me levanto y empiezo a vestirme, junto la ropa que está regada en el piso. -Incluso podriamos tomar una ducha... creo que sería lo más apropiado después del... entrenamiento que tuvimos...- Volteo hacia él con una sonrisa en la boca, la única prenda que me falta es mi playera y la tiene él colgando entre sus dedos, la ve fijamente. Me acerco y se la arrebato mientras lo veo con desaprobación. 

-Por el momento no... gracias...- Me volteo y me pongo la playera mientras él se viste también. Cuando estoy acomodando mi cabello lo mejor que puedo él se acerca y me abraza por la cintura, mi piel se eriza en cuanto su barbilla se apoya cerca de mi cuello y siento su respiración rozando mi piel. 

-Prometo nunca fallarte...- Volteo hacia él y me abrazo de su cuello, su mirada me hace sentir que en verdad está comprometido, lo abrazo con fuerza, sinceramente quiero creer en su palabra. 

-Más te vale...- Me separo de él y le doy un beso suave y tierno que él corresponde de inmediato. En eso escuchamos que alguien toca a la puerta y nos separamos lentamente al mismo tiempo que volteamos. Esta se abre lentamente y es Daniel quien entra algo angustiada, Hariel se pone alerta y camina hacia ella con interés.

-Diana está allá afuera... quiere que te reunas con ella y con la inquisidor Aradia en la habitación de Nuriel... - Cuando dice eso Daniel se eriza mi piel y antes de que Hariel decida hablar lo tomo del brazo como intentando detenerlo. 

-Espera... espera... - Digo viendo fijamente a Hariel, Daniel también parece prestarme toda su atención. -Descubrí que Aradia es hija de Diana... y que Aradia fue a Israel con Nuriel y atacó un lugar donde tenían custodiadas las astillas... no son de fiar... - Clavo la mirada en Hariel, parece que todo lo que le dije lo deja pensando.

-¿Cómo sabes todo eso?- Dice Daniel acercandose a mí. -Son acusaciones con mucho peso... si no tienes pruebas mejor no digas nada...- Parece alterada y temerosa. 

-Tengo un contacto... eso es todo lo que voy a decir... pero el que nada debe nada teme... dejenme meter a sus mentes y conseguiré todas las pruebas que quieran...- Le digo segura de mi manera de trabajar. 

-Dudo que esa sea una opción... Diana no lo permitiría aunque fuera inocente...- Dice Hariel y me voltea a ver con preocupación. -Ve a la habitación de huéspedes y quedate ahí... yo me encargo de todo...- Voltea hacia Daniel con seriedad. -Diles que iré a tomar un baño y voy con ellos... no tardo...- Daniel asiente con la cabeza y sale de la habitación con nostros a sus espaldas, de repente Hariel me toma del brazo y me gira hacia él. -¿Estás segura de lo que me dices?- Entrecierra los ojos y espera pacientemente a que lo confirme. 

-Si... apostaría mi vida...- Le digo segura, tal vez mi confianza en Altair es ciega, pero quiero creerle, además eso justificaría muchas cosas. Veo como Hariel asiente con la cabeza. -Bien... ve a tu habitación... mantente ahí...- Acaricia mi cabello con su mano y nos damos un beso fugaz, pero tierno. Da un par de pasos hacia atrás sin quitar la vista de mí y después da media vuelta para correr hacia su habitación. 

     Yo hago lo propio, regreso a la habitación que me corresponde, entro al baño y me doy una ducha rápida, si cree que me quedaré aquí encerrada está equivocado. Salgo del baño y busco entre los cajones algo de ropa limpia, pero claro, todo es blanco. Saco un vestido corto sin mangas tipo estraple, en cuanto me lo pongo se adecua a mi cuerpo como si estuviera hecho para mí. Tomo la empuñadura y la sujeto a mi cintura con el cinturón que traía. Salgo de mi habitación y como si nos hubieramos puesto de acuerdo veo caminar por el pasillo a Hariel, con el cabello aún húmedo, trae una playera negra que le queda bastante ajustada, unos pantalones de mezclilla y unas botas, que bueno que él no se viste todo de blanco como la mayoría aquí. Cuando me ve se sorprende, se detiene justo frente a mí.

-¿Qué haces fuera de tu habitación?- Me dice algo confundido, busca en mis ojos la respuesta, pongo mis manos en su cintura al mismo tiempo que él me toma de los brazos, sus pulgares acarician mi piel con cariño. 

-No irás solo... tengo que estar... después de todo hablarán con Nuriel, yo lo capturé... y si Aradia estará presente... yo también soy inquisidor, debo de estar ahí...- Le digo con molestia en la voz, él parece sorprendido por mi actitud que tome, pero al final sonríe y me ofrece su brazo para que vayamos juntos. Le sonrío y lo tomo no sin antes dedicarle mi mejor sonrisa.

     Caminamos por el lugar, este sitio está lleno de pasillo, entramos a uno y salimos de otro, siento que ya me perdí, me doy cuenta que el pasillo al que llegamos, aunque no tengo idea de como lo hicimos, tiene muchas puertas, pareciera que solo son habitaciones. Nos paramos frente a una puerta que no se ve diferente de las demás. Hariel me ve por un instante y antes de abrirla me voltea hacia él, su mano levanta mi barbilla y deposita en mis labios un beso suave, apenas dura unos segundos, pero siento como si me hubiera robado el alma. Me guiña un ojo y procede a abrir la puerta de la habitación, me cede el paso y veo a Nuriel en la cama, despierto, parece algo mareado me ve y parece no reconocerme o por lo menos no del todo. Diana se encuentra a su lado y mi presencia la toma por sorpresa de inmediato intercambia miradas con Aradia, desde lo que hablé con Altair simplemente no les tengo nada de confianza. Hariel entra detrás de mí y cierra la puerta, el primero en alzar la voz es Nuriel. 




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