Life Goes Better Together

3

Apenas la puerta se cerró, Mew miró fijamente a Gulf y comenzó a hablar.

Parecía que llevaba años queriendo hablar con alguien. Le habló como si lo conociera desde hacía mucho tiempo y no desde los últimos veinte minutos. Habló con voz insegura, atropellada, nerviosa. Pero le habló.

Y Gulf, sin quitar su mirada de los ojos de Mew, lo escuchó con atención, percibiendo quizás que aquella situación era más una excepción que una cosa de todos los días.

–Soy Mew, tengo veinticuatro años y soy de sagitario. Cuando tenía diez años, descubrieron que tengo una muy rara enfermedad. Me falta una proteína que mi cuerpo no fabrica y eso afecta mis músculos. Puedo dar dos ó tres pasos, a veces más. Pero hay días en los que ni siquiera me puedo mantener en pie sin ayuda, o sostener un libro con las dos manos sin que se me caiga.

Gulf ya había notado la inusual cantidad de libros esparcidos por toda la habitación.

–Amo leer.– continuó Mew– Bueno, es lo único que me entretiene, estando aquí, así. No me gusta salir. Las calles, las personas me dan miedo.

Gulf sospechó que aquel miedo podría ser en realidad vergüenza o dolor. Sabía cuán cruel podían llegar a ser las personas con aquellos que parecían ser diferentes.

Volvió a mirar a Mew a los ojos y lo animó a que siguiera hablando. No se le escapó el brillo que ahora tenía aquel joven en sus ojos rasgados.

Mew se tomó unos segundos para pensar.

–¡Me encanta la pizza!– dijo de pronto con la emoción de un niño pequeño– Pero no la como muy seguido. Me encanta el agua, la lluvia, los atardeceres y...me encanta despertar por las mañanas sin haber tenido pesadillas...– Mew parecía avergonzado otra vez.

–Yo también tengo pesadillas a veces.– le confesó Gulf en voz muy baja.

Mew lo miró sorprendido.

–Fue un placer conocerte, Mew. Tengo que irme al taller ahora pero...¿quieres que te vuelva a visitar mañana?

Mew se mordió el labio nervioso.

–Hay algo que... me faltó decirte y no sé si quieras regresar mañana después de que te lo diga...

Gulf lo animó a hablar.

Mew, temblando de pies a cabeza, dijo con voz avergonzada:

–Soy gay...y creo que eres muy lindo...

Antes de que Gulf pudiera reaccionar,la puerta del dormitorio volvió a abrirse.

–Gulf, si vas para el taller, ¿me llevas?

Alyn se había cambiado de ropa. Usaba ahora un vestido muy corto y escotado. Y le hablaba a Gulf con ese tono de voz de niña caprichosa que usaba siempre que buscaba convencer a los demás de cualquier cosa.

Gulf la miró por un segundo y respondió:

–Lo siento pero no voy para el taller.– luego se levantó. Se acercó a Mew que lo miraba pálido y expectante. Y regalándole un dulce beso en la frente, le susurró–Hasta mañana, Mew.

Mew pasó el resto de la tarde, sólo en aquella habitación, acariciando su frente como si estuviera acariciando aquel rostro bello y angelical que había aparecido de la nada, y había entrado a su vida hasta ahora tan dolorosamente triste y solitaria.

–Hasta mañana, Gulf.– repitió Mew a la oscuridad justo antes de quedarse dormido.

 

 




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